El principio de presunción de inocencia previsto en la fracción I del apartado B del artículo 20 constitucional, es una institución jurídica que, si bien ha sido estudiada por la doctrina, ha sido distorsionada por la práctica. Eso por decirlo de manera suave. La realidad es que ha sido prostituido por razones políticas. Se maneja al gusto del cliente.
En el caso del abogado Juan Collado, su encarcelamiento en el mes de julio de 2018, se inició con base en la declaración de un solo testigo, el de su anterior socio y posterior denunciante. Sobre la marcha, los motivos que llevaron a privarlo de su libertad y las pruebas que supuestamente acreditaban su responsabilidad, se fueron ampliando y afinando. De la misma manera, se han ido agregando otros delitos. A base de filtraciones a la prensa se le ha convertido en el enemigo número uno de la sociedad mexicana. A la fecha, a pesar del principio de presunción de inocencia, ya lleva diecinueve meses privado de su libertad, sin que se vea para cuando pueda llevar su proceso en libertad.
En los procesos penales seguidos al señor Juan Collado, a la privación de su libertad, se agrega el descrédito de que ha sido objeto durante el tiempo en que ha estado recluido. En una profesión, como la del abogado que él ejercía, el crédito que se goza en la sociedad y en el foro es lo importante. Éste ha sido destruido en forma definitiva.
Hay otros ejemplos. En ellos, ignorando el principio de presunción de inocencia, la justicia se ha utilizado con fines netamente políticos o con el propósito de vengar viejos agravios.
En el caso de Félix Salgado Macedonio, el principio de presunción de inocencia se ha estirado hasta el punto de correr el riesgo de romperlo. Cosa rara, para defenderlo y sostener su candidatura a la gubernatura, ha sido invocado, sobre todo, por mujeres. Lo invocó la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero únicamente por lo que se refiere al morenista; no lo hizo respecto del abogado Collado. Qué más podíamos esperar de ella.
En la asamblea celebrada el domingo 14 de febrero en curso, en la que Salgado Macedonio fue ungido como candidato oficial de Morena, la presidenta municipal de Acapulco, Guerrero, Adela Román Ocampo, en su ambición de repetir en el cargo, invocó implícitamente el principio de presunción de inocencia y, en uso de facultades constituyentes, determinó que la facultad de juzgar al presunto violador no correspondía a los jueces. Ella afirmó: “Las acusaciones contra Félix Salgado las analizará y resolverá la Comisión De Honor y Justicia en Morena y en última instancia la Fiscalía General del Estado, que es el órgano encargado de investigar delitos y procurar justicia en casos como el que le imputan al compañero. Antes de esto, es irresponsable emitir una opinión.” (Reforma, de 15 de febrero de 2021, p. 8).
En esa asamblea quienes lo aclamaron, con olvido del principio de solidaridad y de la lucha feminista, fueron las mujeres. Si hubo críticas, éstas se enderezaron hacía aquellas que acusan al santo varón y no a éste por sus abusos.
En todo lo anterior ha quedado en evidencia el oportunismo político con el que actúan algunas feministas. No todas.
La acción interpretativa del precepto que contiene el principio de presunción de inocencia, debía estar encaminada a dar un mínimo de congruencia en su aplicación. De inicio, a querer o no, cabe reconocer que es imposible que en su aplicación no estén de por medio fines políticos.
Lo cuestionable está en que una servidora pública, como lo es la secretaria de Gobernación, invoque el principio en el caso particular de Salgado Macedonio y no lo haya hecho en otros. También lo es que lo haya invocado respecto de alguien que ha sido acusado de manera reiterada de cometer el delito de violación.
También es grave la actitud de la otra mujer, la presidenta municipal. Todo indica que recibieron línea y, en la medida de lo posible, trataron de defender lo indefendible.
Salgado Macedonio es un candidato que está herido de muerte. Su candidatura se parece a las esferas que se ponían a los árboles de navidad. Con un simple golpe se estrellaban. Si en el nivel local se organiza un debate público entre los candidatos a la gubernatura, ante las cámaras de la televisión local, el candidato más endeble y, por lo mismo, el que recurrirá a los golpes o retar a arreglarse a la salida, será él.
Quisiera ver cuál es la reacción de Salgado Macedonio, el candidato de Morena, cuando en ese debate, uno de sus adversarios políticos, le muestren copia de los expedientes en que obran las denuncias penales que existen en su contra. Cuando en el público una de sus víctimas le grite “Tu me violaste y me humillaste”. O que el público comience a gritar: “A la cárcel, a la cárcel”.
Así como es de violento, ¿los líderes de Morena suponen que se va a controlar y que no golpeará a quien se atreva a cuestiónalo en público? ¿no calcularon que se bajará del estrado y golpeará a quien lo acuse, sin importar que sea la mujer? Estando él de por medio nadie, en sus cabales, le puede apostar a que se auto controle.
También es factible que en los mítines y asambleas en los que Salgado Macedonio se presente le griten “Violador, violador, violador”; que tomen como lema: “En un terror estar con un violador” “Félix, ¿quién será tu próxima víctima?”
Los líderes de Morena, al declararlo su candidato, ¿pensaron en esas posibilidades? ¿Suponen que, a pesar de sus antecedentes como mal borracho, arbitrario y pendenciero va a ganar un debate o alzarse con la victoria como gobernador?
Si parten del supuesto de que va a salir adelante, ¿será que los guerrerenses hemos perdido toda nuestra dignidad y que merecemos no solo esa humillación, sino todas las que sean?
Lo inconcebible, pero muy posible, será que en el debate y en la campaña electoral sean las mujeres las que lo aclamen y las que lo proclamen como su querido candidato.
En el futuro, cuando se acuse a alguien de haber violado a una mujer, esas mismas mujeres y otras que ahora guardan silencio, con qué autoridad podrán pedir el castigo del violador. ¿Consideran que un gobernador de la estatura política de Salgado Macedonio se va a poner de su parte y procurará un castigo ejemplar al responsable?
Si seguimos como vamos, en el estado de Guerrero estamos ante al fin de la libertad sexual y el respeto a la dignidad de las personas. Sólo nos faltará que la primera iniciativa que presenten las ciudadanas diputadas de Morena, las que resulten electas en el próximo proceso electoral, sea una por virtud de la cual se proponga la derogación de los artículos 178 y 179 del Código penal del estado de Guerrero, que establecen los delitos de violación y el de violación equiparada.
En el caso de la candidatura de Salgado Macedonio Morena está atentando contra a un principio de la técnica del poder, lo enuncia Maquiavelo: no se debe intentar una acción en la que el fracaso es seguro y el éxito es incierto (Istorie fiorentine, libro III, 26).
En política no hay deudas que pagar, ni fidelidades que reconocer, sólo hay posiciones que conservar o ganar. Morena y su líder AMLO, por querer compensar viejos servicios y una supuesta “fidelidad”, corren el riesgo de perder la elección para gobernador del estado de Guerrero.
Así comenzaron a perder el poder los priistas. Van bien señores de Morena.