Los partidos políticos mexicanos atraviesan por momentos de redefiniciones. Los continuos conflictos que se viven al interior de los mismos, muestran que se trata de organismos vivos. Si algo ha llamado la atención en las semanas recientes, es el proceso para renovar la dirigencia nacional del actual partido en el poder, pero por las acusaciones que se han intercambiado, así como las quejas presentadas, algo que ya se había visto en el pasado en otros institutos políticos.

Siempre consultó con los analistas Marco Antonio Arellano Toledo y Juan Pablo Navarrete Vela –el primero doctor en ciencia política y académico de la UNAM y la UIA, y el segundo profesor-investigador titular B, en la Universidad de La Ciénega del Estado de Michoacán–, acerca de lo que se está presentando en los partidos y lo que implica para el escenario electoral del año entrante e, inclusive, de 2024, en especial en el caso de Morena por ser el actual partido en el poder.

Nuestros entrevistados abordaron, primero, lo que ha sucedido en el sistema de partidos nacionales luego del resultado electoral del 2018, para, a continuación, comentar que esperan del Movimiento de Regeneración Nacional de cara a los comicios del 2021.

Juan Pablo Navarrete Vela

Navarrete Vela: acomodo de los partidos

“Lo que tenemos es un movimiento al interior del sistema de partidos, no hablamos de uno nuevo. Durante 28 años, el sistema estuvo dominado por tres partidos –PRI, PAN y PRD–, desde 1989, año de fundación del PRD, no surgió ninguno de izquierda de gran tamaño, no sólo para disputarle los votos al sol azteca, sino disputar la presidencia con esa fuerza. Morena llega en el 2014, contiende en 2015 y no logra debilitar al PRI y al PAN pues obtiene el 8.35 por ciento de los votos, pero si representa una gran pérdida para el PRD. En los siguientes 4 años vemos la llegada de un partido emergente que prácticamente gana todo, por lo que vemos un gran reacomodo de los partidos, no podría decir que hay un colapso, porque esto significa que desaparecieran o perdieran sus registros. El acomodo que antes era PRI-PAN-PRD, pasamos a uno con Morena-PAN-PRI y el que sale de la ecuación es el PRD.

“Tenemos a un nuevo partido con una élite reciclada de otros partidos, que comienza como un movimiento que se convierte en partido, de 2012 a 2014 fue un movimiento y desde entonces tenemos un partido formal”.

De acuerdo al analista, Morena ha ido al alza en contraste con la manera en que sus competidores perdían posiciones.

“Si se rastrean las elecciones de 2015 a la fecha, el PRI no ha ganado ninguna gubernatura lo que evidencia su debilidad institucional, en 2019 se evidencia la debilidad del PAN como partido opositor porque no fue capaz de retener las gubernaturas de Baja California y Puebla, aunque se decía que el gobierno de AMLO tenía malos resultados. Morena en cambio, tuvo buenos resultados en 2018 y 2019”.

Marco Antonio Arellano Toledo

Arellano Toledo: desajuste en el sistema

“Antes de la irrupción electoral de Morena, si pensábamos en una cierta estabilidad en el sistema de partidos. Había una suerte de bipartidismo fuerte, un PAN y PRI fuertemente arraigados a nivel federal con un tercer partido en declive ideológico que es el PRD. Había una cierta claridad de como estaba funcionando el sistema de partidos. La irrupción de Morena genera un desajuste en el sistema de partidos, pero en la forma de representar o de agregar intereses a la sociedad, Morena no es un partido en la definición clara de los mismos, es un movimiento que aglutina y organiza que organiza de manera efervescente las demandas sociales y tenemos una mayoría y un presidente emanados de sus filas, eso nos deja una fractura en el sistema de partidos y ahora con un partido que no es partido, lo cual nos deja en el peor de los escenarios, cual es ese, que tenemos una forma de capitalizar un movimiento, pero cuando toca la agregación de las demandas sociales al gobierno ahí ya no hay Morena, tenemos un presidente que queda solo con el aparato político y un partido que no vincula a intereses, esto no lo teníamos con el PAN y el PRI, que si bien no eran grandes agregadores de intereses, si había una ruta para que la sociedad caminara”.

Conflictos internos morenistas

Juan Pablo Navarrete señala que para entender lo que está sucediendo al interior de Morena, se debe recordar como era la relación partido-presidente en la época del PRI como partido oficial.

“Para entender la lógica del presidente y su partido, es inevitable volver a la lógica del presidente priísta y su partido. En la época del PRI, estábamos acostumbrados a que el presidente imponía sus decisiones al interior del partido y éste obedecía y se disciplinaba. Qué vimos en los 12 años del PAN, que la relación sufrió muchos conflictos porque este partido no quiso alinearse con el presidente, qué vemos cuando Peña Nieto regresa, otra vez la alineación a lo que el presidente dictaba, entonces qué esperábamos ver en la relación Morena-presidente, es que el presidente iba a avasallar, imponer, es lo que la mayoría esperaba, pero hemos visto una relación bastante inusual porque aquel personaje que es acusado de autoritario y dominante, está mostrando una distancia bastante visible en la vida interna del partido que se suponía iba a ser dominado por el presidente. Estas pugnas y rencillas o conflictos evidencian la disposición del presidente de que el partido pueda lograr por sí mismo un proceso de institucionalización, que funcione con reglas sin injerencia de personajes de más arriba, como dice Panebianco; entonces lo que pensábamos que íbamos a ver es a un partido con poca institucionalización porque el presidente iba a dominar a Morena, pero lo que vemos ahora es la capacidad de ver la oportunidad de que el partido camine sin el presidente y eso puede beneficiar en el mediano plazo en aras de que el presidente se pueda alejar de la vida pública y Morena funcione de manera independiente”.

