¿Cuál es el sueño de los que están despiertos? La esperanza.

Carlomagno.

 

Esta es mi primera colaboración del año 2021 que recién inicia, una oportunidad de reflexionar, analizar, discernir y valuar lo que nos ha tocado vivir durante los 12 meses que duro, para unos el año 2020 fue trágico, complicado, difícil, insalvable; para otros fue la oportunidad de cambiar, mejorar, crecer, trascender, valorar, agradecer, sacar lo mejor de lo peor.

Una pandemia de tan graves consecuencias como la del Covid-19 no habíamos vivido en la historia reciente, de tal manera que para todos en el mundo se trató de algo inesperado, que no conocíamos, que lo tendríamos que afrontar, así como viniera y buscar las soluciones sobre la marcha del tiempo, una especie de prueba error.

Darnos cuenta qué lo más básico, esencial e importante lo habíamos dejado de lado, olvidado, no le dimos la importancia que tenía, ensimismados en la tecnología, los avances científicos, la falsa seguridad de que dominamos como especie humana el universo, todo se vino abajo en poco tiempo.

Lo espiritual, lo personal, lo familiar, lo esencial lo que verdaderamente importa se situó frente a cada uno de nosotros, nos dimos cuenta de que, solos no podíamos, que requerimos a los demás. Los que hacen las cosas más modestas volvieron a ser visibles, necesarios, esenciales, los que más dieron arriesgándolo todo para que los demás sobreviviéramos, médicos, enfermeras, policías, repartidores, cocineros y un sinfín de personas que con su actividad imparable permitieron que los demás continuáramos.

El prójimo, el más próximo, el cercano cobro cuerpo y realidad, nuestra familia, los amigos, los vecinos se hicieron presentes, sufrientes de los mismos dolores. Así vimos partir a la eternidad, a familiares, amigos, conocidos, que con la pena de no poder despedirlos como se merecían, nos generaban angustia y tristeza. El enemigo invisible cobraba las facturas y cada vez más se acercaba a nuestro entorno.

En las últimas dos semanas de diciembre mi condición de salud me jugo una mala pasada, generándome una neumonía que me postro en cama y me puso en condiciones muy delicadas de salud, que solo con el cuidado permanente, generoso amoroso, de mi esposa, mi familia y amigos logré salir adelante, pero muchos otros desafortunadamente no lo pudieron hacer.

Después de lo más grave, durante la convalecencia tuve oportunidad de reflexionar profundamente, pensar, analizar, discernir sobre lo vivido y lo que aún nos falta por vivir. A pesar de los pesares, los que aquí seguimos debemos agradecer a Dios por la vida, la oportunidad de continuar, de buscar que debemos hacer para afrontar esta realidad.

Lo primero es saber que estamos y por ello debemos alegrarnos, que debemos cuidar más a nuestros seres queridos, dialogar, dejar las peleas y disputas, no es tiempo de ello, es tiempo de aprovechar al máximo lo que tenemos, para poder amar más, abrazar más, querer más, cuidar más, pronto todo esto pasara como han pasado las peores crisis del pasado.

Ahora hay que pensar en cuidarnos lo más posible, la salud física y mental, la alimentación, el ejercicio, las relaciones de convivencia sana, nuestro aprendizaje y enseñanza, nuestra relación con lo trascendente, con el prójimo, con el bien común, con los otros.

No hay manera de que todas las reflexiones quepan en esta colaboración, hay muchísimas más que se quedan en el tintero, pero lo que me gustaría es que cada uno hagamos nuestras propias reflexiones sobre lo que nos ha tocado vivir y actuemos en consecuencia.

El 2020, acabo y nos queda en la memoria, el 2021, empieza y no será fácil pero ahí tenemos la oportunidad, que de nuestras reflexiones del año acabado surjan las esperanzas del que tenemos enfrente. Mis esperanzas se sitúan en que este 2021, lo vivamos con más plenitud, entrega, oportunidad de explorar y hacer lo que no nos hemos atrevido, de tomar el toro por los cuernos y disfrutar más de los que amamos, no como buenos deseos, si no como realidades, que digamos lo que queramos decir, que amemos con plenitud, sin restricciones, que no posterguemos, que fluyamos y que actuemos.

Entre todos esos aspectos personales vendrán los retos sociales, políticos, económicos, de salud, pero que ante ellos nuestra disposición sea plena, total, resolutiva de hacer lo que tengamos que hacer para estar bien y lograr que otros también lo estén.

Ya volveremos a hablar de elecciones, problemas y realidades de nuestro país y del mundo, mientras tanto hoy nos quedamos con las reflexiones del 2020, y las esperanzas del 2021, que espero sean alentadoras, provocadoras y retadoras para hacer un año prospero a pesar de los pesares. Les deseo a todos un gran año, les pido a todos construyamos un gran año.

@perezcuevasmx

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