El trabajo informal, es uno de los grandes talones de Aquiles de la economía mexicana, pues aunque tiene un gran peso en el Producto Interno Bruto también es un detonante de condiciones de pobreza; y en los próximos meses tendrá un efecto multiplicador al aumentar el número de personas con condiciones de precariedad laboral. En este rubro se incluyen los empleos no regulados y aquellos que no generan apoyos económicos ni otro incentivo marcado en la ley; siendo un sector con una fuerza laboral que, contando la pérdida de empleos estimada para los próximos meses, podría alcanzar más de 12 millones de personas.

Pese a que México tiene capacidad de generación de empleo, en el sexenio pasado se crearon más de 4 millones de empleos formales, los efectos de la pandemia de Covid-19 serán fuertes. La economía caerá por lo menos -10 por ciento para este año y la informalidad crecerá de manera sustancial, afectando sobre todo a la población joven, que es la que más preocupa, pues de acuerdo al CONEVAL un lento crecimiento económico propicia que las personas jóvenes, que tienen menos experiencia o capacitación, ingresan al mercado laboral por medio de un empleo informal.

Ante este panorama, se debe pensar en estrategias necesarias para detener el proceso de deterioro estructural y revertir la caída fomentando la inversión productiva pública y privada, ya que es la única forma de generar empleos. En otras palabras: INVERSIÓN ES IGUAL A PROGRESO.

Se deben evitar las transferencias de dinero clientelar que ayudan a algunos sectores, pero que finalmente empobrecen, ya que no solucionan el problema central, porque se les da el pescado pero no se enseña a pescar. En cambio, se deben promover incentivos fiscales para las empresas  porque esto será una forma de generar empleos formales. En este sentido, y considerando el panorama frente a la contingencia pandémica, se necesita evitar por todos los medios la bancarrota y mantener las finanzas sanas, específicamente para respaldar a las Pequeñas y Medianas Empresas que son el principal motor de la economía al generar 72 por ciento del empleo.

La estrategia actual del Gobierno Federal es fomentar un apoyo gubernamental de abajo hacia arriba, esto parecería correcto siempre y cuando se entienda que los factores determinantes para la economía son semillas de inversión que generan las  empresas y la producción de bienes y servicios. Regar en el desierto no genera riqueza.

Haciendo una alegoría, los árboles crecen de abajo hacia arriba, pero si se quiere que sean frondosos y den sombra, entonces se requiere fortalecer todo el sistema, porque  entre muchas cosas, para sembrar se requiere un buen fertilizante, agua, muchos cuidados y, por supuesto, las semillas correctas, pues si solamente se le pone un poco de agua a la tierra no brotará más que, si acaso, un arbusto. Entonces,  lo que se busca es generar un BOSQUE ECONÓMICO FRONDOSO, capaz de proteger a los arbustos y plantas más pequeñas, y para ello es necesaria la inversión, capacidad productiva y desarrollo de tecnologías.

A largo plazo, la estrategia más efectiva para mejorar el mercado laboral, es contar con un sistema de educación y formación eficiente. Educar a la gente, formarla a lo largo de la vida con competencias, habilidades y un espíritu de progreso es fundamental. Asimismo, se debe inculcar una cultura económica del PROGRESO Y NO DE LA POBREZA, de trabajar para generar riqueza y no sólo de recibir dinero sin el menor esfuerzo.

Es tiempo de creer que México está destinado a la grandeza, y que nosotros -y sobre todo los jóvenes- somos las semillas que germinarán en un país con mejores oportunidades para todos.