Estamos terminando uno de los años más difíciles por los que hemos atravesado en la historia contemporánea de México y del mundo. De repente nos alcanzó un evento disruptivo para el que nadie estaba preparado: la pandemia por COVID-19 fue inesperada, cuando se presentaron los primeros casos hace un año nadie se imaginó que se llevaría la vida de casi un millón y medio de personas en el mundo y que estaríamos por tener unas fiestas decembrinas con poco más de 63 millones de contagios.

Aún hoy, en México, no estamos listos para festejar las fiestas como acostumbramos. Ahora, más que nunca debemos seguir los protocolos de salud e higiene para cuidarnos a nosotros mismos y a nuestras familias. Debemos entender que no hay que bajar la guardia porque este virus seguirá siendo peligroso en los próximos meses y, de hecho, seguramente tendremos que aprender a vivir con él en el futuro. Ha sido un año en el que vimos que aún en los países más desarrollados y dotados de alta tecnología, no contaban con sistemas de salud que pudieran hacer frente a tal fenómeno, y fuimos testigos de cómo aumentaban los casos de contagios en Europa y Estados Unidos.

Con preocupación también vimos como a nosotros no nos fue nada bien, con un sistema de salud que de por sí ya tenía problemas de falta de instalaciones, de suministros y de personal médico; lo cual solo nos ha causado temor. Pero, pese a todas estas deficiencias, los médicos y enfermeras han salido como verdaderos héroes a salvar miles de vidas, aun poniendo en peligro la de ellos mismos y la de sus familias. Hay que reconocerles el amor a su profesión y aprender de su valor humanitario, es algo que tenemos que reflexionar ahora en diciembre, y que podemos trabajar día a día.

Definitivamente, la digitalización nos ha cambiado. Se ha apoderado de nuestras vidas, pues ahora trabajamos, compramos, nos entretenemos y nos relacionamos a través de las aplicaciones digitales. Y a pesar de las distancias, hemos aprendido que los lazos que nos unen son lo que nos hacen verdaderamente fuertes. Expresamos nuestro cariño a través de los medios digitales y eso nos demuestra que los sentimientos traspasan las palabras o las acciones.

No existen barreras para los sentimientos y los valores, esto hace que podamos trabajar juntos, que fomentemos la cooperación y la solidaridad, y ahí es donde se puede fortalecer al país.

Nosotros somos los que podemos darle al país, esa necesidad de seguir enfrentando la realidad de una manera que nos permita sobrevivir porque, hay que admitirlo, la pandemia nos ha traído otras crisis muy serias como la pérdida de empleos, la disminución de ingresos, mayor pobreza y desigualdad. No podemos hacernos de la vista gorda de ello, al contrario, tenemos que estar conscientes, habrá que hacer un cambio mental, tomar acciones diferentes en todos los sentidos.

En el ámbito económico, los trabajadores, empresarios, agricultores, todos estamos buscando sostener nuestra actividad y eso demuestra que tenemos mucho amor al país. México es muy grande, pero desafortunadamente tenemos un gobierno sin la capacidad de propiciar una agenda que nos pueda llevar con esa fortaleza a superar muchos problemas. Si lográramos que el país fuera acompañado con medidas positivas, el próximo año podríamos dar un salto cuantitativo en términos de tener una sociedad con mayor capacidad.

Diciembre va a ser un buen mes para pensar cómo vamos a afrontar el próximo año. Tenemos la oportunidad de salir fuertes, y podemos trabajar para afrontar el 2021 con una mejor actitud, con valores, y con mayor humanidad. El futuro está en nuestras manos, así que tenemos que hacer todo lo posible para diseñar uno que sea deseable para todos.