Sería una necedad pretender que el pueblo no pueda cometer errores políticos. Puede cometerlos, y graves. El pueblo lo sabe y paga las consecuencias; pero comparados con los errores que han sido cometidos por cualquier género de autocracia, estos otros carecen de importancia.

John Calvin Coolidge.

 

“En memoria de Gabino Jasso, amigo que se nos fue muy pronto.”

Las instituciones tienen su razón de ser en que son creadas para dar certeza, seguridad, tranquilidad, paz, orden y respeto a la relación entre los entes gubernamentales del Estado y los ciudadanos, ya sea en lo individual, grupal, colectivo o interinstitucional.

En un Estado de Derecho, la vida institucional es indispensable para cumplir las reglas, principios, valores y acuerdos que se han generado por la vivencia de la democracia, que si bien es cierto no hemos alcanzado en su totalidad, todo indicaba que teníamos avances serios, lentos, pero que de alguna manera eran mejores que lo anterior.

Cada vez más en nuestro país están sucediendo una serie de acciones surgidas desde el poder de la república que pretende aniquilar esta vida democrática, el Estado de Derecho y la dinámica institucional. Las cuales parecían aisladas, pero hoy en día nos damos cuenta qué existe toda una estrategia para debilitar al estado en su conjunto.

Leyes que se aprueban dando facultades poderosas a órganos que pretenden ser usados como armas de control político y social, entre ellas tenemos al SAT, a la Unidad de Inteligencia Financiera, que una y otra vez hacen gala de presión, coerción, amenaza y ataque a adversarios políticos del ejecutivo federal.

Por otro lado vemos casos escandalosos de corrupción que campean inmunes frente a las mismas autoridades que hacen caso omiso, protegiéndolos, exculpándolos, justificándolos, así los casos de Manuel Bartlett, su hijo contratista que vendió maquinas respiradoras a costos altísimos, Pio López Obrador, que se encargó de recibir cuantiosas sumas de dinero durante las diversas campañas de su hermano, hoy Presidente de la República, solo dos botones de muestra, que alertan sobre el manto protector del poder en su favor.

Uno de los casos más escandalosos es el del presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que diversas investigaciones han dado cuenta que no es muy claro el origen de sus recursos personales, aun así, no ha pasado nada, y resultan extraños algunos fallos coincidentes con lo que expresa el poder ejecutivo en sus conferencias mañaneras.

Traigo esto a colación porque recientemente el INE impuso al presidente de la República una moción de silencio para que no intervenga en los procesos electorales que se llevaran a cabo en los siguientes meses, concretamente una “tutela preventiva” qué por supuesto el Presidente ya impugnó ante el TEPJF, no se necesita ser vidente para saber el resultado, pues esta instancia jurisdiccional se encuentra sojuzgada al poder ejecutivo.

Como sucedió con la Corte y la consulta ciudadana, con la Fiscalía General de la República y sus investigaciones a modo, como sucede con las exoneraciones de la Secretaría de la Función Pública, y así podría dar cuenta de múltiples casos e instancias que se comportan de la misma manera socavando el Estado de Derecho, demostrando que muchas de las instituciones del país se encuentran secuestradas por el poder ejecutivo.

 

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