Para Marco Antonio Arellano, la clave se localiza en el hecho de que como partido Morena nació con una cultura política anticuada, lo que se refleja en su falta de vida institucional.

“De manera general, el PRD y Morena han mostrado una debilidad institucional, que significa esto, que no puedan procesar sus conflictos internos. Morena es el gran caso, es muy grave la crisis que está viviendo, uno revisa las propuestas de los aspirantes a la dirigencia nacional, todos hablan de reformar al partido, con tres años de dónde lo reformas si ni siquiera se ha implantado políticamente, es uno que no transitó de movimiento a partido fuertemente estructurado que rutinice prácticas, tan es así que la propia renovación de su dirigencia no se pudo procesar y ahora tenemos un mamotreto legal del Tribunal indicándole al INE que haga una encuesta con paridad de género en un partido, violando la vida interna del mismo y principios organizativos. Como partido, Morena nació viejo en su cultura política, no se ha implantado como un partido fuertemente organizado y quizá esa sea su propia ruina, hemos escuchado al presidente decir que si no cambia se va a salir de Morena; está en crisis porque fue un movimiento, fue creado por Andrés Manuel para crear un polo opositor desencantado de todo lo que había y ahorita en ese limbo institucional. En Morena conviven lo mismo radicales que moderados, y en ese momento el aspecto ideológico no importaba, importaba llegar al poder, entonces presenciamos una disputa por la renovación, pero sin reglas claras, parece que juegan un juego de suma cero, la designación en Morena va a afectar no sólo al propio partido, sino también al propio INE y al gobierno federal”.

El efecto electoral

Qué esperar de Morena y el efecto de sus conflictos internos en el resultado electoral en 2021. Para Navarrete Vela, este tema no afectará realmente en los votos que pueda obtener.

“La gente de a pie, que compra en el mercado realmente está interesada en el proceso de selección interna del dirigente de Morena, la respuesta es no. Las encuestas de cultura política que han hecho algunos académicos muestran que uno de cada diez está interesado en la política y los partidos, dudaría que ese uno de diez esté interesado en lo que pasa al interior de Morena, los ciudadanos están interesados en el desempeño del presidente, pero no necesariamente están involucrados en el proceso interno de renovación. Creo que el resultado de si hay baja o no en las preferencias electorales depende del desempeño del presidente y no necesariamente del partido. Hasta hace algunas semanas, algunos resultados de Alejandro Moreno en sus encuestas mostraban a los candidatos de Morena con amplia ventaja en las gubernaturas, pienso que si ganan 5 o 6 sería bastante exitoso. Algunos datos: en 2015 Morena no gana ninguna gubernatura, tampoco en 2016 y 2017, que hizo que perdieran en 24 procesos electorales, que iban solos, las coaliciones de Morena con el PT y el PES son hasta 2018 y la primera vez que ganan fue ese año, en 2019 se suma el Verde en lugar del PES y ganan 2 gubernaturas. Ese rendimiento electoral de política de coaliciones le va a redituar, quizá con 5. Si ganará 5 gubernaturas en 2021 tendría un tercio de las del país. Morena tiene mayoría en 20 congresos locales, gobierna 14 capitales del país, es el que tiene más y le sigue el PAN con 11, entonces hay muchas cosas que nos van a permitir medir si hubo un castigo o no”.

En tanto, Arellano Toledo considera que en 2021 se podría reeditar la costumbre priísta de que el presidente se convierta en el gran elector.

“Se ha tratado de simplificar que la lucha es técnicos contra rudos, se trata de un ala que busca implementar los cambios de la llamada 4T de una forma más radical y más profunda, y acusar a toda la oposición de golpista, reaccionaria, y otra facción más moderada que cree que en el acuerdo político, aún siendo mayoría, es un mecanismo de consolidación y legitimación del propio partido. Que esperar en el 2021, primero, va a ser difícil procesar las candidaturas, la presidencia del dirigente, pero pasado esa aduana quien gane no tendrá el poder político para poder designar las candidaturas, desafortunadamente tendrá que entrar un tercero a arreglar el asunto, el presidente se va a convertir en el gran mediador en Morena y va a ser, como en la vieja cultura priísta, quien palomee o tache candidatos.

“Se espera una elección en la que probablemente Morena obtenga en el Congreso la mayoría simple y que se logre 4 a 6 gubernaturas, es un pronóstico bueno para un nuevo partido, pero no para uno que ahora tiene todo. Lo que vemos para 2021 es que el resultado electoral influirá mucho en el grupo ganador, si el resultado es de una cuarta parte de la Cámara, el grupo que se fortalece es el de los radicales, si por el contrario no ganan y se ve que la participación no le favorece, los moderados se pueden fortalecer y se entenderá que el presidente no las va a traer todas y va a necesitar volver a los caminos de la negociación política y de la reagrupación del propio partido.

“El resultado va a decidir cuál de estos grupos va a tener mayor capacidad de operación política”.

Navarrete Vela concluye que pese a la beligerancia de los que participan en la contienda interna, al final se llegará a acuerdos.

“No sólo está en disputa la presidencia del partido, no es una empresa sino un partido político, y quien participa está interesado en alcanzar el poder, entonces qué está en medio: la candidatura presidencial, si cierto personaje logra alcanzar una posición, esto le permitirá incidir en la decisión. El que gane va a tener que conciliar con los grupos perdedores, porque le conviene mostrarse conciliador por tantos puestos de elección en disputa”.

“Más allá de cambiar lemas, plataformas o colores, lo que se requiere es repensar el modelo de representación política en México. Hemos observado que el desencanto democrático esta representado en la falta de atención de los partidos. Lo que viene para 2021, es redefinir el modelo de representación, hay que repensar el papel de los partidos en la sociedad”.

@AReyesVigueras