El dios Cronos implacable sigue su marcha. Los infectados y muertos crecen, hasta el domingo 29 de noviembre, México registró 1 millón 107,071 casos confirmados de Covid-19, y el fallecimiento de 105,655 personas a causa de esta enfermedad.

Tal pareciera que la Muerte nos envía sus heraldos negros, porque “hay golpes en la vida tan fuertes… ¡yo no sé!”.  Es aterrador ver caer en nuestro entorno cada vez más cercano a las personas que son contagiadas y en la mayoría de los casos con pocas esperanzas de salir adelante sin secuelas de la enfermedad; y observar cotidianamente el reporte del Subsecretario de Salud cómo dispone sobre la política pública de salud como si se tratase de algo eventualmente normal que México ha tenido un control de la pandemia de manera adecuada.

Pese a los grandes avances científicos de la medicina la humanidad no se encuentra preparada para enfrentar a esta peste del siglo XXI.  La enfermedad se abate sobre todo el planeta, diezma las poblaciones orientales, europeas, africanas y americanas. Regresando la vista hacia al pasado el hombre ha resucitado los recuerdos de las diversas pandemias de la historia.

En México, se desdeñó desde el poder la seriedad con que debería enfrentarse el flagelo. Ante las muestras de frivolidad, ineptitud e incompetencia una parte de la sociedad respondió organizándose y rebasando los poderes instituidos, sin embargo, después de nueve meses de confinamiento muchas personas, en general los jóvenes retan al destino y organizan fiestas y reuniones sin la más mínima precaución de prevención de contagio.  Más aun cuando burlonamente se utilizaron símbolos religiosos que nuestro pueblo respeta y lleva tatuados en el alma y en el inconsciente colectivo.

Por eso no nos sorprende que desde la Organización Mundial de la Salud se aseguró que la situación en nuestro país es “muy preocupante”. El director general de la organización, Tedros Adhanom, remarcó que “duplicar las muertes y los casos en tres semanas es una mala señal”.

Paradójicamente, el modo de ser nacional, llevo a muchísimos a sentir que, si de algo me he de morir, pues ni modo. Y el ejemplo desde lo más alto del gobierno de “vale madrismo” con su ejemplo tuvo sin duda seguidores y aplaudidores del “aquí no pasa nada”. Esta actitud, contrasta con voces serias que desde las instancias internacionales alertan de tomar en serio y adoptar medidas de prevención y mitigación. Hoy recordar el tiempo perdido o reclamar la respuesta dada entre soberbia, arrogancia e ineptitud a nada conduce.

Las voces que se alzaron para reclamar la falta de seriedad fueron ignoradas en el mejor de los casos o linchadas por los incondicionales que se alienta desde el poder. Hasta hace pocos días, y debido a la evidencia de lo que sucede en resto del mundo, y a la saturación de los hospitales se han tomado apresuradamente acciones para paliar la crisis. Hoy a nadie podrán convencer que se actuó a tiempo y en razón de las circunstancias.

El reto no es fácil, en Europa Francia, Italia, España y otros países, o los mismos Estados Unidos; luchan denodadamente contra el coronavirus y esperan esperanzados por el lanzamiento de la vacuna “milagro” que nos libre de esta pandemia en México al igual esperamos que la vacuna llegue pronto, aunque a veces nos pasmamos. Estas horas aciagas los mexicanos sacaran del alma colectiva lo mejor.