La portuguesa (A Portuguesa, Portugal, 2018) de Rita Azevedo Gomes.

Con una fotografía hiper-colorida, como artes plásticas relumbrantes, debida a Acacio de Almeida, y que es complemento de la puesta en escena de Rita Azevedo Gomes, autora del guión, La Portuguesa es un alegato feminista, muy femenino, inspirado en un relato de Robert Musil, con diálogos de Agustina Bessa-Luis. Obra maestra que deleita la mirada.

Buñuel en el laberinto de las tortugas (España, 2018) de Salvador Simó Busom.

Adaptación del comic, del mismo título, de Fermín Solís, hecha por el guionista Eligio R. Montero y el realizador Salvador Simó Busom, en la que se edita la animación conjuntamente con algunas tomas del cortometraje Las Hurdes (Tierra sin pan, España, 1932) de Luis Buñuel (quien escribió el argumento y el guion, basado en un  libro de Maurice Legendre que le regaló Eli Lotar, según vemos en la animación, a la postre fotógrafo de Las Hurdes), producido por Ramón Acín. Al preguntársele a Luis Buñuel cómo nació el proyecto de Las Hurdes, contestó. “Porque había leído la tesis del doctorado de Legendre, director del Instituto Francés de Madrid. Un libro admirable, aún lo tengo en mi biblioteca. Durante veinte años Legendre había ido todos los veranos a Las Hurdes, para hacer un estudio completo de la región: botánico, zoológico, climatológico, social, etc. Una maravilla. Luego leí unos reportajes sobre el lugar que hizo Estampa de Madrid cuando lo visitó el rey.” Una sinopsis de La Hurdes comienza así: “Documental ‘turístico’ sobre una de las regiones más atrasadas de España. No hay canciones, no se conoce el pan, las casas no tienen ventanas ni chimeneas”. De ahí el título del comic y de la animación: Buñuel en el laberinto de las tortugas. Aparte de recomendarles que la vean sin falta, también les recomiendo que lean la parte 5 (Un “surrealista andante” en Hollywood. Las Hurdes. La separación del grupo surrealista.), del libro “Luis Buñuel, prohibido asomarse al interior”, entrevista de José de la Colina y Tomás Pérez Turrent a Luis Buñuel.

Vivir su vida (Vivre sa vie, Francia, 1962) de Jean-Luc Godard.

Nuevamente, Godard. Ahora, con su cuarta película des-constructora. Fue escrito: Estudio de la vida de una prostituta, desde que se inicia en el oficio, hasta que muere por una bala perdida, venida del disparo del encuentro entre dos tratantes de blancas que se la disputan y negocian su precio, como una mercancía para explotar. Dentro del plano de la anécdota, Godard es extremadamente intelectual. Los diálogos de sus personajes, buscan un entendimiento sincero. El estudio de la vida de la prostituta es, antes que nada, por cariño a estas mujeres inevitables de cualquier ciudad importante del mundo. La cámara (Raoul Coutard) recorre las calles parisinas, donde esas mujeres trabajan, mientras una voz fuera de cuadro nos explica, a nosotros espectadores hipnotizados ante la belleza del film, cual es el reglamento de orden legal que se ha establecido para que ellas trabajen en ese oficio, el más antiguo del mundo. Al enamorarse verdaderamente, Nana, por su pasión hacia el conocimiento del arte de quien se enamora, decide abandonar su vida para estudiar con él y dedicarse a él, deseo que no logra culminar porque la tragedia le espera. El contacto con la filosofía (escenas en las que platica con el anciano del bar sobre Hegel), con el arte, al través de la lectura de libros y referencias a obras pictóricas, al mismo tiempo que es un desahogo a su quehacer callejero, le ofrecen la pauta para comprender otra clase de existencia, la hogareña, la del cariño verdadero que sobrepasa las exigencias de una satisfacción erótica-económica.

Juana de Arco (Jeanne, Francia, 2019) de Bruno Dumont.

También fue escrito: Límite entre el drama realista y la vanguardia, con sustrato de filosofía griega y filosofía alemana, recurriendo a tomas largas y primeros planos de los cuerpos de los personajes e historia con desarrollo de emociones extremas, situado en el considerado nuevo cine francés del cuerpo, su trayectoria incluye un enfoque de los estados de la corporalidad en sí mismos, independientemente de la exposición narrativa o la psicología del carácter. Bruno Dumont es un realizador que tiene maneras cinematográficas bressonianas, en el contenido y en la forma, porque le da al personaje de Juana de Arco una dimensión de profunda espiritualidad, propia de las mujeres místicas, quizá alienadas, pero al fin místicas, impregnadas de creencias en fuerzas sobrenaturales (Dios, Voces Espirituales) y de tener la fe y la posibilidad de comprenderlas y comunicarse con ellas, por medio de la revelación, particular práctica espiritual del alma. Bruno Dumont, nos introduce a un estado alterado de conciencia, en el buen sentido de su significado. Un canto a capela y una danza musical de pureza existencial, con graciosos momentos de rap, quizá fuera de contexto, plegarias a Dios, pidiéndole ayuda espiritual, para la consumación de un acto heroico. ¿Juana de Arco es la segunda parte de una trilogía? Con el tiempo lo sabremos.

Al final bailamos (Da cven vicekyet, And Then We Danced, Suecia-Georgia-Francia, 2019) de Levan Akin.

Drama pasional por la danza georgiana, que “no es lambada y si es viril”, y sexual, por otro joven, de un joven aspirante a formar parte de la Compañía Nacional de Danza de Georgia. La imprescindible técnica interpretativa dancística es superada por el sentimiento de expresión artística rebelde y destructor de moldes establecidos.

Cicatrices (Savovi, Stitches, Serbia-Eslovenia-Croacia-Bosnia y Herzegovina, 2019) de Miroslava Terzic.

Drama obsesivo de una mujer, acusada de paranoica, por encontrar a su hijo vivo, al que habían registrado muerto al nacer y que fue robado, para ser vendido a otra pareja, por una doctora corrupta. Después de 18 años, el caso se aclara, teniendo un final simbólico.

Pirañas: Los niños de la camorra (La paranza dei bambini, Italia, 2018) de Claudio Giovannesi.

Se ven tan finos, tan nobles, pero la pobreza y el medio los convierte en auténticos futuros camorreros, la mafia napolitana. La visión no es crítica, ni moralista. Sin caer en crueldades extremas, sin alabar sus fechorías, Giovannesi se recrea haciendo cine negro color de rosa.

La audición (Das Vorspiel, Alemania-Francia, 2019) de Ina Weisse.

Drama psicológico sobre la búsqueda de la perfección en la interpretación musical, de una profesora con fuertes conflictos emocionales, que conduce a una venganza. Lo interesante es que las pasiones, pasen o permanezcan, no destruyen la universalidad del arte musical.