¿Por qué aplauden?
La mayoría de articulistas, analistas, han escrito en términos neutrales acerca del viaje de AMLO a Washington, porque no hubo contratiempos. Es decir que al entendimiento de los más, lo bueno del viaje es que no pasó nada malo.
Lo bueno del viaje es que López Obrador se apegó al guión original y evitó sus terribles improvisaciones.
Lo bueno del viaje del Presidente a Washington es que todo fue coordinado y arreglado por Marcelo Ebrard, indiscutiblemente el único funcionario de esta administración que es un estratega excepcional, que analiza, calcula a largo plazo y evita desviaciones.
En resumen para gran cantidad de plumas de colegas, lo bueno del viaje es que no pasó nada malo durante el viaje a Washington. Tal vez por ahí alguien esperaba que López le recordara la progenitora a Trump, o por el contrario, Trump le pasara la factura a López por la construcción del muro.
El enfoque internacional correcto
Pocos comentarios mereció el viaje de López Obrador en la prensa internacional. Algunos registraron el evento como parte de una agenda secundaria en Washington. Otros destacaron la grosería del Presidente mexicano de no reunirse con congresistas de los dos partidos. Otros más simplemente enunciaron que será difícil para México la diplomacia con EEUU de llegar a ganar Joe Biden del Partido Demócrata las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre.
Encontré un análisis breve pero excelente, que resume con exactitud los frutos del viaje aludido.
Fareed Zakaria es un analista internacionalista, geopolitólogo, periodista. Tiene un programa los domingos en CNN internacional que se llama Fareed Zakaria GPS.
En su programa del pasado domingo 12 de julio trató varios temas como siempre.
Al final dedicó un espacio a la visita de AMLO a Trump en Washington (véase su programa domingo 12 julio, https://www.cnn.com/audio/podcasts/fareed-Zakaria-GPS ).
El periodista enfocó la visita dentro del contexto del populismo demagogo que ha contagiado a varias partes del mundo: Rusia, Hungría, Turquía, y al día de hoy claramente tres países con el mismo tipo de populismo en nuestro Continente: Brasil, México, EEUU.
He aquí el texto de este analista periodista sobre el viaje de López Obrador a la capital estadounidense:
Cuando el Presidente de México visitó la Casa Blanca esta semana, él y Trump fueron todo sonrisas. Imposibles pero claros aliados, uno se define como izquierdista y anterior activista de los derechos indígenas; el otro como un billonario y desarrollador de bienes raíces hecho por sí mismo y su personal esfuerzo. Ambos son populistas anti establishment o anti statu quo, y es esta similitud lo que les ha impedido a los dos sortear y resolver las crisis que cada uno vive en sus respectivas naciones: la pandemia del Coronavirus por ejemplo.
Cada semana las infecciones de Coronavirus alcanzan niveles más elevados en ambas naciones. ¿Cómo le hicieron para llegar a niveles tan graves de contagios? Muy sencillo.
Los populistas que tienden al cultivo de la personalidad tienen una capacidad limitada para ver el todo político y resultan ineficientes para resolver problemas como una pandemia. Entonces culpan a crisis externas de los resultados para nunca dañar la imagen del líder que cultiva su propia personalidad.
Así Trump ha insistido desde el mes de febrero que él ha logrado domar al virus. Por lo tanto el tema es caso cerrado y hay que resolver otros temas de interés para el líder.
Por su parte AMLO inclusive publicó temporalmente unos cartelones o pósters que decían, “no es grave”, en referencia a la pandemia.
El mayor problema de esta clase de populismo es su rechazo por las élites de poderes fácticos, incluyendo las voces de sus propios expertos. De esta forma Trump ha hecho caso omiso de sus asesores calificados que recomiendan cubre bocas, pruebas por cada cien mil habitantes y tratamientos para los pacientes, así como la estrategia de aislar poblaciones.
De manera similar AMLO tardó mucho en aceptar el encierro poblacional, consideró las pruebas como gasto innecesario, pérdida de tiempo y desperdicio de recursos.
Otro caso, el Presidente de Brasil se ha convertido en el ejemplo de lo que significa hacer caso omiso a todas las recomendaciones de sus expertos y de la comunidad internacional, esto es, hasta que se contagió de Coronavirus la semana pasada. Es más, hace un par de meses declaró que aún cuando se contagiara no sufriría gracias a su condición atlética. Atendió a mítines anti encierro de las comunidades, participó en concursos de “lagartijas” atléticas.
Como Trump y AMLO, Bolsonaro no escucha a los expertos ni a las recomendaciones que emiten. El Center for Economic Policy o Centro de Políticas Económicas encontró que los seguidores de Bolsonaro han caído de manera importante debido a su irresponsabilidad para liderar a su país en cuanto al distanciamiento social. Así es que ahora Brasil tiene el segundo lugar mundial de mayores contagios, rebasado tan solo por los EEUU. La infraestructura de servicios ha sido por mucho rebasada.
