En su documento, “La Libertad de expresión en la Constitución Mexicana”, –que forma parte de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM–, Miguel Carbonell, abogado mexicano con doctorado en Derecho por la Complutense de Madrid, escribe como lo ha hecho en varias ocasiones sobre La Libertad de Expresión.
Dice Carbonell en el documento antes citado: “El artículo 6 de la Constitución Mexicana contiene la libertad fundamental de expresión de las ideas en los siguientes términos: La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el Estado”.
Si algo llama la atención de este artículo, dice Carbonell, es que el texto parece dirigirse a las autoridades administrativas y judiciales, pero no a las legislativas. Ahora bien, en virtud de que la libertad de expresión está incorporada en varios tratados internacionales de derechos humanos que son derecho vigente en México, debe entenderse que la obligación de respetar la Libertad de Expresión se extiende también a los poderes legislativos. Hasta aquí las alusiones de Carbonell.
¿Democracia? ¡Entonces Libertad de Expresión!
La libertad de expresión es una de las condiciones de existencia y posibilidad de un régimen democrático. Es condición necesaria para que se pueda considerar que en un determinado país hay democracia. De lo contrario estaremos en una dictadura, en un país autárquico, o como dice el cínico dictador húngaro, en una Democracia Liberal.
La posibilidad de que todas las personas participen en las discusiones públicas es uno de los bienes más preciados para una sociedad Democrática. Constituye el presupuesto para la construcción de una racionalidad discursiva que permita la generación de consensos y la toma de decisiones entre los componentes de los diversos grupos sociales, pero que también encauce la expresión de los disensos, que en democracia son tan naturales y necesarios, como los acuerdos.
En los estados democráticos, la libre discusión es un componente jurídico previo a la toma de una decisión que afecta a una colectividad, e inexcusable para su legitimación. Sin una discusión libre no es posible una realización cabal del estado democrático.
Es La Libertad de Expresión lo que permite la creación de la opinión pública, esencial para dar contenido a varios principios del Estado constitucional, como lo son algunos derechos fundamentales. Por ejemplo, el derecho a la información, el derecho de petición, o los derechos en materia de participación política. La existencia de una opinión pública libre y robusta también es una condición para el funcionamiento de la Democracia Representativa.
El intercambio de opiniones e informaciones que se origina con la discusión pública, contribuye a formar la opinión personal, la cual al juntarse con las de los demás integrantes de la comunidad, conforma la opinión pública, que acaba manifestándose, -—a través entre otros, de los canales de la democracia representativa—, como voluntad jurídica del Estado.
Las limitaciones factibles no pueden existir en un estado democrático representativo; sí en cambio pueden establecerse reglas para el ejercicio de la libertad con responsabilidad, siempre y cuando esas reglas permitan que la libertad siga teniendo sentido. Así lo establece el Comité de Derechos Civiles y Políticos de la ONU, como también lo establece la Convención Americana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Libertad Es Democracia
Este gobierno mexicano se ha encargado de censurar una y otra vez la libertad con la que se expresan medios que no coinciden con las políticas públicas, o con el pensar de este Presidente.
Son, o eran casi todos. Dado que en México la justicia no la ejerce el más noble, ni siquiera el más justo, sino el que tiene el garrote más duro; y sucede que López Obrador amenaza, critica, desprecia a los medios formales. A todos. Sean medios de grupos empresariales, como Televisa, o Reforma, sea ahora Proceso, y qué decir de Nexos y Letras Libres.
Odia al Reforma, al Financiero, pero también al Excélsior, a El Universal, a columnistas, reporteros, intelectuales, académicos, ONGs, a los organismos autónomos, a todos los que expresen ideas sanas. Para este Presidente expresar razonamientos inteligentes, reflexivos, es sinónimo de estar en su contra.
