Quien dice instrucción, dice por consecuencia
civilización, luces, humanidad, moralidad,
libertad, justicia, bienestar y prosperidadVictor Hugo
A punto de cumplir 75 años de su fundación, la Organización de las Naciones Unidas se ve revitalizada desde el centro de las ciudades cuyas asociaciones están garantizando los postulados defendidos por los fundadores tanto de la ONU como de la Unesco y de las diversas ramas planetarias que han surgido como expresión de los compromisos internacionales de los Estados que conforman a esta organización.
A pesar de que en el diseño del programa de desarrollo 2020-2030 la Cultura y sus expresiones “transversalizan” los 17 Objetivo de Desarrollo Sostenible, (pero no se explicitan), lo que ha potenciado el quehacer de las ciudades organizadas en torno a la Agenda21 de Cultura y, particularmente en torno a la organización de Ciudades y Gobierno Locales Unidos (CGLU) en cuyo seno la Ciudad de Roma ha propuesto un profundo documento que fortalece a los derechos culturales provocando una atinada colaboración entre la sociedad y los gobiernos locales; son cinco los ejes sobre los que ya estamos reflexionando para fortalecer “La Carta de Roma”: en primer término hemos abordado la protección de los derechos culturales ante cualquier forma de marginación o confinamiento, así mismo hemos apoyado la recuperación de la positiva simbiosis entre la instrucción formal y la educación artística y cultural desde la educación primaria, y, garantizar esquemas presenciales o virtuales de educación artística para adultos y adultos mayores.
“La cultura debe entenderse como un ámbito abierto y participativo: un campo para construir y expresarse desde la autonomía, la memoria compartida, la libertad creativa y la interacción respetuosa con la naturaleza. En este sentido, las ciudades debemos garantizar el ejercicio pleno de los derechos culturales: el derecho a elegir y manifestarse sin censura y a que toda identidad cultural sea respetada; el acceso al conocimiento de la diversidad cultural y las expresiones artísticas; la participación ciudadana en la vida cultural utilizando el espacio público como escenario democrático. Así, la cultura, las artes y el patrimonio histórico de nuestras sociedades pueden convertirse en un poderoso factor de resiliencia en tiempos de crisis, en claves para la esperanza y la solidaridad, en caminos para imaginar y hacer posible un planeta mejor”.
Esta es la propuesta presentada por la Ciudad de México al grupo de trabajo, y aceptada por unanimidad, misma que se nutre de la capacidad analítica del gran Victor Hugo a favor de la instrucción y de la cultura, a las que por consecuencia ubicó como “civilización, luces, humanidad, moralidad, libertad, justicia, bienestar y prosperidad”.