Muchos no se han dado cuenta que las redes sociales no pueden recibir un adjetivo para calificarlas como buenas o malas, pues lo mismo nos ofrecen un recorrido por una exposición en un museo, clases de diversas materias escolares, tutoriales sobre primeros auxilios o conciertos desde cualquier teatro del mundo, que historias que descalifican el uso de vacunas, cubrebocas o adelantos tecnológicos como la 5G, por citar los ejemplos más reciente.

Así, lo que algunos políticos o sus defensores argumentan en contra de las redes sociales debe ser desestimado por la sencilla razón que se trata de canales para comunicar lo que alguien desea decir, por lo que los reclamos no deben ser para Twitter, Facebook, TikTok, Instagram, YouTube y demás redes, sino en contra de los usuarios que hacen mal, o buen, uso de estas plataformas.

Muchos se escandalizan porque en redes se critica al presidente, sin detenerse a considerar que eso se hacía antes de la existencia de esta herramienta de comunicación, ¿o no recuerdan los chistes que se hacían de Díaz Ordaz, Echeverría o López Portillo?

Pero en estos tiempos, en lugar de ofrecer argumentos y debatir, se prefiere condenar a las redes e intentar tapar el sol con un dedo, que es el mismo que escribe los mensajes en cualquier celular.