Por Fernando Octavio Hernández Sánchez
Donald Trump prometió hacer “grande de nuevo” a Estados Unidos pero el balance de su gestión es poco satisfactorio: Estados Unidos enfrenta una crisis económica y de salud sin precedente, mientras la sociedad estadounidense registra signos alarmantes de polarización y Washington genera desconfianza ante propios y extraños por la actitud manifestada por la actual administración.
Es cierto que el actual escenario es resultado de una pandemia cuyo origen fue completamente imprevisible, pero Trump no ha manejado la situación adecuadamente mientras su actitud frente al coronavirus ha sido muy polémica. De negarse a usar cubrebocas o culpar a China por la pandemia, el desempeño del presidente Trump ha sido francamente irresponsable y hoy Estados Unidos es el país con más muertes por la pandemia.
Por si ello no bastara, hace unos días se reportó que Trump también contrajo la enfermedad que tanto minimizó durante meses. Atendido en un hospital militar, su candidatura parece encaminarse al fracaso mientras Joe Biden, su rival, se ubica por delante de él en las preferencias electorales y miles de estadounidenses se preguntan si el presidente podrá seguir encabezando al país, en tanto Trump se jacta de logros alcanzados “como nunca antes por algún otro presidente” que parecen simples fanfarronadas e incluso hay quienes cuestionan abiertamente su capacidad para liderar a la mayor potencia mundial.
Sin embargo, no se debe descartar a Trump pues el magnate aún cuenta con el respaldo de miles de estadounidenses dispuestos no sólo a votar por él sino también a enturbiar el escenario poselectoral si el actual presidente llega a considerar que se ha cometido un “fraude” en su contra, tal como se advierte tras considerar las declaraciones de Trump de que no reconocerá en automático el resultado de la contienda.
En un escenario de crispación social como el actual donde cada día se reportan enfrentamientos verbales entre los seguidores y los detractores del presidente, cabe recordar que persisten varios focos de tensión al interior de Estados Unidos cuya conjunción podría ser letal para la estabilidad del país en los próximos meses. En el terreno político, Trump no sólo es cuestionado por sus rivales demócratas sino también por varios de sus antiguos colaboradores y los principales medios de comunicación, incluyendo diarios como el New York Times y el Washington Post.
En el plano económico, miles de estadounidenses viven momentos de angustia conforme han visto menguar sus ahorros por la contingencia y el gobierno federal considera suspender la ayuda económica brindada durante los últimos meses conforme el déficit gubernamental de aquella nación ha aumentado en forma por demás alarmante.
Además, persiste la incertidumbre mientras se ha anunciado que ciudades como Nueva York están considerando prolongar el confinamiento social tras presentarse casos de rebrote del Covid-19 al tiempo que la tensión producida por las manifestaciones contra el racismo encabezadas por el movimiento #BlackLivesMatter va en aumento conforme el mismo Trump culpa a la “izquierda radical” —justo en un país donde históricamente la izquierda nunca ha tenido fuerza política— de ser quien instiga a los inconformes y saluda a los grupos supremacistas blancos que han salido a las calles para oponerse a los grupos que expresan su indignación ante los abusos policíacos cometidos contra afroestadounidenses.
En tal escenario, es indispensable que el líder del país no sólo respalde las indicaciones para evitar que la pandemia se propague aún más, sino que asuma una actitud imparcial como corresponde a un presidente cuya responsabilidad es gobernar por el bien común.
No obstante, es improbable que Trump rectifique su accionar considerando su carácter voluble y poca disposición ante la crítica, lo cual enrarece las perspectivas para Estados Unidos. En estas circunstancias, es prudente recordar que la angustia provocada por el desempleo masivo y el miedo entre los partidarios de mantener el “orden” a toda costa —como los estadounidenses de origen anglosajón que ven en #BlackLivesMatter un desafío a su condición como sector dominante en la sociedad de aquel país— son factores cuya conjunción ya ha favorecido el ascenso del fascismo en el pasado, por lo que es muy peligroso que Trump se aferre al poder.
Por el bien de Estados Unidos y del mundo entero, es indispensable que la aventura incendiaria que hemos conocido como “administración Trump” termine con las próximas elecciones.
Fernando Octavio Hernández Sánchez es coordinador académico en la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México. Su correo es fohdzsanchez@anahuac.mx