¿A Televisa? La quería borrar del mapa. Pero dado que se le inclinaron sus socios hasta para la escuela por TV, ahora son bienvenidos a la familia de la sucia 4T. Y ¡oh vergüenza! Programas serios, críticos como Tercer Grado del canal 2, se convierten entonces en programas zalameros, en los que el VP de noticias actúa como censurador de excelentes periodistas. ¡Qué asco! Me imagino que les deben de pagar muy bien a quienes intervienen en esos programas, para soportar toda clase de frenos a su pensamiento.
Así Televisa respeta a su alteza serenísima, para no perder los favores del agraciado en el trono, ese que ejerce el garrote con locura nunca antes vista en el México contemporáneo.
En la lista, Nexos
Nexos ha criticado, analizado, documentado, temas intelectuales, políticos, sociales, económicos, se ha expresado con profesionalismo a favor o en contra de políticos y políticas establecidas por los gobiernos de un color o del otro. Por décadas es el oficio profesional de Nexos, más allá de las simpatías o desagrados que provoque su director general.
Claro está que si acaso se presenta un gobierno imbécil a gobernar nuestro país, aumentan las críticas; tanto al medio, como a sus directivos y colaboradores. Es decir, no hay una instrucción tácita de sus directivos a las plumas que escriben y firman sus artículos para que ataquen y destruyan a éste que reina desde Palacio.
¿Qué hace el medio? En este caso Nexos. ¿Sacar la cachiporra y darle con ella a quienes le den en la madre a los errores políticos, sanitarios, económicos de este imbécil gobierno? No me imagino a los directivos de Nexos comportándose así.
Un gobierno nuevo que aprende de sus primeros pasos se entiende que riegue el tepache. Dos años después, honestamente, o es un gobierno tarado, o perverso, o una asquerosa mezcla de ambos.
Nadie puede guardar silencio frente a las barbaries que se cometen en la calle por la violencia de la misma sociedad, ni por los criminales organizados, ni por los criminales de Palacio que desestiman la gravedad de la pandemia, subestiman la severidad de la crisis económica, que hizo metástasis Nacional por la irresponsabilidad intencional de un mandatario empecinado en las elecciones, en su 4T, mientras el pueblo, ese que dice amar, se cae en las calles por hambre o por Coronavirus.
Este señor nos quiere silenciar bajo el pretexto de que los medios conservadores atacamos Su democracia. ¡Ajá! Como si él fuera consustancial a la democracia. Antes de él no existía democracia; todo era oscuridad. Por eso con gente de su estirpe como la secretaria de la función pública, multan indebidamente a Nexos. Nexos no guarda silencio. Se defenderá en las cortes, y contrademandará seguramente.
Si siguen estos ataques a los medios de comunicación, a las ONGs, este señor habrá abierto sus cartas: No. Él no cree en las libertades, como tampoco en la IP. Atacar a los medios de comunicación, censurarlos, fustigarlos en las mañaneras, será la alarma que nos tiene que hacer reaccionar en contra de este perpetrador de violaciones flagrantes a la ley, al derecho, a la Constitución.
Que entienda este señor: No, no es que defendamos a Nexos y solo a Nexos. En última instancia nos vale un comino el producto Nexos per se. Lo importante resulta ser el conjunto; la suma de todos los medios, opinadores, articulistas, periodistas, reporteros, escritores, editorialistas, intelectuales, críticos, analistas, de izquierda, de centro, de derecha, fanáticos, de golpe de pecho, todos. Todos los que día a día queremos defender nuestra Democracia Liberal, y por ende defendemos La Libertad de Expresión, nuestra Libertad de opinar como en última instancia se nos venga en gana, siempre y cuando sea con el decoro que exige la profesión, la decencia de todos y cada uno de nosotros.
Es que defendemos nuestra democracia, La Democracia. Esa que es de todos los mexicanos. Para ser y ejercer democracia liberal, representativa, —como explica Carbonell en el documento arriba citado—: Es condición necesaria la Libertad de Expresión para que un Estado se considere en régimen de Democracia. Imposible la Democracia sin la Libertad de Expresión.
