Parece que Bolivia no puede vivir en paz. Una vez más, en el país se eleva la tensión política. Ahora, debido a la detención de la expresidenta interina del Estado Plurinacional de Bolivia, Jeanine Añez Chávez (de 53 años de edad), antigua presentadora de televisión, acusada por la fiscalía por sedición y terrorismo, cargos vinculados a un supuesto golpe de Estado contra el exmandatario Evo Morales Aymá. En el mes de diciembre de 2020, Lidia Patty Mullisaca, ex diputada del partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), denunció que Añez con varios de los miembros de su gabinete —militares, policías y civiles—, habían promovido el derrocamiento del mandatario de origen indígena en noviembre de 2019, tras 14 años en el poder.
Los antecedentes de este caso se remontan al 20 de octubre de 2019 cuando Evo Morales, en el poder desde 2006, se presentó a un cuarto mandato constitucionalmente prohibido pero que el líder cocalero supo sortear. Los discutidos resultados de estos comicios daban la victoria a Morales, pero la oposición denunció el fraude electoral y menudearon las protestas.
El 10 de noviembre de 2019, después de semanas de protestas sin el apoyo de la policía y del Ejército, agobiado, Morales Ayma se doblegó ante la sublevación popular y la presión interna. Sin referirse al supuesto golpe de Estado, Evo decidió doblar las manos: “He decidido, escuchando a mis compañeros…, a la Iglesia Católica, renunciar a mi cargo de la Presidencia”. Posteriormente sí se referiría al Golpe, cuando ya le habían asesorado algunos fieles. “Golpe” en el que murieron 36 personas, 800 heridos y más de 1,500 detenidos, que ahora Morales trata de reivindicar.
El camino al exilio se lo facilitó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, enviando a su canciller Marcelo Ebrard Casaubón en un avión militar para rescatarlo. En México duró algunos días. No se acomodó en tierra azteca. Casi subrepticiamente voló a Cuba. Después a Buenos Aires, Argentina.
El 12 de noviembre de 2019 la segunda vicepresidenta del Senado, Janine Añez Chávez, asumió la presidencia interina en un proceso sinuoso pero legal, pues el vicepresidente de Bolivia había escapado junto con Morales al extranjero, y el jefe de Diputados y el de Senadores habían renunciado.
Asimismo, el 5 de diciembre de 2019, la Organización de Estados Americanos (OEA) resolvió que las elecciones presidenciales de octubre habían sido “deliberadamente manipuladas”. De tal suerte, el 18 de diciembre del mismo año la Fiscalía boliviana emitió una orden de detención contra Evo Morales en el marco de una investigación por sedición y terrorismo. Además, se emprenden investigaciones contra 600 de sus colaboradores.
El 25 de enero de 2020, Bolivia volvió a la efervescencia cuando Janine Añez, pese a su promesa en contra, se declaró candidata a la Presidencia. En medido de fuertes críticas, la ex presidenta se retiró de la contienda tiempo después. Y, el 18 de octubre del año pasado, Luis Arce, que ocupó cargos muy importantes en el gobierno de Morales, ganó la Presidencia. Pocos días después de tomar el poder, Arce autorizó el regreso del sindicalista cocalero.
Esos son los antecedentes más importantes de lo que sucede ahora en Bolivia. Así las cosas, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo del Carpio, confirmó que la ex presidenta Añez Chávez había sido detenida a altas horas del viernes 13 de marzo, en un mensaje en su cuenta de Twitter. Sin más detalles, Del Castillo señaló: “Informo al pueblo boliviano que la señora Janine Añez ya fue aprehendido y en este momento se encuentra en manos de la policía”.
Por su parte, Añez, minutos más tarde de su captura, también envió un tuit que dice: “Ante Bolivia y el mundo, que en un acto de abuso y persecución política” el gobierno del MAS la “ha mandado arrestar”…”Me acusa de haber participado en un golpe de Estado que nunca ocurrió. Mis oraciones por Bolivia y por todos los bolivianos”. Y el senador oficialista Andrónico RodrÍguez Ledezma, presidente de la Cámara Alta, dijo que las órdenes de arresto contra Añez y varios de sus ex ministros son un acto de “justicia” ya que no se trata de “persecución” como denuncia la oposición. “No es persecución, es justicia”, expresó en sus redes sociales. Y en un comunicado del Senado, agregó que “lo que hubo en 2019, tras las fallidas elecciones en Bolivia, fue un golpe de Estado y un golpe a la democracia”.
La noticia causó un sismo político en Bolivia. Añez fue arrestada en condiciones truculentas, escondida bajo una cama en la casa de un familiar en la región amazónica de Beni y traslada después en avión a La Paz, donde la juez de Instrucción en lo Penal, Regina Santa Cruz, determinó la prisión preventiva de la ex presidenta (2019-2020) en el Centro de Orientación Femenina de Obrajes. Mientras que los ex ministros interinos Alvaro Coimbra, de Justicia, y Rodrigo Guzmán, de Energía, permanecían detenidos preventivamente en la cárcel de San Pedro. Entretanto, por tuit, Añez afirmaba: “El MÁS (Movimiento al Socialismo) decide y el sistema judicial obedece”…”Desde aquí llamo a Bolivia a tener fe y esperanza. Un día, entre todos, levantaremos una Bolivia mejor”.
