Entrevista con Gustavo López Montiel, investigador del ITESM

Hace unos días el poeta y activista social Javier Sicilia dirigió una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador en la que, de forma irónica, la remitió al “Querido Presidente”, diciéndole que cada vez “me cuesta más trabajo llamarte así”, le manifestó que le dirige de nueva cuenta una carta ya que el 14 de septiembre se cumplieron dos años de los compromisos que estableciste en el Centro Cultural Tlatelolco, con las víctimas que solicitaron un mecanismo extraordinario de Verdad y Justicia, en vías de una ruta correcta hacia la paz, destacando la respuesta del mandatario.

Sicilia hizo un recuento de lo que calificó como un saldo aterrador, al referirse a los cerca de 300 mil asesinados, más de 70 mil desaparecidos y 873 fosas clandestinas que heredó como deuda de Estado, “y que ese día en Tlatelolco te comprometiste a resolver, tu traición nos ha costado ya 53 mil asesinatos más (hombres, mujeres, y niños), más de 5 mil desaparecidos, masacres en todas partes de la República, y un absurdo intento por normalizar el horror”.

Y en la que es la quinta carta abierta a López Obrador, Sicilia ratifica que “ni las víctimas ni la gente te importan. Te interesa una entelequia llamada pueblo, una abstracción que como toda abstracción, sólo sirve para justificar el desprecio, el odio, y la violencia”.

Hoy la respuesta de las víctimas ha sido más radical: la toma de la CNDH por parte de ellas y de colectivos feministas, y la ocupación desde hace siete meses de la CEAV por parte de otros colectivos.

Gustavo López Montiel, investigador del ITESM

En la carta, Sicilia señala, ¨lo que no quieres entender, presidente, es que el estado, aún bajo tu gobierno, está capturado por la corrupción y el crimen. No importa que nos quieras hacer pasar el linchamiento mediático como justicia y la atención de casos, como el de Ayotzinapa, que ni siquiera has resuelto, como justicia transicional; no importa que cada mañana construyas un nuevo enemigo para alimentar el odio, y tu negativa a enfrentar el sufrimiento y la muerte de tu gente. Lo que importa es que los símbolos de la patria están vacíos, como lo muestran la bandera nacional baleada, y ensangrentada, que el 26 de enero te dejamos en Palacio Nacional, junto con los documentos de justicia Transicional y la verdad de la poesía, la intervención al cuadro de Madero en la CNDH, y tu soledad en el zócalo el día del grito”.

El poeta finaliza diciendo: “Te lo dijimos, presidente. Entonces pasarás a la historia no como el gran reformador que pretendes ser, sino como uno más de la larga cadena de traidores que destruyeron la patria”.

Esta misiva fue seguida por una carta difundida en redes sociales por el Coordinador de Movimiento Ciudadano en el Senado, Dante Delgado Rannauro, quien acusó a López Obrador de usar la transformación de México para su beneficio. Afirmó que someter la aplicación de la ley a una consulta “es un acto de injusticia, perversión y manipulación”, al referirse a la propuesta del presidente López Obrador de hacer una consulta popular, para llevar a juicio a 5 expresidentes de México por posibles actos de corrupción.

Respecto a las misivas, el politólogo del Tecnológico de Monterrey, Gustavo López Montiel, entrevistado por este semanario, manifestó que el estilo del presidente de la República, busca articular un conjunto de espacios de poder que los mandatarios fueron perdiendo a lo largo del tiempo, su perspectiva de poder, apunta, no es únicamente centralista.

“Él se ve por encima de los otros dos poderes. Las misivas que se envían al presidente, plantean un conjunto de descontentos que se han expresado de diversas maneras, a lo largo de la presidencia de López Obrador, pero ahora hacen una especie de crisis, porque es tal el poder que ha acumulado no solo atrayendo nuevamente esos espacios de poder que están en el contexto del Ejecutivo, sino también a través de su activismo, criticando a periodistas, a medios, a los órganos autónomos, que fueron diseñados precisamente para dispersar el poder, y que no se concentrara en una sola persona, además tiene funciones especializadas que obviamente el Ejecutivo no podría realizar por sí mismo”.

El académico dijo que el presidente busca mantener una mayor concentración de poder, y confrontar a lo que él llama adversarios, porque eso es parte de la campaña de una estrategia que se configura hacia las elecciones del 2021.

Al final de cuentas, afirmó, es un proyecto de largo plazo, que no es solo para el sexenio. Sin embargo, advierte que esa concentración de poder y proyecto, permiten al presidente ubicarse por encima de diversos actores “cuando ha habido actores como el Fiscal o el Presidente de la Corte, que no han ido a los eventos del presidente, el Ejecutivo menciona que eso es arrogancia, como si los órganos autónomos o los otros poderes, tuvieran que entregarse al presidente”.