Bolsonaro, Trump, y López Obrador, han visto caer sus márgenes de aprobación poblacional. Esto ha inducido a una pregunta de los observadores internacionales: acaso el problema de la pandemia signifique el principio del fin de los gobiernos populistas, demagogos, de alabanza a un solo individuo.
Es muy pronto para saberlo. Tómese en cuenta que las pandemias traen desastres económicos, graves problemas de ansiedad y polarización social, que se suman como bombas de gran impacto en las sociedades gobernadas por populistas.
Hasta aquí con las palabras de Fahreed Zakaria.
AMLO aprovecha el viaje para distraer lo grave que ocurre en México
En un reciente informe de las Naciones Unidas, se estima que en 2020 el porcentaje de mexicanos en situación de pobreza crecerá de 41.5 por ciento en 2018 a 50.3 por ciento; mientras que el porcentaje de mexicanos en situación de pobreza extrema pasará de 10.6 por ciento a 18.2 por ciento. Es decir que debido a la crisis, el número de mexicanos pobres se incrementará en más de once millones, entre los que el número de mexicanos que vivirá básicamente en la indigencia incrementará en más de nueve millones.
En América Latina y parte del Caribe, México es el país donde se estima que crecerá más el porcentaje de personas en extrema pobreza de 2018 a 2020 (“El Impacto del Covid-19 en América Latina y el Caribe” documento que acaba de ser publicado por Naciones Unidas).
Por su parte en su más reciente “Examen de la Situación Económica de México”, Citibanamex estima una severa contracción del 16.5 por ciento para este segundo trimestre del año, lo que derivaría en una baja del -11.2 por ciento para la economía mexicana en todo el 2020.
Para todo el 2021 proyectan una alza del 4.1 por ciento. Estudios económicos de Citibanamex estima que será hasta 2025 cuando la economía mexicana vuelva a los niveles anteriores a los ocasionados por la crisis del Coronavirus. Lo anterior se suma a las pésimas, perversas decisiones del Ejecutivo, que negaron al país una estrategia Contracíclica económico financiera.
He ahí los extraordinarios resultados de la 4T con sus políticas frívolas y egoístas frente a 130 millones de mexicanos desamparados por la pandemia y la crisis económica. Nosotros valemos un cero a la izquierda para López Obrador y su proyecto anti democrático.
Conclusión
Lejos de lo que todos hemos dicho, el viaje de López a Washington se debió a que Trump mandó llamar a AMLO. Nuestro gran Presidente acudió presto a la invitación del otro déspota.
Los dos se necesitan.
Uno se quiere reelegir en noviembre.
El otro quiere consolidar poder absoluto, dictatorial, eliminar la democracia liberal y las elecciones limpias para las intermedias del próximo año.
López Obrador cometió un pecado mortal: Con su visita, con sus palabras y comitiva, le otorga un perdón con borrón y cuenta nueva al Trump que no ha cejado de 2015 al día de hoy en atacar, discriminar y devaluar al máximo a los mexicanos y a nuestro país.
Esto último, tanto acá como allende el Río Bravo, no le va a ser perdonado al Presidente López Obrador ni por propios ni extraños.
La unción con la que AMLO acudió a Washington, las palabras mutuas de reconocimiento y aplausos no hicieron sino refrendar al Quasimodo del norte, para que tal vez, de ganar la reelección presidencial, se porte mejor con México, con su amigo López. Esto último es un sueño guajiro. Es parte del desconocimiento de la política internacional del Presidente mexicano.
El elogio a la cooperación forzada mexicana en el control de la migración fue una advertencia para AMLO. Me pregunto cómo lo van a digerir los militares y marinos de muy alto rango.
Aún así analicen ustedes: no hubo crítica alguna al gobierno mexicano por la pérdida de control de la seguridad frente al narcopoder creciente y descontrolado cada vez más en nuestro país.
Por su parte López Obrador no abogó por DACA o Dreamers, ni tampoco por los mexicanos ilegales por allá, ni siquiera comentó de los brutales centros de detención o que México es país de detención en tránsito de miles y miles de extranjeros en suelo nacional.
Desconcertó a diplomáticos mexicanos y estadounidenses que no haya tenido ni un solo encuentro con representantes de las comunidades mexicana y México-americana durante su viaje.
¿El tema de las armas? ¿Cuáles armas? Cero comentarios.
¿Algún apoyo económico a un gobierno prácticamente quebrado como el mexicano? Tampoco.
Firmaron de palabra un acuerdo de no agresión.
