Desde la aparición del virus SARS-Cov2 en Wuhan, China a finales de 2019, se señaló que este, como otros virus que se replican a partir de su ARN (ácido ribonucleico), tiende a acumular mutaciones, en contraste con los virus de ADN (ácido desoxirribonucleico) que “corrigen” sus mensajes genéticos. Pero eso no significaba gran preocupación.

Sin embargo, el hallazgo de una variante en Reino Unido, otra en Sudáfrica y una más en Japón ha causado que grupos de científicos investiguen qué repercusiones podrían tener en la salud de las personas e incluso en la efectividad de las vacunas contra SARS-Cov2.

 

El cambiante virus

Hasta ahora todos los estudios publicados, y los que están en proceso de revisión, solo señalan que las variantes de Reino Unido y Sudáfrica probablemente son más transmisibles que las anteriores. Asimismo, es casi seguro que las vacunas sigan siendo efectivas contra esas variantes, ya que no se trata de una cepa.

Las mutaciones ocurren constantemente en el proceso de replicación de los virus de ARN porque, a diferencia de los virus de ADN, no cuentan con ADN polimerasas (un “corrector de estilo” o de “erratas”) que completan correctamente la cadena de replicación. La buena noticia es que los coronavirus (al que pertenece el SARS-Cov2) tienen un sistema de corrección de copia que impide haya una mayor variabilidad.

Las mutaciones del virus del Covid-19 no habían causado grandes diferencias en sus características generales, como si se tratara de la producción en línea de alguna prenda de vestir. El control de calidad impediría que muchos suéteres salieran defectuosos, pues permitiría corregir errores a tiempo, pero aún así podrían llegar a ocurrir ciertas variantes sin afectar sus características.

En la cadena de producción podrían acumularse varios defectos o errores, por ejemplo un doblez mal hecho, un botón mal cosido o la prenda mal empacada; la suma de esos errores podría considerarse una variante que diferenciaría esa prenda de las demás. En el caso del virus de ARN, esa sería una variable, ya que aunque no sería completamente distinta a los otros virus, sí tendría ciertas particularidades, como se aprecia en las variables recientemente descubiertas, que tiene algunas características distintas pero siguen siendo SARS-Cov2.

Las cepas, simplificando, puede decirse que corresponden a la acumulación de variantes que provocan una modificación mayor en el virus, la cual impide que los anticuerpos puedan identificarlos, de la misma manera que pudiera ser que un suéter siga siéndolo, pero en lugar de cuello en V sea redondo o cerrado y no abierto.

 

La nueva variante del SARS-Cov2

La variante llamada 501Y.V1 del virus del Covid-19 apareció en el sur de Inglaterra en septiembre, pero no fue sino hasta diciembre que se comenzó a extender en el Reino Unido y posteriormente a 50 países, con más capacidad de transmisión, aunque actualmente no se ha encontrado que cause mayor letalidad. La variante de Sudáfrica, 501Y.V2, se ha encontrado en 20 países y, como la del Reino Unido, es probable que sea más transmisible.

Ambas, según las actuales investigaciones, no han tenido muchas mutaciones para convertirse en una cepa; es decir que las vacunas de Pfizer-BioNtech y Moderna seguirán siendo efectivas, pues la espiga S del virus (donde se encuentran los antígenos) no se ha modificado. De esa forma, la vacuna inducirá la producción de anticuerpos para neutralizar a los antígenos del SARS-Cov2, cuando el virus realmente entre al organismo.

Así que, hasta donde han avanzado las investigaciones sobre estas variantes del SARS-Cov2, puede considerarse que la aplicación de las vacunas realmente protegerá a las personas del Covid-19, pues no se trata de una nueva cepa, sino de dos variantes.

De acuerdo con las características de este virus, sus mutaciones son más lentas que las que se producen en otros virus, como el de la influenza, por lo que la aparición de cepas con modificaciones en la espiga S pueden tardar muchos años. Además, es probable que para entonces la aplicación de las vacunas haya producido anticuerpos capaces de identificar los antígenos de esa hipotética cepa del SARS-Cov2.

 

@RenAnaya2

f/René Anaya Periodista Científico