Se imagina una reunión en la que participen en la misma jornada los presidentes de: Estados Unidos, Donald Trump, de Rusia, Vladimir Putin, y, Xi Jingping, de China, bueno pues esto será realidad en el marco de la Asamblea General de Organización de las Naciones Unidas (ONU). Desafortunadamente los 3 mandatarios participarán vía remota, lo harán mediante una conferencia que se transmitirá mediante una de las tantas plataformas digitales existentes.

El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, anunció que, por la situación pandémica generada por el Coronavirus, el número de asistentes presenciales a las asambleas plenarias será limitado y, la organización ha invitado a los jefes de Estado y de Gobierno a que ofrezcan sus discursos con videos pregrabados que serán emitidos en el hemiciclo de la Asamblea donde se sentarán miembros de las delegaciones que cada país tiene en Nueva York.

Y claro fiel a su costumbre y con la firme intención de mostrar que nadie decide sobre él, Donald Trump, puede ser la excepción en el evento ya que corre la versión de que planea acudir personalmente, la embajadora estadounidense ante la ONU, Kelly Craft, ha dicho que es muy pronto para opinar al respecto, pero no desmintió el rumor.

A pesar de lo novedoso de la reunión mundial que arrancará el 22 de septiembre, se continuará con la tradición de que el mandatario brasileño en turno pronuncie el discurso inaugural, en este caso, Jair Bolsonaro. Poco antes lo harán el Secretario General Guterres y el nuevo presidente de la Asamblea el turco, Volkan Bozkir. Tras Bolsonaro, hablará Donald Trump que intervendrá en la misma sesión que algunos líderes con los que su país mantiene tensas relaciones como; Putin, Xi, el presidente iraní, Hasan Rohaní.

En esta primera jornada también se espera que hablen; el turco, Recep Tayyip Erdogan, el francés, Emmanuel Macron, el chileno, Sebastián Piñera, el cubano, Miguel Díaz-Canel, el colombiano, Iván Duque y el del argentino, Alberto Fernández, entre otros mandatarios. Los organizadores de la Asamblea General anunciaron que este año no acudirán los mandatarios de: Alemania, Corea del Norte y de Arabia Saudita.

En esta ocasión los debates de alto nivel de Naciones Unidos se prolongarán hasta el 29 de septiembre y estarán precedidos de una cumbre el día 21 para conmemorar el 75 aniversario de la fundación de Naciones Unidas. Además, se celebrarán varios encuentros paralelos todos por vía virtual pero muy lejos de los centenares de actos y reuniones que habitualmente tienen lugar cada septiembre en Nueva York, aprovechando la presencia de buena parte de los dirigentes mundiales.

António Guterres, subrayó la necesidad de “reducir la presencia física” en la sede de la ONU en Nueva York que será sustituida por una jornada completa de teletrabajo con la excepción del personal cuyas tareas son consideradas esenciales y, quienes deberán acudir a sus puestos de trabajo.

El titular de la ONU añadió que el personal de la sede en Nueva York seguirá apoyando de forma decisiva al resto de las principales oficinas de la Organización en; Ginebra, Nairobi y Viena, así como a las misiones sobre el terreno y también a una serie de actividades intergubernamentales que deben continuar como la labor del Consejo de Seguridad.

“En los próximos días y semanas dependeremos más que nunca del sentido de la responsabilidad y la profesionalidad de cada uno de nuestros colaboradores dijo Guterres y… ” Confío en el compromiso del personal de cuidarse mutuamente al tiempo que seguimos trabajando para las personas a las que ayudamos”.

Uno de los más fervientes defensores de la ONU, el historiador, Paul Kennedy, de la Universidad de Harvard ha dicho que ante las voces que cuestionan su existencia especialmente cuando los países más poderosos perciben a la organización como un obstáculo a sus propios intereses, sin embargo, debe tener más validez que nunca.  De hecho, las presiones para una reforma integral se han multiplicado aprovechando toda clase de escándalos. En la actualidad la falta de recursos y el enfrentamiento entre Estados Unidos y China conviven con la frustración de los países en desarrollo y las crecientes sospechas de que el mundo puede estar cambiando para peor, sobre todo a raíz de este mortal virus de presencia mundial.

Para el profesor Kennedy, la proyección de futuro de la ONU pasaría por conectar con lo más positivo de su historial, con logros que abarcan desde salvar millones de vidas a elevar los estándares de salud y educación por todo el mundo.

En la práctica existen múltiples áreas en las Naciones Unidas, según insiste Kennedy:

  • Está en la ONU donde sus secretarios generales tienen la oportunidad de aprovechar ese particular estatus de celebridades diplomáticas como mediadores neutrales en la resolución de conflictos.
  • También figura la ONU de las operaciones de paz, un empeño tan costoso como complicado pero que ha terminado por convertirse en una herramienta indispensable para la seguridad mundial.
  • Están también la ONU del soft power, cada vez más relevante para avanzar su agenda. Y no hay que olvidar a la ONU que funciona como simple reflejo de sus Estados miembros a pesar de las mitologías democráticas que insisten en que la organización debería servir como un verdadero parlamento global o incluso actuar a modo de gobierno mundial.

Al hilo del 70 aniversario celebrado en 2015, Naciones Unidas adoptó uno de sus compromisos más importantes con la Agenda del Desarrollo 2030 para un mundo sostenible. Se trata de una hoja de ruta con un plazo de 15 años destinada a erradicar la pobreza y preservar un planeta sometido a crisis globales tan amenazadoras como la propia pandemia de coronavirus. El documento que no contiene ninguna obligación contractual está formulado a partir de 17 objetivos y 169 metas decisivas.

Entre estos objetivos de desarrollo sostenible figura la erradicación de la pobreza extrema (vivir con menos de un 1,5 dólares diarios para el año 2030); acceso gratuito a la educación hasta incluir el bachillerato; lucha contra la discriminación y violencia contra las mujeres, acceso a energía limpia y asequible; desarrollo económico (la economía mundial necesitará crear 470 millones de nuevos puestos de trabajo entre 2016 y 2030) freno a la creciente desigualdad que afecta a 75% de la población mundial y promoción de fuertes instituciones democráticas.