La verdad siempre me apoyo en la muy bien pensada investigación de Héctor Anaya para sus calendarios de escritores, pero ya hace unos años que Héctor suspendió sus valiosas efemérides e incluso el coctel en la Sociedad de Escritores de México, así que haré una lista más bien escuálida, pero que encabeza el mayor poeta de México: Ramón López Velarde, quien murió el 19 de junio de 1921. Así pues, esa será una conmemoración de lujo.

 

Caruso en México

Enrique Caruso, considerado el mayor tenor de todos los tiempos, también llega al centenario de su muerte. Visitó México a finales de septiembre de 1919. Las óperas que interpretó fueron Un baile de máscaras, El Elixir de amor, Sansón y Dalila, Payasos, Carmen y Aída. Los escenarios, el Teatro Esperanza Iris (hoy Teatro de la Ciudad) y la apoteosis en El Toreo de la Condesa (donde hoy está la tienda departamental El Palacio de Hierro). Como Plácido Domingo, el napolitano era a la vez, tenor ligero y dramático. La RCA Víctor le grabó unos 250 discos lo que lo catapultó a su fama mundial. El presidente Venustiano Carranza pagó el tren de Laredo a la estación de Buenavista y los viáticos del pequeño grupo que lo acompañaba. En Cuba se presentó en mayo de 1920 y el gran escritor Alejo Carpentier cuenta, en un video, que uno de los días tembló en la Habana (otros dicen que fue una bomba anarquista) que causó que, en plena representación de Aida, Caruso saliera a la calle despavorido y por el vestuario, un policía lo detuvo por andar vestido de carnaval fuera de temporada. No quedó libre el cantante hasta que lo rescataron en misión conjunta su embajador y Carpentier que era el organizador de su presentación en la isla. Las entradas costaron 20 y 25 pesos en México y en La Habana 25, aunque en la reventa mucho más. Para hacer un cálculo se escribe en el periódico el Universal y otros medios, que una ópera en México costaba unos dos mil y pico de pesos y la temporada de Caruso 300 mil. Se menciona su viaje a Xochimilco.

No sobra decir, ya que de aniversarios se trata, que Aída de Giuseppe Verdi se estrenó en 1871, hace 150 años, en El Cairo. Rafael Solana, fundador de la revista Siempre!, tiene una biografía del músico que se titula Oyendo a Verdi y que tuve la suerte de presentar, junto a Claudio R. Delgado, en una conferencia-concierto.

 

La pulga en la oreja

Georges Feydeau (1862-1921) es un autor al que se considera el creador del vaudeville y su más célebre comedia de las equivocaciones La pulga en la oreja todavía, adaptada y modernizada, sirve para la enseñanza del francés en la Alianza Francesa. Otra de sus obras muy puesta en escena es La Dama del Maxim.

 

Camile Saint Saëns

Se le considera un músico académico, perfecto, virtuoso incluso, pero frío. Fue amigo de Franz Liszt, otro perfeccionista, y lo elogiaba el innovador Wagner. Vivía su familia junto a la de Ingres, el más reconocido de los pintores neoclásicos, quien lo conoció de niño (prodigio) y, sin duda, le sirvió de modelo. (Yo no comparto ese desdén general por Ingres, Justino Fernández nos mostraba su perfección y Rafael Barajas, el Fisgón, en una visita guiada me reveló cómo influyo para bien en el caricaturista Cabral). De modo paradójico, Saint-Saëns, el distante, compuso El carnaval de los animales que es muy popular y no sólo el can can de las tortugas o la Danza macabra con los esqueletos, sino la suite en su conjunto (Si usted es curioso puede escucharla en su PC). La ópera Sansón y Dalila, que se menciona aquí al hablar de Caruso, es de la autoría de Saint-Saëns.

(Más conmemoraciones en próximo minicomentario).