Cuando este reportaje aparezca faltarán exactamente 45 días para la fecha de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en la Unión Americana. De tal suerte, al presidente Donald Trump se le reduce el tiempo para remontar las tendencias, que continúan siendo favorables para el candidato del Partido Demócrata, Joe Biden, con siete y ocho puntos porcentuales en la mayoría de las encuestas, lo que significa, para algunos analistas, el 75 por ciento de probabilidades de triunfo. Pero, en política, el viento cambia muy rápido de curso. Una cosa es lo que los comentaristas desean y otra el peso de la realidad, en el momento preciso. No obstante, los informes dicen que al magnate presidencial se le terminó el dinero para su campaña, mala señal, mientras que Biden ha recibido millones de dólares en los últimos días. Unas por otras.
Vista desde el extranjero, la campaña electoral estadounidense presenta un panorama muy diferente a como se ve dentro del territorio del Tío Sam. Por ejemplo, una pequeña nota publicada en varios periódicos internacionales dice: “La mayoría de los alemanes tiene más miedo a las políticas del presidente de EUA, el republicano Donald Trump, con el 53 por ciento, que al Covid-19, según el 37 por ciento de los encuestados, según un sondeo difundido por la aseguradora R+V. El pueblo germano tiene pavor de que el mandatario gane su reelección en noviembre”. Perfecto, solo un problema: los alemanes no tienen la menor posibilidad de votar en los comicios de EUA. Fin de la historia.
Por esta razón el análisis de la campaña presidencial de la Unión Americana, debe ser realista y no dejarse llevar por las “ilusiones democráticas”, como sucedió hace cuatro años cuando la abanderada demócrata, la ex primera dama Hillary Clinton, aparecía como ganadora en todas las encuestas y al final perdió. La historia, infortunadamente, podría repetirse, aunque Trump sea el “peor hombre de la Tierra”.
En tales condiciones, vale la pena reproducir algunos párrafos de un mensaje enviado hace pocos días a sus seguidores por el considerado el político progresista más respetado y poderoso del país, el senador demócrata de Vermont, Bernie Sanders, el ex precandidato presidencial este año y en 2016, titulado “A luchar por democracia en EUA”: “Donald Trump es un mentiroso patológico. Según informes documentados, ha dicho más de 20 mil mentiras y distorsiones desde que asumió la presidencia. Es obvio que esta conducta en alguien que es presidente de EUA es causa de una profunda inquietud. Pero lo más perturbador es que Trump ahora utiliza sus mentiras y desinformación para sembrar confusión y caos en el proceso electoral y socavar la democracia en el país. En otras palabras, no tiene intención de aceptar los resultados de la elección si pierde y dejar el cargo por voluntad propia. No se trata sólo de una “crisis institucional”: es una amenaza a todos los valores que esta nación propugna”.
“Durante meses, Trump ha estado insinuando que podría no aceptar el resultado de la elección de noviembre si pierde. En una entrevista con Chris Wallace en Fox News, en julio pasado, le hicieron una pregunta simple: “¿Podría responder de manera si aceptará la elección?” Se negó. Dijo: “Tengo que ver. No, sólo voy a decir sí. Tampoco voy a decir no, y la vez anterior tampoco lo hice”.
“Quiero que sepan que las preocupaciones que ahora les planteo no sólo son compartidas por los progresistas…Hay una razón por la que gran número de republicanos se han alineado en oposición a Trump y en apoyo a Biden. Créanme, esas personas no creen en nuestra agenda progresista, ni siquiera en la agenda de Biden, que es más modesta. Pero sí creen en la democracia, la Constitución y el estado de derecho, y entienden que Trump no piensa igual”.
“En el curso de las semanas pasadas, Trump se ha afanado en arrojar dudas sobre la legitimidad de la próxima elección. En un momento en que va a la zaga en casi todas las encuestas nacionales y en la mayoría de los sondeos en los estados donde la contienda será más reñida, afirmó en fecha reciente: “La única forma en que pueden arrebatarme esta elección es sí está amañada”.
“Piensa en lo que eso significa. Lo que dice es que, si gana, estupendo, pero si pierde, la elección está amañada. Y si esta amañada, no dejará el cargo. Águila, yo gano; sol, ustedes pierden”. (Esto último, lo traduje a la manera mexicana, para que se entienda mejor).
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“Esta es la verdad: en EUA tenemos un proceso electoral anticuado e ineficiente. Y, hoy en día, ese sistema opera bajo la carga adicional de la pandemia del coronavirus. Por desgracia, en vez de tratar de mejorar esa situación deficiente, Trump y muchos republicanos parecen dispuestos a explotarla para conservar el poder. Espero que este escenario de pesadilla no ocurra”.
Y, Sanders finaliza: “Así pues, en las semanas venideras, trabajemos duro para dar a Joe Biden una victoria abrumadora en la noche de la elección. Pero también debemos permanecer vigilantes, y hacer todo lo posible por evitar que Trump permanezca en el poder si pierde. Está en juego nada menos que nuestra democracia”.
Las próximas semanas serán cruciales para los deseos de ambos abanderados, a pocos días de que comiencen los debates presidenciales, que se prevén de rompe y rasga. Trump se irá a la garganta de Biden y éste hará lo que pueda. La “decencia” política en esta ocasión no estará presente. El tema que sigue perfilándose como el principal para definir la elección es la pandemia del COVID-19, en la que no es bien evaluado el magnate. Podría costarle caro.