Trump seguirá con el muro, hostigando extranjeros en la frontera sur, y por supuesto con sus prácticas racistas.
A última hora Trump avisó que lo acompañarían grandes empresarios a la reunión. Grandes fondos internacionales de inversión, empresas petroleras, de energía, y otros más.
Con aquello de la reciprocidad la comitiva mexicana tuvo que llevar igual número de empresarios mexicanos. Al final llevaron a grandes empresarios sí, pero del equipo “cuate” de López. No invitaron a las grandes organizaciones empresariales; tampoco a empresarios centrales del Cuarto de Junto que colaboraron arduamente en la elaboración del T-MEC. No. Simplemente a cuates del club de López.
AMLO continuará con la cancelación de fideicomisos, buscando la eliminación de la autonomía del INE para volver a controlar las elecciones intermedias, reactivará la economía relacionada con el T-MEC, porque a los dos déspotas les agrada ese acuerdo, serán ambos indiferentes ante el número de contagios y muertes por Coronavirus. Lo que les urge es recuperar popularidad para impedir a toda costa el avance de los grupos políticos contrincantes.
A López Obrador no le interesa la violencia del crimen organizado. Tampoco la violencia de género, los feminicidios. Ya lo dijo en una mañanera al responderle a Isobel Yeung reportera de Vice News, y cito: “Estamos protegiendo a las mujeres, se castiga al feminicidio, no ha habido disminución del presupuesto, nunca se había protegido a las mujeres como ahora, tampoco se violan derechos humanos. No es el Mexico de antes. No hay tortura, no hay masacres, se construye la paz con justicia. Nunca los pobres, las mujeres vulnerables habían tenido tanto apoyo”. El cinismo investido de figura presidencial. Lo cierto es que en días pasados le recortó otros 37 millones de pesos al presupuesto de protección contra la violencia de género, cuando son asesinadas diez mujeres al día.
¡Ese es el López envalentonado después de su viaje a ver al César del norte!
López Obrador seguirá ahorcando a los empresarios.
Su gobierno hostigará hasta donde le de la gana a grupos nacionales y extranjeros de empresarios relacionados con energías. Trátese de hidrocarburos, energías de transición o limpias, la ley no valdrá, sino la santa voluntad y traumas del pasado del déspota en turno.
López Obrador hará un espectáculo de la detención de un par de corruptos del sexenio pasado. Pero no para hacer justicia. Los aprovechará para su campaña del 2021. Va a aplicar las denuncias de los detenidos para que inculpen a miembros del PAN que le estorban. Al PAN le teme. Al PRI lo conoce y con ese partido logra establecer acuerdos.
Al pueblo circo, ni siquiera pan, bajo el lema de combate a la corrupción.
Trump logró que López le diera la espalda a los demócratas, a Joe Biden. López Obrador le dio el espaldarazo a su reelección.
A cambio López Obrador logró que Trump le permita armar su socialismo dictatorial chichimeca.
De ganar la reelección Trump no sabemos la clase de monstruo que nacerá más perverso en EEUU.
Por lo pronto en la visión estrecha de nuestro amado mesías, la mesa está puesta para fortalecer su imagen de aquí a diciembre, que ya será plena campaña para las intermedias.
Ahí veremos todo el dinero que ha salido de los presupuestos federales.
Dónde si no van a ir a dar esos dineros: A campaña, mordidas, dádivas.
Con o sin Morena. Eso es lo de menos. Pero López quiere el poder absoluto, en todo, de todo, para el 2021.
La pobreza extrema creciente le vale un soberano cacahuate.
He ahí damas y caballeros la resultante del nefasto viaje a Washington.
Se reunieron dos energúmenos. Salieron ambos contentos y más amigos … por lo pronto.
El legado de estos populismos será un daño de gran calado, en términos económicos, de empleos, de empresas quebradas, de salud, de educación, de libertades democráticas y de expresión, a la palabra y a los hechos, de seguridad, que llevará muchos años reponer, para las sociedades que votaron por estos individuos populistas, demagogos, que aman el culto a su propia personalidad.
Trump y Lopez son dos déspotas perdidos en la modernidad del Siglo XXI que cada vez serán más intolerables para las necesidades de las sociedades modernas.
Mexicanos, ahí tienen su maldito viaje a Washington.
Jódanse todos.
Todos ponen.
Tomen todos.
Efrén Flores es licenciado en Economía. Durante más de 35 años se ha dedicado a la comunicación en medios electrónicos impresos, con temas financieros, económicos, empresariales, estratégicos, RSE, PyMEs, y nuevas tecnologías que revolucionan a nuestro mundo. Es conferencista en México y en EEUU. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor. Efrén Flores nunca ha pertenecido a Partido Político alguno.

