Por Mariana González Araujo

 

Nuestro año bisagra, 2020, nos conectó con dos ideas principales. La primera, el cierre del decenio por la biodiversidad (2011-2020), en el que se buscaba la generación de conciencia del gran valor de la biodiversidad. Y, por otro lado, con el inicio del Decenio por la Restauración (2021-2030) en el cual, ya no solo se busca apreciar sino restaurar la biodiversidad.

Con este contexto, se imaginan ¿qué sería lo mejor que podría pasar si los líderes mundiales alinearan políticas a las emergencias ambientales, como la regeneración de los ecosistemas?

Ciertamente, es un reto, pero se pueden delinear estrategias en cada país considerando las aportaciones de Anne Larigauderie, Secretaria Ejecutiva de la IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas) quien nos menciona como prioridad, reducir y evitar que la degradación de la naturaleza continúe y para ello, IPBES ha delimitado cinco conductores de la pérdida de biodiversidad, siendo estos:

  • Deforestación
  • Sobre explotación de los recursos
  • Cambio Climático
  • Contaminación
  • Invasión de Especies Foráneas

 

Deforestación

Una experiencia importante es la Gran Muralla Verde del Sahara y el Sahael. Proyecto enmarcado en las Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) con el que se busca la creación de áreas verdes, que puedan integrarse a la restauración del paisaje y hacer frente a los procesos de desertificación como las sequías, las tormentas de arena, y las olas de calor.

Lo relevante, es que no solo ayudan a crear nuevos bosques urbanos sino que ayudan, al mismo tiempo, a regenerar los bosques existentes. Además de capturar el CO2 en la atmósfera, lo cual impacta en la reducción de las temperaturas, en el uso de aires acondicionados y mejora la calidad del aire.

Frente a la deforestación, México ha hecho lo propio a través de la CONANP, la CONAFOR y la CONABIO. La CONANP a través del cuidado de las 182 áreas naturales protegidas, la CONAFOR, con la prevención de los incendios forestales, el mantenimiento y reforestación y, finalmente, la CONABIO a través de fomentar una cultura de ciencia ciudadana.

 

Sobre explotación de los recursos

Desplazamiento de especies por la incursión de la agricultura, las dinámicas inmobiliarias y de transporte, no son algo ajeno pero ¿qué está pasando en los ecosistemas costeros y marinos? La explotación de estos a través de la sobre pesca está generando una escasez cada vez más evidente.

Lo relevante, además de la escasez, es el deterioro marino que conlleva. Los arrecifes, que también nos ayudan a la captura de CO2, se están deteriorando y con ellos, la dinámica de nuestras costas y mares, que a su vez, también tienen que hacer frente a la acidificación de los océanos, la contaminación de plásticos, los micro plásticos y los derrames tóxicos.

En México, algunos de los mayores retos han sido enfrentados por los habitantes de Sonora, con los derrames tóxicos que vivieron en el Río Sonora y Banacuchi. En Baja California Sur, con la muerte masiva de lobos marinos en agosto de 2020 y en octubre, la ausencia de peces Marlín en el torneo deportivo Bisbee que algunos explican fue ocasionada por una entrada de agua caliente.

 

+ Cambio climático, Contaminación e Invasión de Especies Foráneas

Los cinco conductores que nos indica IPBES bien podrían ser 10 o 100, la cuestión es poder conectar los puntos en común y actuar de forma integral.  Hemos visto en los ejemplos para los primeros dos, la deforestación y la sobre explotación de recursos, pero la intención es darnos cuenta que no están aislados. En ambos ejemplos, se aprecia una intensidad dirigida por el cambio climático aumentada por la contaminación. Por ello, son necesarias estrategias integrales.

No podemos, por ejemplo, buscar tener la presencia de Marlín, solo considerando la sobre explotación de recursos, sino considerar los cambios en las temperaturas por el cambio climático. De igual forma, en la estrategia de la Muralla Verde no solo se debe pensar en la reforestación, sino en el desplazamiento de especies por la desertificación.

Estos son solo ejemplos, pero en cada una de nuestras comunidades podemos solicitar a nuestros líderes —presentes y futuros— que ante los retos que se presenten se puedan delinear- junto con sus habitantes- estrategias integrales basadas en la naturaleza. Ojalá podamos ponerlo en práctica y pensar qué sería lo mejor que podría pasar si estas emergencias estuvieran en sus agendas.

 

La autora es egresada y profesora de medio ambiente en la Facultad de Estudios Globales en la Universidad Anáhuac México.