Han pasado ya dos años desde el triunfo del jefe del ejecutivo, y para ser sinceros se han sentido como un par de décadas, es como un túnel del tiempo, infinito e imparable, no hay contención, no existe la prudencia, el rumbo es incierto.
Quienes hemos criticado al presidente, hemos sido machacones, enfadosos, insistentes en lo que podía suceder y ha sucedido, es como el guión de una mala película dirigida por Luis Estrada y protagonizada por Damián Alcázar y Susana Zavaleta, predecible, ha dejado de ser divertida para convertirse, poco a poco, en una preocupante tragedia.
El presidente y sus huestes han anclado el cambio social en la soberbia, la majadería, la destrucción, la división y el revisionismo histórico, para algunos la venganza pública puede ser importante, pero ni genera inversión, ni desarrollo, ni crecimiento, mucho menos ayuda a los más pobres, solo acentúa la violencia y el mal ánimo social.
A lo anterior hay que sumar al menos tres hechos (1) el habitante del palacio solo toma decisiones en función al aplauso del graderío, por eso sus números de aceptación son tan altos, (2) sin embargo, llama la atención en las encuestas, rubro por rubro en acciones de gobierno, a diario recibe calificaciones negativas o reprobatorias según sea el caso, y (3) la mayoría de los analistas han sido obsequiosos en su prospectiva, por no decirles cobardes o agachones, lo mismo aplica en la actitud de muchos funcionarios públicos, pero esa es otra historia, al leerme ¿se siente usted ofendido? Debería de estarlo, de no ser el caso, continuemos.
Pues bien, en medio de la cuarentena el Instituto Nacional Electoral atrajo una parte del proceso y después de múltiples impugnaciones de los partidos políticos, llegamos a la elección ordinaria del 18 de octubre en Coahuila e Hidalgo, mismas que ganó la oposición y en las que el partido dominante fue castigado.
El triunfo del Partido Revolucionario Institucional tiene múltiples respuestas, comparto algunas.
La diferencia en el porcentaje de votación obtenida entre el primer y segundo lugar, en muchos casos fue abismal, ese efecto no lo producen las estructuras, que si bien son útiles cada día son más observadas y fiscalizadas, ese es un ejercicio ciudadano que se debe agradecer y aquilatar.
Tal parece que a la ciudadanía no le gustan las oposiciones estridentes, ello probablemente explique por qué Acción Nacional no logró un mejor resultado, sorprendió el PRD al cual muchos lo daban “por muerto” y al menos en Hidalgo logró un muy buen resultado, también se debe tomar nota, la animadversión expresada hacia MORENA, cobró factura a los partidos Verde y del Trabajo, ambos desaparecieron en Coahuila.
En medio del encierro parcial y de la dificultad para los partidos políticos al intentar organizar eventos masivos, las “benditas” redes sociales fueron determinantes en la movilización del voto, en la expresión del voto útil, en la denuncia de los abusos cometidos por varios actores del todavía partido en el poder, en la socialización de resultados como fue el caso de Hidalgo, en propuestas meramente locales pero sobre todo en poder medir el ánimo de la ciudadanía, cosa que a los políticos nos ha fallado en otras ocasiones. Las campañas de 2021 están en WhatsApp, en Facebook y en Twitter, últimos reductos de la libertad, no importa que no se hayan estudiado, lo haremos después.
MORENA —tal cual lo dijo Gibran Ramirez-— es un membrete sin vida, miente quien asegura que la falta de acuerdos internos en la designación de su dirigencia nacional haya sido el único factor que llevó al PRI a ganar, eventualmente tendrán presidente y secretario general, aun así, sus problemas seguirán, ante la hegemonía de un grupo y la desaparición de otro, estos se agravarán, destruirse está en su naturaleza. El movimiento carga en sus entrañas la costumbre a balcanizarse, si tuvieran y entendieran un poquito la disciplina priista otro sería su escenario. Deberían divorciarse políticamente de su principal cuadro político, no tienen de otra.
Los candidatos cuentan, y cuentan mucho, quienes lograron buenos resultados fueron mujeres y hombres libres de escándalos, la mayoría candidatos por primera vez lograron conquistar la voluntad ciudadana.
Lo anterior no tiene razón de ser sin la participación ciudadana, baja en Hidalgo y alta en Coahuila, la oportunidad otorgada al partido político más cuestionado —en el cual milito— es por sí mismo un efecto a investigar, ello implica que no todo está dicho para 2021, y claro que se puede replicar ¿Por qué?
El presidente no va a cambiar, ni se va a moderar, tampoco su primer círculo, ni sus operadores, mucho menos sus legisladores. No hay centavo público que no se hayan gastado, han arrasado con el ahorro social, a pesar de ello ni ha disminuido la pobreza, ni ha mejorado el sistema de salud o el de seguridad pública, no hay avances en las obras faraónicas del sexenio, tampoco hay infraestructura programada, la única respuesta es, sin pudor, han extraviado deliberadamente recursos públicos, en 2024 seremos testigos de una inmadura generación de nouveaux riches.
De nada han servido los programas sociales del morenismo, su base no les respondió, como bien dijo uno de los líderes de la Coordinadora Nacional del Plan de Ayala “este es el resultado del abandono al campo”, “no hay nada para nadie porque todos somos corruptos”, “nos desconoció a la gacha”, “como él tiene la panza llena, como él tiene todo…al final de cuentas el apoyo del presidente es nulo”.
Con todo respeto, señor presidente ¡tome su voto!
@DrThe

