Antes, cuando era joven, llegó a tocar en el Teatro Ángela Peralta de Mazatlán con la Sinfónica de Sinaloa, pero desde que se hizo viejo, pues ya no.

Les platico: tiene 65 años y él mismo dice que se ve como de 80. La vida pesa y más cuando se tiene que ganar la vida cargando su enorme instrumento musical de 9 kilos en las playas de Mazatlán para tocarle a los turistas por unos cuantos pesos la canción.

Se llama Juan Hernández Tinoco y junto a su compadre Fermín Tiznado —que toca la guitarra de 12 cuerdas— trajinan todos los días ganándose el pan con el sudor de su frente, literal.

También trabajan en las cantinas, mercados, fondas y restaurantes del centro de Mazatlán, pero ahora que es temporada de turistas se vienen a las playas.

Además, las restricciones sanitarias les han cerrado muchas puertas —literal-—de los negocios donde antes los dejaban entrar y tocar para los parroquianos. Agarran pesos, dólares y hasta euros les han dado, que van a que les cambien en un negocio por el rumbo del Malecón donde de repente se los trincan con el tipo de cambio.

Juan está casado “con la misma mujer” desde hace 47 años y tienen 7 hijos. Uno de ellos —el menor— de 33 años, vive todavía con ellos porque no encuentra trabajo. “Tiene meses buscando y se la pasa metido en internet, pero el pobre no halla”, dice.

Como es adulto mayor, dice que buscó inscribirse en el programa del gobierno de AMLO para que le entregaran la ayuda “como de $3,000 que les dan a los viejos, pero es puro trinquete porque en la colonia donde vivo hay un líder que pide que le demos el 30 por ciento si nos mete en la lista y así hay unos que ni llegan a los 50 y ahí los tiene, llevándose un dinero que no llega a las manos que deben”.
Por si les interesa a los sabuesos de la 4T, Juan vive en el barrio Lomas del Ébano, que nomás el nombre tiene de bonito y es un llano polvoso y árido sin un solo árbol.
Padece diabetes y la asistencia médica que recibía del Seguro Popular, desapareció el 24 de octubre del año pasado debido al decreto del gobierno de López Obrador que le dio en la madre a ese organismo para crear el inexistente Insabi, que pomposamente significa “Instituto de Salud para el Bienestar”.
Por cierto, para que no se nos olvide —porque solemos ser bien desmemoriados— el que propuso ese engendro que nació muerto fue el diputado federal de Morena, Mario Delgado, hoy presidente nacional de ese partido.
Prosigo con la historia de Juan. Al día, en esta temporada de semáforo ámbar pandémico, saca a lo mucho unos $200 y su compadre Fermín pos otros tantos.
Es que, a diferencia de sus competidores más jóvenes, ellos no pueden trajinar tanto tiempo y menos caminando por la arena.
Hay unos —los de las mini bandas sinaloenses— que hasta bocinas con ruedas y micrófono traen. Éstos les vuelan la clientela bien fácil porque hacen más relajo que un dueto de viejos de guitarra y tololoche, como él mismo dice.

MÉNDIGOS POLÍTICOS

La vida para ellos es muy dura. A diferencia de la de los altos mandos del gobierno, de los burócratas, de los diputados y senadores, de los líderes sindicales, que a pesar del bicho reciben sus sueldos, prestaciones y aguinaldos íntegros, “trabajando” desde sus casas.
Esa casta de privilegiados –que baboseando y cometiendo p3nd3jadas a destajo, viven en la comodidad y muchos de ellos en la opulencia– son los verdaderos enemigos de México, no los imaginarios adversarios a los que todos los días les tira AMLO desde su púlpito palaciego presidencial.
La República solo existe en sus discursos recitados a la “velocidad” de 4 palabras por minuto. El bienestar del pueblo, en la verborrea de sus arengas políticas propagandísticas. El abatimiento de la pobreza, en sus panfletos electrónicos y de papel y en sus doctrinas socialistoides.
El desarrollo de México, en los millones de mensajes que bombardean las granjas de autómatas pagados con nuestros impuestos –los patéticos bots– con alabanzas al “mesías tropical” que juega a gobernar en un país cada vez más empinado.
La superación de la pandemia, en el inicuo e inocuo “plan sanitario” a cargo del que se siente dios de la salubridad y candidato a engrosar las filas de la NASA, en la tripulación del siguiente viaje al satélite de la Tierra para formar allá la primera crianza oficial de lunáticos. Sí, me refiero al inefable López Gatell.
Para que no se le vayan a tirar a la yugular a Juan, esto último no lo dijo él. Lo digo yo y —como dicen los abogados— para recibir y oír notificaciones (amenazas y mentadas de madre), al final de este artículo aparece mi correo electrónico. Doy fe.

CAJÓN DE SASTRE
“Mejor terminamos deseándoles a todos, que el 2021 que ya se asoma a la vuelta de la esquina, sea benigno con ustedes y los suyos. Que tengamos los… H… productos bachoquianos que ponen las gallinas para que la repulsa y críticas al mal gobierno, vayan más allá de los agachones, timoratos y e inútiles mensajes que inundan los chats y las redes sociales, donde muchos sienten que así están haciendo Patria. En pocas palabras: que den un paso al frente y se dejen de babosadas, creyendo que con chistes, memes y compartir mensajes de otros, van a sacar al buey de la barranca”, dice la irreverente de mi Gaby… y yo la secundo.

placido@detona.com

Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe todos los días su columna IRREVERENTE para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.