Por Adolfo Arreola García

El progreso tecnológico del siglo XXI ha traído consigo no solo desarrollo, sino también una evolución de los conflictos armados y medios para que los actores no estatales generen disrupciones masivas. Los ataques a los individuos, a las organizaciones y las acciones de la ciberguerra son algo latente; por lo que, es necesaria la presencia de fuerzas internacionales que vigilen que se respete el Derecho Internacional Humanitario, los derechos humanos y la soberanía de los Estados en el ciberespacio. Por estas razones, se expone el papel de los Cascos Azules Digitales en el fortalecimiento de la ciberseguridad dentro y fuera de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El panorama actual de la ciberseguridad en el mundo muestra una tendencia al alza de los eventos adversos generados por cibercriminales, ciberterroristas y fuerzas patrocinadas por los Estados. Sin lugar a duda, el tráfico de personas en línea, los ciberataques contra sectores vitales de los Estados y el ciberespionaje son actividades que explotan las debilidades y vulnerabilidades del ciberespacio. Por su parte, los grupos terroristas han utilizado a las redes sociales como un medio efectivo reclutar nuevos adeptos y lanzar ofensivas contra gobiernos. Estas amenazas digitales son reales y atentan contra la seguridad de los individuos, organizaciones y Estados. Evidentemente, la invisibilidad de los actores en el ciberespacio ha motivado la proliferación de ciberoperaciones clandestinas y un mercado negro digital, en donde se comercializa impunemente información, personas y productos.

En particular, la ONU es un blanco atractivo para las acciones de ciberespionaje y del cibercrimen organizado transnacional debido a que es un centro de política internacional, donde la información estratégica fluye masivamente. La vulnerabilidad de la ONU ante ciberamenazas se ve profundizada por: la dependencia tecnológica de los gobiernos miembros, la exposición al cibercrimen de todos sus asociados y la complejidad, sofisticación, severidad y frecuencia de los eventos adversos en el ciberespacio. En consecuencia, la ONU ha iniciado con planes y programas que aseguran que la tecnología es utilizada para crear un mundo mejor y justifican la creación de fuerzas como los “Cascos Azules Digitales” para salvaguardar la ciberseguridad.

Los Cascos Azules Digitales, son una fuerza de las Naciones Unidas que forma parte de la estrategia para garantizar la respuesta apropiada y protección debida de la infraestructura de Tecnologías de la Información y Computación con las que cuenta; sus objetivos son brindar libertad de acción, proteger los activos digitales, blindar las comunicaciones dentro/fuera de la ONU y salvaguardar la esencia del trabajo de la Organización. El programa de los Cascos Azules Digitales funge como una plataforma común de rápido y eficiente intercambio de información y/o coordinación entre actores para mantener un perímetro de seguridad e implementar las medidas de protección y defensa en las dependencias de la ONU.

Fuera de la ONU, para prevenir, mitigar y contrarrestar los efectos de las ciberamenazas a la paz, desarrollo y seguridad internacionales, se requiere de la participación de todas las partes involucradas. Es decir, la ciberseguridad internacional es una responsabilidad compartida por la sociedad internacional en su conjunto.  De esta forma, la estrategia de la ONU busca construir, fortalecer y motivar la cooperación internacional en aras de la ciberseguridad de todo el sistema. La misión de los Cascos Azules Digitales incluye apoyar las misiones de sus socios en el ciberespacio, proteger a la ONU contra ciberamenazas y promover la ciberseguridad en el mundo. El fin último es garantizar que la ONU cumpla con sus mandatos de manera segura.

En conclusión, la organización e implementación de grupos de ciberdefensa como los Cascos Azules Digitales de la ONU es prioritario debido a: la creciente dependencia en la tecnología, las características del ciberespacio, el incremento de las acciones ilegales/lesivas de actores estatales y no estatales, la proliferación de ciberamenazas, así como la falta de un cuerpo internacional de paz en el mundo virtual. Crear las fuerzas de mantenimiento de la paz en el ciberespacio es importante, para garantizar no solamente la continuidad de las acciones de la ONU, sino para fortalecer el respeto del derecho internacional, los derechos humanos, los objetivos del desarrollo sustentable y la ciberseguridad internacional.

 

El autor es profesor investigador de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.