El coronavirus llegó para abrir grietas, afectar vidas y generar incertidumbre con una mezcla de ansiedad, angustia, así como temor disparado. Ahora que estamos en el último tramo del año 2020 seguro no se olvidará la marca, el registro que ha dejado con proporciones de un gran desastre que no amaina porque los números que arroja son de escándalo.

La humanidad no estaba preparada para asumir y sufrir una pandemia imprevista, los sistemas de salud parecen colapsarse, inicialmente la carencia de protocolos influyó, a ello habría que agregar la superlativa negligencia en millones de personas que aún hoy día dudan de la existencia del problema para desafiarlo con vehemencia como lo ilustran imágenes y videos que dan cuenta de esa actitud desenfadada ante la amenaza.

Este año 2020 será inolvidable porque la mortandad ocupa un lugar inmenso, en diferentes puntos del orbe los gobiernos han diseñado y operado medidas punitivas que rompen medidas ordinarias porque se trata de un asunto extraordinario.

La economía está afectada sensiblemente con la cadena derivada que ello genera, menos ocupación laboral, ausencia de circulante, desplome de las finanzas; todo ello en su conjunto propicia dificultades mayores con una afectación palpable.

Aunado a ello se agregan algunas páginas que dan cuenta de espíritus valerosos, principalmente de las personas que han estado en la primera línea de batalla contra la pandemia, médicos, enfermeras, camilleros, un caudal de profesionales que no han escatimado arriesgar su propia vida para salvar al prójimo.

No bastan los reconocimientos públicos para quienes laboran en el sector salud, ello debiera ser considerado en sus mejoras en cuanto a prestaciones e ingresos, si mucha gente extremara precauciones seguro también se protegerían las vidas de los profesionales que han participado para evitar mayores males, como la pérdida de vidas humanas.

En nuestro país las estampas de multitudes que desafían al coronavirus no cesan, se perdió el miedo, el respeto y se ha ganado en materia de riesgos, aunque son muchas las historias que dan cuenta de los dramas múltiples y desgarradores de familias enteras que lo perdieron todo ante el embate de la pandemia.

Los contrasentidos han sido elocuentes y esa narrativa no se extingue. Con la implementación de medidas para evitar contagios se recupera confianza una vez que se inicie con el proceso de vacunación, aunque será seguramente lenta, habría que revisar la logística, calendarización y otros datos para saber los alcances del antídoto.

Deseamos el próximo año registre otra realidad, otros elementos que regresen la estabilidad para retornar a la normalidad –por llamarle de alguna manera- y la desazón se pueda diluir porque la vida cotidiana se alteró de manera contundente como lo indican los registros, números y dramas.

No obstante, este año que llega a la etapa final quedará bien marcado en la memoria colectiva por la lista enorme de daños registrados en el mundo, el recuento aún no termina, los estragos aún se contabilizan porque cada día los reportes en el mundo suelen ser desalentadores. Nada de lo que sucede en el orbe nos debe ser ajeno, al final a todos nos afecta. El 2020 y la pandemia serán inolvidables.