El inquilino de Palacio Nacional publicó un video después de cinco días de no pronunciarse debido a que contrajo COVID-19. Ante los rumores, este video calma y deja atrás especulaciones sobre su condición, y me es grato saber que el presidente se encuentra con salud. Sin embargo, expresó que la enfermedad no lo ha hecho cambiar de opinión sobre la pandemia y esto es realmente preocupante. Asimismo, al estilo de su “amigou” Donald Trump, salió en el mismo, sin cubrebocas y en vez de mostrar preocupación o empatía por quienes han pasado por lo mismo o peor aún por los miles de fallecimientos, dejando entrever que lo único importante es él.

Seguimos y seguiremos viendo más de lo mismo; en vez de utilizar todos los recursos del Estado Mexicano para combatir esta enfermedad, sigue en la misma línea que lo único que ha dado como resultado es triplicar el número de fallecimientos pronosticados y apostar por una inmunidad de rebaño. El ejemplo en números sería: de una población de 126 millones de mexicanos, tienen que contraer 90 millones de los mismos la enfermedad y fallecer aproximadamente 4 millones. ¿Esa es la estrategia a 1 mes de cumplir un año?

En muchas ocasiones Andrés ha presumido como una virtud su terquedad, y si en su vida personal le ha funcionado ¡qué bueno! Pero como titular del Ejecutivo Mexicano nunca será una virtud ser un terco y no dar vuelta en “U” cuando se cometen errores porque el único resultado es afectar a los mexicanos. Se necesita de un liderazgo que se replanteé cuando las cosas no funcionan o dan los resultados esperados y no alguien obstinado con su forma de pensar que con mentiras intenta sostener un gobierno que se cae a pedazos.

“En la Administración Pública no se puede experimentar porque el futuro de la población no es un experimento”.

El más reciente experimento se dio en Campeche; en otra fallida decisión de Hugo López-Gatell decidió comenzar la vacunación de 20 mil docentes de escuelas públicas y privadas ante la prisa del gobierno federal por tapar el mal manejo de la pandemia y poder reanudar clases presenciales en al menos una entidad del país. Dicha entidad pasó a semáforo amarillo lo cuál impide el regreso a las aulas en todos los niveles de acuerdo a la propia SEP en donde solo se permite cuando se encuentre en semáforo verde. El problema no es que se haya intentado vacunar, sino que ante la bajísima cantidad de dosis disponibles, se dejó de aplicar la misma al personal médico que se encuentra en la primer línea de combate.