En plena crisis sanitaria, con miles y miles de muertos por el virus en la “conciencia”, una encuesta publicada el domingo 13 del mes en curso, por ABC News, expone que el 65 por ciento de los encuestados desaprueba la gestión del “mentiroso” magnate. El 68 por ciento afirmó que no confía en lo que dice el presidente sobre la pandemia. Los encuestados están más divididos sobre si confiaban en Joe Biden, pues el 51 por ciento contestó por la afirmativa y 49 por ciento dijo que no.
No es para menos. En todas sus conferencias de prensa, Trump decía una cosa, pero la información de primera mano que él tenía era otra. A pesar de saber que el brote de Covid-19 era “mortal” y que podía causar mucho más daño en la población que la gripe estacional, el mandatario insistía ante los medios de lo contrario. “Lo tenemos controlado. Es una persona que viene de China. No va a pasar nada”, dijo en enero. Al siguiente mes intentó culpar a los demócratas de “una nueva fake news”, pero una semana más tarde, el 13 de marzo, declaró la Emergencia Nacional en la Unión Americana. Sólo entonces anunció que vendrían “días duros” por el “virus chino”.
Lo cierto es que Trump tardó más de 90 días en hablar seriamente de la terrible pandemia. Fuera de las cámaras de televisión sus palabras eran diferentes. “Esto es algo mortal”, reconoció el 7 de febrero. “Sólo se respeta el aire y así es como se transmite. Así es que es muy difícil. Es muy delicado. También es más mortal que la gripe”, añadió. Al menos es lo que ha dado a conocer Bob Woodward, el famoso periodista que develó el “escándalo Watergate” en 1972 que a la postre le costó la presidencia a Richard Milhous Nixon.
Un nuevo libro del veterano reportero del Washington Post que llegaría a las librerías el martes 15 de septiembre. El volumen, titulado Rage (Rabia, en español), revela detalles hasta ahora desconocidos del presidente estadounidense y su mala gestión de la mayor crisis sanitaria y económica de la historia reciente del país. Por cierto, la tardía aparición del libro —cuyas entrevistas y conversaciones telefónicas empezaron desde diciembre de 2019 y culminaron hasta finales de junio del presente año—, podría darle muchos disgustos a Woodward, pues sus críticos (que siempre hay) han dicho que la aparición del mismo puedo haber sido hace muchas semanas, por el tipo de información que revela en aras de una mayor venta de ejemplares.
El revelador contenido del volumen —de un total de 19 conversaciones entre los dos personajes— está acompañado de una serie de audios de las entrevistas, que fueron grabadas con el consentimiento del inquilino de la Casa Blanca. Los encuentros tuvieron lugar en la residencia presidencial como en la casa de Mar-a-Lago. Woodward describe a un Trump, serio y concentrado, dando incluso a conocer detalles sorprendentes del manejo de la pandemia o información inédita sobre un nuevo sistema secreto de armas nucleares. Según parece, el magnate aceptó ser entrevistado por el reportero después de quejarse por no haber participado en su libro más vendido, Fear, de 2018.
El trabajo periodístico de Woodward se desarrolló durante casi medio año. A lo largo de las entrevistas, se muestra preocupado por saber cómo el autor lo describirá en el libro. Por ello, al principio Trump lo halaga: “Sería un honor recibir un buen libro de usted”, aunque en otras ocasiones se muestra sospechoso, como es su costumbre: “Probablemente me vas a joder”, le llega a decir el presidente, agregando: “Al final probablemente escribirás un libro pésimo. ¿Qué puedo decir?”
Tras haber entrevistado a otros presidentes de EUA, como Jimmy Carter, Bill Clinton, George Bush Jr., y Barack Obama, Woodward describe la serie de entrevistas con Trump, arrellanado en la silla presidencial, como un “gran espectáculo”. Todos sus antecesores le concedieron la entrevista sentados en una silla junto a la chimenea del Despacho Oval. Cuestión de egos. El de Trump no tiene medida.
Todo mundo sabe que en lo que destaca Trump como presidente es por el uso que hace, sin precedentes para tan alto cargo, de las “benditas-malditas” redes sociales. “Soy el número uno en Twitter”, le dijo a Woodward. Si bien es el mandatario que se mantiene en el cargo con más seguidores (85 millones), algunos ex presidentes como Barack Obama (122 millones) superan esas cifras en la actualidad. Al respecto, le dijo al periodista: “Cuando eres el número uno y tienes a cientos de millones de personas, ya sea que estén en tu contra o no, todavía leen lo que dices”.
Sea como sea, Trump admitió en marzo que de manera deliberada minimizó la gravedad de la pandemia, “porque no quiero crear pánico”. Además, en una de las entrevistas llamó maricas a sus generales del Pentágono. Al ser interrogado por los periodistas, poco antes de que apareciera Rage, Trump contestó a la pregunta de “si había suprimido la gravedad del coronavirus”, reiterando: “Tal vez lo hice para reducir el pánico…Yo amo a mi país y no quiero que la gente esté asustada”.
Ni tardo ni perezoso, al enterarse de la revelación de Woodward en su libro, el candidato demócrata, Joe Biden, denunció que Trump “tenía la información, sabía qué tan peligroso era. A propósito, fracasó en cumplir con su trabajo. Fue una traición de vida y muerte al pueblo estadounidense”. Sin comentarios.
Al final de cuentas, han dicho varios comentaristas estadounidenses, lo increíble es que todo lo que se revela en el libro de Bob Woodward no tenga efectos negativos para el magnate en los comicios de noviembre. Podría suceder. VALE.