No es mi intención hacer una apología de la entretenida Serie Cinematográfica sobre James Bond, aunque mantengo mi fascinación adolescente, por cinco películas seguidas de la Serie, interpretadas por Sean Connery (25 de agosto de 1930, Edimburgo, Escocia-31 de octubre de 2020, Nasáu, Bahamas. Hay dos más: Los diamantes son eternos (Reino Unido, 1971) de Guy Hamilton y Nunca digas nunca jamás (Reino Unido, 1983) de Irvin Kershner.

El Satánico Dr. No (Dr. No, Inglaterra, 1962) de Terence Young, con Sean Connery y Ursula Andress, Joseph Weiseman.

La crítica especializada constató: “Con base en una novela de gran éxito en Inglaterra, que mezcla la intriga policiaca, con la ciencia-ficción, el colmilludo Terence Young nos narra las aventuras del superdetective James Bond (un Dick Tracy cosmopolita y erotómano) utilizando eficientemente el color, el decorado insólito y la prodigiosa figura de la Andress. Los incidentes se suceden a un ritmo vertiginoso: De nuevo estamos en el universo fantástico de las series de los años treinta, con todo el encanto de lo arbitrario. Además, la simbología erótica de Young es toda una revelación” (la Semana en el CINE, No. 79, 29 de febrero de 1964).

¿A quién no se le iba antojar ir a verla? Yo hubiera ido, pero la edad (11 años, 6 meses) me lo impedía. Lo curioso es que ni una palabra se dice sobre el actor Sean Connery.

Alberto Tejeda Andrade, en su ensayo/notas “James Bond 007, de papel y de plástico” (Editorial Universidad Juárez del Estado de Durango, 1980) transcribió el siguiente texto de Ian Fleming: “Mientras tomaban el desayuno, Bond preparó: Se levantaría a las siete. Después de nadar una milla, desayuno. Un baño de sol de una hora, una carrera de otra milla, nuevo ejercicio de natación, almuerzo, descanso, baño de sol, otra milla de nado, baño caliente y masaje, cena y, a las nueve, fin de jornada” y escribió: “Fue en realidad la sexta novela, DR. NO, la que trajo a Fleming la fama y el dinero que tanto había esperado desde que se retirara a su casa, GOLDEN EYE, en Jamaica. Vendió los derechos de filmación a los productores Harry Saltzman y Albert R. Broccoli, garantizándole 100 mil dólares por película, más el cinco por ciento de las utilidades del productor y por supuesto, la promesa de filmar todas las historias de Bond que salieran de sus manos”.

Alberto Tejeda Andrade, sí se ocupa del actor: “Así, la primera novela llevada al cine, fue el DR. NO. Interpretada por el joven Thomas Connery, que por motivos de publicidad cambió al de Sean. Actor casi desconocido por aquel entonces, al terminar sus estudios, posterior al servicio en la Royal Navy y a trabajos de peón y vigilancia, se inició en la escena en 1953, en Londres… DR. NO fue el inicio de Connery en el éxito. Sean Connery fue y es JAMES BOND. Ningún otro actor… ha tenido tanto éxito como él para llevar de 007. DR. NO, también fue el debut de Ursula Andress en el cine, con el personaje de Honey… Honey, hace honor a Fleming: “la persona que tenía delante era una muchacha desnuda, vuelta de espaldas a él. En torno a la cintura exhibía un amplio cinturón de cuero y, pendiente de él, enfundado un cuchillo de caza. La presencia del cinturón hacía de su desnudez algo en extremo erótico…”)”.

El regreso del agente 007 (From Russia with Love, Inglaterra, 1963) de Terence Young. Con Sean Connery, Daniella Bianchi, Pedro Armendáriz (interpretando a un gracioso personaje).

Citemos a Fleming, citado por Tejeda: “Bond borró de su mente el pensamiento de su muerta juventud. Era mejor no rememorar. Lo que pudo haber sido era una pérdida de tiempo. Sigue tu destino, muéstrate satisfecho con él y agradece no ser un vendedor de motores de segunda mano, o un periodista barato de páginas amarillas, manchado de nicotina, y encurtido de ginebra, ni tampoco ser un inválido o un difunto.” Bond había nacido para la aventura, para el espionaje, rodeado de mujeres peligrosa, seductoras y seducibles (Daniella Bianchi, como Tatiana Romanova), en Rusia y Turquía. Ya no había duda, Coonery había nacido para ser Bond. Son memorables la secuencia en “el Túnel de las Ratas y el asesinato de un espía, al tratar de escapar por la boca de Anita”.

007 contra Goldfinger (Golfinger, Inglaterra, 1964) de Guy Hamilton, con Sean Connery, Gert Fröbe, Honor Blackman.

Y que se le atraviesa Guy Hamilton a Terence Young. Goldfinger (Gert Fröbe) quiere apoderarse de todo el oro para dominar el mundo, pero no contaba con la intervención de 007 que se lo impide al final. Citemos, nuevamente, a Fleming, apelando a Tejada: “Bond recogió el cuerpo y lo colocó en la oscuridad contra la pared. Frotó las manos en su traje, y observó que la corbata estuviera correctamente arreglada; luego se encamino al hotel.” La elegancia en Bond era vital, en la Serie, y sin duda Connery era de naturaleza elegante. Le quedaba todo. Ella fue Honor Black, como Pussy Galore. La canción tema es cantada por Shirley Bassey (“Dedo de oro, él es un hombre, un hombre con el toque de Midas…”).

Operación Trueno (Thunderball, Inglaterra, 1965) de Terence Young, con Sean Connery, Claudine Auger, Adolfo Celi.

Fue la primera película que vi de la Serie, en el cine Hipódromo, en 1967. Tenía 4 pesos y no entré a clase de Biología, para ir a verla. Para no variar, citemos nuevamente a Fleming, por conducto de Tejeda: “Era uno de esos días en que a James Bond le parecía que toda la vida, como alguien había dicho, era sólo un montón de siete contra cuatro. Para comenzar, se sentía avergonzado de sí mismo, un extraño estado de la mente. Tenía el malestar que sigue a una gran borrachera, con dolor de cabeza y las articulaciones endurecidas.” Con el tiempo, la película ha envejecido. Pero, por supuesto, no faltan las bellas mujeres (Claudine Auger, como Dominetta Vitali), los escenarios insólitos y las tomas submarinas.

Sólo se vive dos veces (You Only Live Twice, Inglaterra, 1967) de Lewis Gilbert, con Sean Connery, Akiko Wakabayashi, Tetsuro Tamba.

Primera secuencia, antes de los créditos: Vemos a 007, tendido en la cama de un camarote, muerto. Bajo créditos escuchamos el tema musical, cantado por Nancy Sinatra. Es una muerte fingida, para que, después ser lanzado en su mortaja al mar, llegue nadando a la costa de Japón, a impedir que los malos se apoderen del mundo. Ahora, la belleza en turno es Aki (Akiko Wakabayashi). Mi hija Celia Mariana, exclamó al ver a Bond-Connery: “Se cree mucho”. Le contesté: “Como no se va a creer mucho si está al servicio secreto de Su Majestad, La Reina del Imperio Británico”. Gabriela Barrera Reyes dijo, cuando le comenté que había muerto 007: “El más guapo de todos los hombres”. Le contesté: “Mi ídolo”.