Frente a la incertidumbre y letalidad de la pandemia en gran medida resultado de las malas decisiones y falta de políticas públicas de la cuatroté, este año México vivirá el proceso electoral más grande de su historia moderna con la renovación de cargos de elección popular en 32 entidades, incluidas 15 gubernaturas (BC, BCS, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, SLP, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas).

Las restricciones sanitarias propias de la contingencia que estamos viviendo, pondrán a prueba a los candidatos en la búsqueda del voto. Ya no veremos los acostumbrados acarreos, ni sombreros nuevos de supuestos campesinos, ni el reparto de playeras, gorras, banderines ni lonches. ¿Cómo se darán a conocer los candidatos? ¿Con base en qué tomará su decisión el elector?

Debido a la sana distancia, los habituales recorridos electorales que se hacían de una comunidad a otra –la mayoría de las veces por única y última vez– se perderán en la oscuridad de estos tiempos y entonces, ¿a qué discurso recurrirán los candidatos ávidos de vítores y “baños de pueblo? En los estados eminentemente rurales, que son el objetivo de nuestra atención, ¿cuáles son los factores que prevalecerán en el ánimo? ¿estaremos ante el regreso del voto verde, clientelar, corporativo y cooptado?

La observación viene “como anillo al dedo” luego de que los candidatos “destapados” por MORENA tienen varios factores en común: la mayoría han sido funcionarios y/o legisladores federales que se han beneficiado del reparto de programas sociales y del campo con evidente intención electorera. Además, han surgido luego de polémicos procesos internos con fracturas en la militancia local.

Casos emblemáticos como el de Zacatecas, donde el ex coordinador general de Ganadería de la SADER, David Monreal, se alzó con la candidatura de MORENA a la gubernatura pese a sus fallidos resultados con el programa de Crédito Ganadero pero gracias a la operación política de su hermano senador, Ricardo. Durante el mal desempeño de David Monreal en la cartera de Ganadería, se dieron continuas denuncias de pequeños ganaderos que recibían reses enfermas que finalmente morían y los dejaban endeudados, además de la opacidad en la trazabilidad y sanidad del ganado que nunca se supo dónde lo compraron y cuánto costó. Finalmente, esos malos manejos acabaron por desaparecer el programa. ¿Será que los más de un millón 200 mil electores zacatecanos lo olvidarán a la hora de votar?

La sureña entidad de Guerrero –con más de 2 millones 600 electores– se mantiene entre sombrerazos y patadas por la designación de Félix Salgado Macedonio –que busca por tercera vez la gubernatura– quien dejó en la lona al superdelegado de programas federales, Amílcar Sandoval, que no se conforma al creer que cuenta con el voto rural luego de que por meses hizo uso del programa de fertilizantes para promoverse, sin importarle las presiones de los campesinos que nada más no tenían el abono, y que tuvieron que recurrir a cierres carreteros, tomas de bodegas e incluso retención de autoridades. A Amílcar no lo ayudó ni la trayectoria de su padre, ni la posición de su hermana, la secretaria federal Eréndira, ni las alharacas de su cuñado.

Chihuahua –con casi 3 millones de electores potenciales– merece mención aparte por su importante aportación al PIB agroalimentario, que sin embargo se debate entre una guerra intestina en el PAN y la imposición muy cuestionada por parte de MORENA de otro ex superdelegado y ex diputado, Juan Carlos Loera, acusado varias veces de nepotismo y desatención el conflicto por el agua de la presa La Boquilla. Como recordarán, hace apenas unos meses, los productores agropecuarios chihuahuenses estuvieron a punto del estallido social por la extracción de agua de sus presas para pagar una deuda con EU, que los dejaría al borde del colapso productivo. ¿Hacia dónde inclinarán la balanza electoral los combativos productores agropecuarios chihuahuenses cuyas movilizaciones sufrieron el asesinato Jéssica Silva, participante de la Caravana por el Agua, a manos presuntamente de un elemento de la Guardia Nacional? ¿Se les olvidarán los enfrentamientos, golpes y el desdén de la CONAGUA?

Sonora, Sinaloa y Michoacán, destacados estados productores y exportadores de alimentos, también están en la mira de estos políticos que lo único que buscan es el Poder para poder. En un punto emblemático donde la cuatroté se ha dedicado a desmantelar todo el andamiaje que impulsaba la productividad y la competitividad, para orientar sus esfuerzos en la agricultura de autoconsumo; donde las cadenas productivas nacionales han sido desestructuradas, donde el Consejo Mexicano para el Desarrollo Rural Sustentable ha sido desechado para evitar oír las voces de los verdaderos productores, ¿veremos una reorientación de un voto verde más razonado y demandante de la resolución de sus necesidades? Los campesinos, ganaderos y pescadores de este país ya han constatado que el gobierno federal “ni los ve, ni los oye”.

En este sentido, las circunstancias y las expectativas avizoran un comportamiento de los votantes rurales rompiendo paradigmas, respecto al voto utilitario, basado en las prebendas y los programas sociales. El reto es ver quién les ofrece tal tabla de salvación, porque hasta ahora tampoco hay propuestas claras respecto al sector por parte de los candidatos. Hoy, los productores agroalimentarios de México han cambiado y son más exigentes. ¿Este año electoral podremos atestiguar la sacudida del voto verde tal como lo conocemos y veremos surgir el poder de los votantes rurales? Las mujeres y hombres del sector agropecuario están frente a la oportunidad histórica de inclinar la balanza a su favor.