“Descansa en pants”, le dije y no sé por qué se enojó tanto, si no le estaba deseando la muerte, porque ésta no se le desea a nadie, ni a los p3nd3jos que cuando van a escribir la palabra “cajón”, preguntan si es con “G” o con “J”.
Les platico: es por demás —como decía mi abuela cuando se enojaba con mi abuelo— no tolero las faltas de ortografía; se me hacen de gente a la que le vale madres la importancia de escribir, que es una prolongación refinada o “pensada” del hablar.
Cuando el que la tiene mala —la ortografía— no escribe más que la lista del súper, se le perdona; pero cuando su oficio es inherente a ella, valiendo madre llamando al Santo.
Viene esto a colación porque estoy seguro de que la notoria deficiencia que AMLO muestra cada vez que intenta articular palabra, no es un artilugio para congraciarse con el atajo de ignorantes que le dieron su voto hace dos años. Sus rasgos verbales son producto de un trastorno antisocial de su personalidad.
No se necesita tener un título de psicología para darse cuenta de que la animadversión que profesa hacia sus antecesores y hacia los sistemas de gobierno económico previos a su llegada al poder, equivalen a presentarse en una cena de gala vistiendo en pants. Eso es psicopatía consumada.
Así se comporta nuestro presidente. Tiene un puesto de lujo por el que soñó toda su vida. Ya le cruzaron el pecho con la banda presidencial. Amasó un poder inaudito y se siente con el derecho de ponerse pants, cuando tendría que andar vestido de gala todo el tiempo.

El aneurisma
Y por favor, para los que no le mueven a las analogías, háganme el favor de saltarse hasta el CAJÓN DE SASTRE para evitarles un aneurisma.
Ah, hablando de ese padecimiento, han hecho muy bien los que mangonean las parodias esas de las mañaneras, en no dejarme entrar las cuatro veces que lo he intentado, porque lo primero que quisiera decirle al presidente es:
“Relájese; evítese un aneurisma cerebral. Aunque pensándolo bien, a usted nunca le va a dar eso, porque para que haya ese tipo de aneurisma, tiene qué haber un cerebro”.

El tiempo nos atraviesa
Entonces, ligo en este momento las características de la psicopatía —la cual es ejecutada magistralmente por el presidente— con sus dotes de alto rendimiento, lo cual lo vuelve todavía más peligroso.
Ese es el tiempo que nos atraviesa a todos los mexicanos, vivamos o no en éste País, porque la vergüenza no reconoce fronteras.

Evidencias
Defender a Trump porque Twitter le canceló sus cuentas o porque Facebook anda por las mismas, es la estupidez más sonora de los últimos tiempos.
Dejar que el conato de canciller Marcelo Ebrard se haya salido con la suya al provocar la jubilación prematura de la Eminente Embajadora de México en EU, doña Martha Bárcena, le va a costar carísimo a México en sus lides diplomáticas y esa “decisión” fue una soberana y republicana p3nd3jada.
Mantener en el puesto al cantinflesco —con perdón de Mario Moreno— Hugo López-Gatell es criminal y atroz para la salud de millones de mexicanos.
Haber dejado que el huido a Sonora Alfonso Durazo creara su Guarida Nacional —escribí Guarida, no Guardia— le dio en la mera madre a la seguridad de un país gobernado por las bandas criminales.
Perdonarle a Manuel Bartlett haber provocado la inundación en Tabasco, sus raterías y las de su hijo y cancelar contratos de energía limpia para favorecer a su socio Armando Guadiana, el bigotudo sombrerudo senador por Morena, al comprarle carbón para mover con toda la suciedad del mundo, las turbinas de la CFE, es producto de alguien que tiene trastocado su proceso mental.
Nombrar a la iletrada en economía Tatiana Clouthier como Secretaria de esa importantísima cartera del gobierno federal, es darle el tiro de gracia a las áridas posibilidades que tenía México de recuperarse de los efectos del méndigo bicho.
Poner a Delfina como secretaria de Educación, equivale a darle el puesto de secretario de Salud al portero —con perdón de tan noble oficio— del estacionamiento de la clínica más jodida del INSS, el ahora Instituto Nórdico del Seguro Social por “decreto presidencial”.
Mantener en PEMEX como director a un ganadero que de criar cerdos nos da lecciones y que del giro de dicha empresa sabe lo que usted y yo de astrofísica, es producto de una mente totalmente dislocada en cuanto a percepción de la realidad.

Destinos con intestinos

Hacerle caso a alucinados como Fernández Noroña, Martí Batres, Taibo II, Dolores Padierna e incluso a René Bejarano, equivale a dirigir la brújula hacia el desfiladero, que si fuera el de sus propios horizontes, no tendría nada de malo, pero lo está haciendo manejando los nacionales destinos con los intestinos suyos y de sus comparsas.
Ante todo esto me dan muchas ganas de decirle al presidente que la tecnología no es dialéctica y que la ciencia muy rara vez es elegante. Esto, por aquello de que lo que requiere México en estos agobiados momentos, es aplicar la ciencia y la tecnología, y no los discursos cargados de populismo barato, ni sahumerios, ni los relicarios ni las estampitas de santos y chamanes.

Cajón de sastre
“Escuchándolo en sus mensajes de estos dos aciagos años, qué capacidad inagotable para decir y hacer estupideces. Hasta parece que estamos en medio de un manantial del infierno”, dice la irreverente de mi Kalifa, evocando las palabras de un apreciado amigo.

placido@detona.com

Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe todos los días su columna IRREVERENTE para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.