Algunos legisladores han solicitado licencia para estar en posibilidad de optar por otro cargo de elección popular. Lo están haciendo con la anticipación que establecen las leyes electorales. Los que aspiran a ser candidatos a gobernador de alguna entidad federativa también la han tramitado; en el caso el plazo para el retiro lo establecen las leyes locales. Sobre todos las Constituciones.

En política, en ellas está comprendida la mexicana, sin importar que sean de izquierda, derecha o de centro, es comprensible que quienes vivan de ella, aspiren a ocupar todas, absolutamente todas, las posiciones públicas que existen y que pretenda hacerlo mientras tengan vida. Si no es posible poseerlas todas al mismo tiempo, pretenderá que las ocupen sus parientes o amigos más cercanos. En estos supuestos el parentesco y los lazos de amistad rayan en complicidad.

Esa práctica de explotar el erario público no está tipificada como una forma de delincuencia organizada. Debería estarlo. Ahora está de moda clasificar como tal cualquier acción ilícita concertada por más de dos personas. Se califica como tal el más mínimo acuerdo. Pronto pudiera llegar a serlo una sociedad anónima. A como van las cosas, en un futuro no muy lejano el matrimonio también pudiera ser calificada de delincuencia organizada. Finalmente hay una sociedad conyugal.

Son las leyes las que ponen límites a la ambición desmedida de los políticos. Si por ellos fuera, estarían anuentes a desempeñar dos, tres o más funciones en forma simultánea, tanto de la federación como locales.

Si alguien es electo senador o diputado, tanto él como sus electores (estos lo hacen sin estar enterados del alcance su voto) saben que ocuparán el cargo mientras tanto no esté vacante otro cargo público. No hay fidelidad a la función; hay apego al presupuesto

El retiro anticipado de los legisladores federales para optar por una gubernatura, es un requisito que establecen las Constituciones locales. Lo mismo exigen respecto de ciertas posiciones dentro de la administración pública federal.

Algunas razones explican la existencia de la prevención; permitirlo pudiera:

Desvirtuar la división de poderes que existe en los niveles federal y locales;

Atentar contra la división que deriva del sistema federal; éste presupone la existencia de dos fuentes de autoridad: la central y las locales, que funcionan en forma separada e independiente, en niveles diferentes y ejercicio de facultades y atribuciones propias; e

Incidir en el descuido de alguna función, para el caso de que alguien pretendiera desempeñar, en forma simultánea, una función federal y otra local. Para impedir este supuesto existe el artículo 125 de la Constitución Política.

En otra colaboración aludí a los peligros que para un sistema democrático trae aparejada la reelección de los legisladores; los recuerdo en forma somera: Anquilosamiento de la clase política. La reelección deriva en una gerontocracia inamovible:

La no circulación de las elites; los jóvenes, muchos de ellos valiosos, no encontrarán espacios y, por ello, busquen hacer carrera al margen de los partidos políticos existentes: El caso de AMLO es un ejemplo;

El sometimiento del poder legislativo al poder ejecutivo; en un sistema como el mexicano, finalmente es el presidente de la república en funciones quien permite o no la reelección de aquellos que se mostraron sumisos; castigará con la no reelección a quienes no acataron las consignas; el peso del castigo se dejará sentir sobre las espaldas de quienes hubieran osado no aprobar, con su voto, una iniciativa o que, en determinado momento disintieron de sus jefes. Para el caso no importa que la iniciativa hubiera sido absurda o la opinión de sus superiores errónea; y

La reelección también permite a los dirigentes de los partidos manipular, con vistas a sus intereses particulares o de facción, la distribución de los cargos.

En esta colaboración aludo a un tema específico: el que legisladores en ejercicio, sin pedir licencia, hagan campaña para reelegirse. Es censurable el intento de desempeñarse como diputado, federal o local y, el mismo tiempo, estar campaña para continuar en ejercicio del cargo de legisladores; ello implica competir en forma desleal, entre otras, por los siguientes motivos:

El legislador en funciones que no se retira para hacer campaña, por razón de su encargo tiene un ascendiente sobre sus electores; cuando comparece ante ellos no lo hace como un ciudadano común y corriente, en igualdad de condiciones con sus competidores; se trata de un servidor público que goza de inmunidad y que, por ello, está al margen del principio de igualdad ante las Ley;

Percibe un sueldo, la Constitución le denomina dieta, lo que le permite tener una ventaja económica respecto de sus adversarios o competidores; y

Como servidor público, quiérase o no, también tiene un ascendiente sobre las autoridades locales, tanto del estado como de los municipios. Cuando se presenta en el territorio de éstos, no es un ciudadano común y corriente; es el ciudadano diputado al que hay que tenerle todas las consideraciones.

Eso es injusto. La no reelección inmediata, ahora suprimida, permitía cierto descanso al sufrido político. No del todo. El anterior sistema permitía al político profesional pasar de un puesto federal a uno local y viceversa. Muy pocos de ellos han pensado en tomarse un periodo sabático.

Alguien ha apuntado que, quizás, bajando los sueldos de los legisladores al mínimo, el cargo deje de tener atractivo. No estoy tan seguro de que la medida funcione. El bajar o subir el sueldo depende de ellos mismos. En el supuesto de que bajaran los sueldos, nunca llegarían a equipararse al salario mínimo que se paga a un trabajador ordinario. En un país de carencias, cualquier cantidad que supere al promedio del ingreso nacional, es atractivo.

Hay otra variante que es necesario tomar en cuenta: con motivo de la reforma energética nos enteramos de que los legisladores, aparte del sueldo, recibieron bonos nada despreciables por votar en tal o cual sentido.

Vistas bien las cosas, dedicarse a la política ha sido algo redituable, antes y durante la Cuarta Transformación.

Quien es político y ha ocupado un cargo público no puede dejar de serlo. Al parecer esta es una tendencia universal. Los que nos dedicamos al ejercicio libre de la profesión sabemos que, si cierta actividad no es redituable, la abandonamos y emprendemos otra a veces totalmente diferente. La política es tan buen negocio que nadie por sí la abandona para dedicarse a otra actividad.

En fin, si en verdad las autoridades electorales pretenden que exista un juego democrático auténtico, deben dictar las medidas para que él se dé en condiciones de equidad y que nadie, de inicio, comience la competencia electoral con una ventaja.