Libertad de expresión, libertad de hablar, de opinar, en uno o en otro sentido. ¡Nadie se atreva a tocar a la Libertad de Expresión! Dañando a la Libertad de Expresión se pondrá en entredicho el oficio Democrático de ese Estado Nacional.
Ahora bien, si conforme a derecho se descubre corrupción, cohecho, robo entre autoridades y medio, entonces que se denuncie al medio y a la autoridad. ¿Censurarlo para que durante tres mil años no pueda tener publicidad de gobierno alguno mexicano? ¡Bah! Eso es berrinche del jefe y de su empleada.
Con esa misma insensatez se puede afirmar que es capricho de la señora esa secretaria, para vengarse de los medios porque a su esposo lo corrieron de otra revista, Proceso. Entonces castigo a Nexos para vengarme de Proceso, porque corrieron a mi esposo de Proceso. ¿Que que qué? ¿Así quieren que razonemos, con sus enfermizas racionalizaciones?
Piense usted con la mente torcida de estos personajes, y llegará a la conclusión correcta.
¡Bingo! La distancia más corta entre dos puntos para ellos es el pentagrama en zigzag. Se eriza el cuerpo, ¿verdad? Claro. A ver quién logra razonar con estas engracias.
Usted, no conforme con robar dinero de poco en poco para que en su forma dislocada de razonar eso no sea robo sino colaboración; sí, usted es el primer destructor a partir de hoy de las libertades, de nuestras leyes, de nuestra Constitución. ¿Cómo se puede afirmar lo anterior? Porque quiere acabar con la Libertad de Expresión, y sustituirla por expresión a modo suyo. Por lo tanto, usted quiere acabar con la Democracia Liberal Representativa, esa que lo llevó a la silla presidencial.
Advertencia a Jóvenes y no tan Jóvenes
Darle el poder al gobierno para decidir quién y cómo opina, nunca puede lograr buenos resultados para la sociedad que lo permite. De allá venimos, ya no queremos ese escenario. Permitirlo es perpetuar al malvado en el poder, y las víctimas más y más serán en suma, el pueblo mismo de México.
Ese poder es perverso. Ceder ante ese garrote nos llevará a que pronto ya nadie pueda ni quiera hablar, ni opinar, ni se sienten a charlar con un comunicador, por el miedo a ser señalados y juzgados por la opinión de unos cuantos.
Hoy se pretende hacer que la voz de Nexos se convierta en irrelevante, como ya lo es la de Tercer Grado. Y por lo tanto la libertad de expresión, el artículo 6 de nuestra Constitución también será irrelevante.
Ya no quedarán voces que demanden la transparencia de las autoridades. Entonces, ¿Qué clase de gobierno nos gobernará, cuando ya no haya medios, ni organismos, que demanden la rendición de cuentas de ese gobierno? O estaremos siendo nosotros acaso testigos del ocaso de nuestra Democracia?
No se trata de principio o persona. Cuando hay grandeza y consistencia, hay coincidencia entre principios y personas.
Por eso apoyamos a Nexos, como a todos los demás medios, liberales, conservadores, a todos, ante los excesos del poder pequeño, acomplejado, de ese grupo que pasará muy pronto. Pero que si lo permitimos, habrá dejado a su paso graves daños para el progreso y las libertades de la Democracia que tenemos que defender entre todos los mexicanos.
Juntos debemos desenmascarar a estos falsos profetas.
Efrén Flores es licenciado en Economía. Durante más de 35 años se ha dedicado a la comunicación en medios electrónicos impresos, con temas financieros, económicos, empresariales, estratégicos, RSE, PyMEs, y nuevas tecnologías que revolucionan a nuestro mundo. Es conferencista en México y en EEUU. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor. Efrén Flores nunca ha pertenecido a Partido Político alguno.

