No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, el día de rendir cuentas ha llegado, ambos lo saben, uno pagará y el otro cobrará, en medio estamos los ciudadanos de la república, no podemos culpar al ejecutivo norteamericano, él está haciendo su trabajo, cualquiera en su posición lo haría.
Desde que inició su mandato, decidió agachar la cabeza, doblar las manos, mientras el vecino del norte un día nos vituperea, otro nos maldice y otro nos felicita; nuestro presidente guarda silencio, lo manda saludar, le agradece.
La historia con Donald Trump, ha sido complicada por decir lo menos, cuando candidato exaltó el nacionalismo norteamericano, el sentimiento anti inmigrante, xenofobia y racismo, nada nuevo, nunca entre habitantes de ambos países habíamos tenido una relación tersa, aunque nunca falto la cooperación, las buenas formas diplomáticas, los grandes negocios; el norteamericano promedio no siente empatía por sus vecinos del sur.
En medio de tanta polémica, la administración peñista decidió apostar muy fuerte y tender puentes de entendimiento con el candidato y futuro presidente, mucho se criticó, pero incluso aquellos momentos difíciles ayudaron a construir una agenda bilateral que dio frutos, y hoy ese ha sido el único éxito del presidente López, la revisión y posterior aprobación del TLCAN.
¿Debemos algo? Mucho, las calificadoras nos han calificado a la baja pero no nos sueltan de la mano porque todavía tenemos líneas de crédito con el Fondo Monetario Internacional y con el Banco Mundial, nos dimos el lujo de despreciar el mercado petrolero por una causa ideológica y fue nuestro vecino del norte el que nos ayudó, perdimos una guerra comercial y cedimos la frontera como país seguro, ante la incompetencia y falta de previsión no hicimos nada y ahora los norteamericanos nos suplen respiradores y avíos médicos, mantenemos canales de comunicación en materia de seguridad e inteligencia y para ser sinceros, sin la intervención estadounidense nos encontraríamos a la deriva.
Prácticamente, en estos dos años, el presidente Trump ha gobernado el territorio mexicano, así que eso hoy, tenemos que pagarlo ¿Cómo? El presidente mexicano no fue invitado, fue requerido en hora, fecha y lugar; no es visita de estado, se alojará en algún hotel cercano a la Casa Blanca y no en ella, a pesar de que quiso salvar su poca dignidad y pidió la presencia del Primer Ministro canadiense, tal parece que la reunión es bilateral, los norteamericanos están dispuestos a darle la bienvenida en un vuelo comercial a pesar de los riesgos que ello implica, y lo más importante, no hay mesas de negociación para establecer agenda. Tiene que ir.
El presidente López va a granjearle el “voto latino” al candidato Trump, seguramente se le recordará que está obligado a respetar al menos las inversiones estadounidenses, que el imperio no apoya ni patrocina experimentos como el de Salvador Allende o el de Hugo Chávez, mucho menos en su patio trasero, probablemente le deslicen el sempiterno “tus problemas nos afectan, pero mantenemos instancias de cooperación y canales de inteligencia civil y militar para mejorar”, o sea, no va porque quiere, sino porque lo van a utilizar, tiene que pagar.
¿Ganará algo? Sí, es muy probable que le compartan información sobre sus enemigos favoritos, sobre cárteles del narcotráfico distintos al de Sinaloa, una o dos líneas de crédito para poder transitar el 2021. Pero tiene mucho que perder, sobre todo si el candidato demócrata gana la elección este 2020, entonces sí, adiós cooperación, adiós inteligencia civil y militar, adiós líneas de crédito, adiós, adiós, adiós.
La apuesta de López es un millón de veces más fuerte que la que decidió jugar el presidente Peña, por lo tanto, hay más que perder, en palabras del dramaturgo estadounidense Arthur Miller “hay hombres que no suben después de caer”…
Nota:
En Siempre! hemos decidido celebrar nuestro aniversario dándole al lector la experiencia de leer en libertad, de forma crítica y propositiva; espacios como estos se encuentran en proceso de cooptación gubernamental o de extinción oficial, afortunadamente este no es el caso.
Beatriz Pagés se ha plantado y ha defendido uno de los últimos reductos del pensamiento libre, la prensa crítica, a ella todo mi agradecimiento.
@DrThe

