Frases como “paren el mundo que me quiero bajar”, “donde se pone esto (un curita) en el alma” y otras más forman parte de nuestras vidas gracias a los trazos que Joaquín Laviada, mejor conocido como Quino, nos legó a través de sus viñetas.

Mafalda fue, sin duda, su más grande creación y la que le permitió superar fronteras, pues en todo el mundo hispanohablante fue muy bien recibida, al grado de convertirse en una referencia para una multitud de situaciones en nuestra vida diaria.

Pero también por medio de sus cartones, Quino supo hacer una crítica social fina y que refeljaba muchas de nuestras contradicciones, como las que reflejaban la lucha de clases con empresarios enarbolando un discurso popular que los obreros desconocían.

Se trata de uno de los grandes en la caricatura social y política a quien recordaremos por siempre, tanto los que –como Mafalda– odiamos la sopa, como los que disfrutan de este platillo y recuerdan que “como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante”.