El único deber que tenemos
con la Historia es reescribirla
Oscar Wilde

Con el propósito de honrar la memoria del gran Atépetl de Tenochtitlan, el gobierno de la Ciudad de México inició los procedimientos administrativos a efecto de que dicho nombre se vincule al de la estación Zócalo de la Línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo.

Esta acción, que ha recibido un amplio apoyo popular y académico, permitirá a la memoria urbana la recuperación de la grandeza y esplendor del centro cósmico que en 1325 conjuntó las voluntades del pueblo azteca para impulsar la fundación solar de la urbe que en 1519, al ser avistada por vez primera por los españoles, generó tal impacto entre ellos que plasmaron esos sentimientos en sus crónicas y relaciones.

Derivado tal vez de las dificultades fonéticas, los conquistadores poco a poco abandonaron la denominación de Tenochtitlan para adoptar la de México como nominativo de esa ciudad que fue arrasada el 13 de agosto de 1521, fecha que se asume como la “caída de Tenochtitlán”, y con ella del inicio de los tres siglos de colonia española en nuestra República.

Prácticamente el nombre de la sede del poder azteca quedó rezagado en la historia colonial al otorgar Carlos V escudo a la Ciudad de México, el 4 de julio de 1523, formulando el nominativo del primer nombre de la ciudad relatada por Cortés en sus Cartas de Relación, en las que para identificarla siempre se refirió a México-Temisititlan o simplemente México.

Como un acto de resistencia memorística ubicamos la designación de una de las calles del Barrio de Tepito dedicada al nombre de la capital azteca, cuyo derrotero da nombre a la vialidad en donde se ubica la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción Tequipeuhcan, popularmente conocida como “La Conchita”, que amparaba dentro de sus linderos (por la calle de Constancia) el lugar en el que el capitán Holguín apresó a Cuauhtémoc y su familia; de ahí el sufijo náhuatl Tequipeuhcan, que se traduce como “lugar donde empezó la esclavitud”.

A propuesta de un ciudadano que es profundo conocedor y promotor de las culturas de nuestros pueblos originarios, desde la Secretaria de Cultura recientemente se propuso al gobierno de la Ciudad de México dar cauce a la solicitud de adición de nombre, misma  que involucra a las autoridades del Metro capitalino a fin de presentar a consideración de su Consejo de Administración la propuesta para que, una vez autorizada, sean develadas las placas con este sustantivo enriquecimiento nominal de la estación Zócalo, mismo que, lamentablemente, desde el siglo XIX consagra la “chunga” decimonónica con la que el pueblo cambió el nombre oficial de la gran Plaza para así burlarse del fallido monumento concebido por “Quince Uñas” (Santa Anna).

A efecto de cumplir reescribiéndola nuestro deber con la historia, esta céntrica estación de la Línea 2 recuperará la grandeza y resonancia originaria e histórica del Huey Ateptl Tenochtitlán.