El gobierno mexicano ha pagado miles de dólares por rentar los Boeing 787 de Aeroméxico con motivo del traslado de suministros a China. Además, ha necesitado recurrir a las aeronaves de la Fuerza Aérea Mexicana destinadas a carga y transporte de personal militar para repatriar a nuestros connacionales con motivo de la suspensión de vuelos en la pandemia.

Asimismo, el ala de transporte pesado de la FAM ha dedicado muchas horas a trasladar equipo y material médico a distintos estados del país para atender la emergencia sanitaria con motivo del Covid-19, poniendo a trabajar horas extra a sus equipos aéreos.

Pero a pesar de la situación y la necesidad de recursos para realizar vuelos que permitan lo mismo llevar toneladas de suministros o traer de vuelta a ciudadanos mexicanos varados en el extranjero, el avión TP-01 José María Morelos es dejado en un hangar de Estados Unidos, por lo que se paga renta y en dólares.

Lo curiosos del tema, es que dicha aeronave, un Boeing 787 –igual a los de la línea aérea contratada para traer material de China– es desperdiciada en momentos en que urge un avión de estas características para cumplir este tipo de tareas y apoyar los esfuerzos gubernamentales ante el coronavirus.

Pero parece que no importa mucho esto, pues puede más convertirlo en un símbolo de una presidencia que no termina de pelear con sus propios fantasmas del pasado.