A pregunta expresa sobre si las cartas ponen en evidencia al presidente en sus locuras políticas para sacar adelante el 2021, el especialista del Tec. de Monterrey, refiere que es parte de la estrategia electoral del próximo año, “sabe que no puede perder la mayoría en el Congreso, porque hacerlo implicaría que tuviera que negociar con otros actores, eso saldría más caro que lo que ha pasado hasta ahora, y en buena medida debido a que la proporción electoral de Morena ha disminuido en los últimos meses y él ha tenido que montarse en una campaña para meter la pregunta sobre el juicio a los ex presidentes, a sabiendas de que eso no es posible, porque a final de cuentas si AMLO tiene conocimiento de algún delito que hayan cometido, él se convierte en cómplice al no denunciar, y en buena medida los derechos, la presunción de inocencia, se pueden poner a consulta. El tema va a la Corte, y pronto sabremos si lo aprueba o no — aunque el ministro Luis María Aguilar ha propuesto declarar la consulta como inconstitucional— pero manejará el tema en los medios de aquí a la campaña como un símbolo más”.

López Montiel refirió que el presidente maneja símbolos, que le hacen sentido a mucha gente, que hay que hacer justicia llevando a la cárcel a los ex presidentes, y es importante como tema de campaña. Explicó, sin embargo, que el tema significa un desgaste para la Corte, y a las demás organizaciones públicas que tendrían que estar persiguiendo los delitos. Abundó que también representa un desgaste para la Fiscalía, “que tendría que tomar acción si es que se conoce algún delito que hubieran cometido los ex presidentes, la Fiscalía tendría que estar ya investigando, y obviamente el asunto lleva a la Corte a un conflicto político, porque tendrán que decidir y si deciden que no, entonces tendrá que ser un grupo de notables los que defiendan a otro grupo de notables; y si dice que sí, va a generar un conflicto Constitucional, porque entonces cualquiera diría: “No me enjuicien, pónganme a consulta si me pueden enjuiciar o no”.

Al final la instrucción del Ministro Presidente de la Corte, es anteponer los derechos humanos de los ex presidentes, y esto es lo correcto. Es un mandato constitucional, las últimas reformas que hubo con el principio pro persona, ubican a final de cuentas instrumentar lo que a la persona convenga en un momento particular, para velar por sus derechos, consideró nuestro entrevistado.

 

Deslegitimación de AMLO

Sobre la carta de Sicilia que puntualiza que el mandatario federal ha descalificado e ignorado distintas acciones del pueblo, López Montiel anotó que es otro de los reclamos, que junto con las protestas de la familia Le Baron, de los padres de los niños con cáncer, se van acumulando como también lo son las protestas de feministas que se han manifestado en la CNDH.

Aseveró que estos rubros eventualmente podrían ser uno de los aspectos más importantes de deslegitimación del presidente en algún momento, porque son temas que han sido bandera de los grupos vinculados a Morena, al PRD o a la izquierda en su conjunto: “AMLO mismo al negar posibilidades  a  los grupos que ahora le reclaman, que le dieron su apoyo, se vayan desalineando con respecto a las posiciones políticas que el presidente tiene, y no únicamente eso, sino que eventualmente se conviertan también en opositores”.

Aseguró que el tema de la división es parte de la estrategia política presidencial: “No le importan las consecuencias, porque el gobierno está cierto de que hace sentido a sus grupos de apoyo electoral. A él no le importa que grupos de clase media u otros grupos sientan que el presidente divide, instiga, u hostiga, porque al final de cuentas ellos no van a votar por el presidente o por Morena, más bien les hace sentido a las personas que sí representa AMLO, hay personas que sienten que se está haciendo algo de justicia, al sentirse atendidos por el presidente a partir de su división”.

En el transcurso de la entrevista López Montiel, se refirió al fracaso de la política de seguridad de la 4T: “Hay una contradicción en la idea de asumir que la seguridad es responsabilidad del presidente, él lo asumió así, tanto en su discurso de campaña como ahora, que él iba a cambiar la inseguridad, y los logros en éste rubro serían suyos. Sin embargo, hoy que ya está viviendo  y durante los últimos meses, comienza a deslindarse de los aspectos de seguridad que no le corresponden a la federación, y no solo eso, sino comienza a condicionar el apoyo de seguridad a los estados. Al final de cuentas, la seguridad no va a mejorar hasta que no haya no solo un diagnóstico de lo que está ocurriendo, sino una estrategia realmente articulada, como también acciones como dejar libre al hijo del Chapo o el saludo a su mamá, que son mensajes que se envían a los grupos, y eso hace sentir que es impunidad”.

López Montiel dijo que a AMLO le interesa pasar a la historia del país como una figura que marque un parte aguas, “y se ha concebido como un transformador —como dice Sicilia—, sin embargo todavía tiene un fuerte apoyo por parte de un segmento importante de la población, gente que de forma obsesiva está viendo lo que ocurre, pero a veces en la diferenciación de chairos y fifís, a final de cuentas está excluyendo de entrada a un grupo importante, lo que le impediría ser esa figura de transformación que él mismo se planteó, porque parte de una condición de exclusión”.

Respecto a la misiva de Dante Delgado, que acusa al presidente de usar la transformación para su beneficio, el politólogo refirió que hay una condición incluso narcisista, en el sentido de asumirse como quien sí lograría un conjunto de condiciones, que ninguna otra persona logró pero gracias a su persona y sus atributos, no porque haya un esfuerzo institucional de transformación, y lo que busca es un lugar en la historia.