Aún en la cárcel —las autoridades judiciales bolivianas han permitido que la prensa tenga acceso a fotografías donde la expresidenta está tras las rejas en un cubículo identificado como “CELDA MUJERES”, con propósitos evidentes—, Janine estuvo muy activa en su defensa y por la tarde del sábado 13 de marzo, envió sendas cartas a la OEA y a la Unión Europea (UE). En las misivas pidió que una misión. De observación internacional “evalúe de manera objetiva” su aprehensión. Además, denunció una “sistemática vulneración de los derechos humanos en Bolivia mediante una persecución política aberrante” por parte de MÁS.
Además, la Organización de Naciones Unidas (OEA), por medio de la oficina en Bolivia de la Alta Comisionada para los Derechos Huamantla, Verónica Michele Bachelet Jeria, ex presidenta de Chile, solicitó a las autoridades judiciales bolivianas un juicio “justo, independiente e imparcial”, y que se salvaguarde el “debido proceso”. Por su parte, el canciller de la UE, el español Josep Borrell, reclamó que la justicia sea “transparente y sin presiones políticas” y que respete “la independencia de poderes”. Como se advierte, la aprehensión de los ex funcionarios bolivianos aumentó el rechazo de la comunidad internacional que las calificó como “preocupantes”. La Comisión Europea advirtió: “Estos son acontecimientos preocupantes que seguimos de cerca. Las denun cías vinculadas a los hechos de 2019 deben ser atendidas en el marco de un proceso judicial transparente y sin presiones políticas, con pleno respeto a la independencia de los poderes”.
Washington no podía permanecer al margen y por medio de la responsable interina de Latinoamérica en el Departamento de Estado, Julie Chung, indicó que Bolivia debe “defender todos los derechos civiles y las garantías del debido proceso”.
Por otra parte, Iván Lima, ministro de Justicia y Transparencia de Bolivia, pidió una pena de 30 años de cárcel para Janine Añez, anuncio que llegó horas después de que se conociera que la expresidenta, en presión, fue condenada a cuatro meses de prisión preventiva. El proceso en su contra contempla delitos de terrorismo, sedición y conspiración que presuntamente provocaron la renuncia de Evo Morales a la presidencia boliviana en 2019. Acusación que rechaza la ex mandataria interina porque, dice, “es un golpe que no ocurrió”.
En una audiencia que se extendió por más de diez horas, la juez Regina Sana Cruz dio la razón al Ministerio Público, que argumenta que existe el riesgo de fuga de Janine Añez. De acuerdo a esa autoridad, Añez fue capturada en una vivienda distinta a su domicilio normal y con una maleta que contenía su ropa, presuntamente con el fin de salir de Bolivia.
La captura de los bolivianos acusados se hizo gracias a operativos de la Policía Boliviana. Las órdenes de aprehensión fueron emitidas por el Ministerio Público de manera sorpresiva y, desde el primer momento, los detenidos denunciaron que eran perseguidos políticos, y que no se estaba cumpliendo el debido proceso. Pese a que denunciaron ese supuesto extremo al inicio de su audiencia, la jueza a cargo dio por “infundados” sus argumentos.
El proceso contra las ex autoridades bolivianas empezó desde el pasado mes de diciembre, una vez que Luis Arce Catacora asumió la presidencia. En tanto, la oposición ha denunciado que el gobierno trata de borrar el “fraude electoral” preparado por Evo Morales y en su lugar intenta imponer un inexistente “golpe de Estado”.
El periodista Laureano Pérez Izquierdo, en su análisis “Evo Morales ejecuta su último plan, aquel que lo acerca a Maduro y Ortega”, explica el ascenso de Janine Añez al poder: “Evo Morales caía y empezaba su larga maratón de retorno al poder pese a que fueron sus propios delegados en el país los que convalidaron su abdicación y la transición que que colocaría a Janine Añez en el Palacio Quemado. Primero lo hizo la Asamblea Legislativa Plurinacional —dominada en dos tercios por los seguidores del hombre de Orinoca (municipio de Andamarca, departamento de Oruro)— donde ningún legislador habló del presunto coup que ya era objeto de análisis y debates en otros países y él atizaba. Más tarde, el encargado del respaldo fue el Tribunal Supremo de Justicia. Ambos poderes eran dominados ampliamente no sólo por el Movimiento al Socialismo (MÁS, el partido gobernante), sino por el mismísimo Evo”.
“El TSJ fue cristalino en su sentencia sobre la transición: “Frente a una sucesión constitucional, originada en la vacancia de la Presidencia de la República, ocasionada por la renuncia del jefe de Estado y no a un acto de proclamación” estaban dadas las circunstancias para continuar con él proceso establecido por la Carta Magna escrita por Evo. Al renunciar además su Vice, Alvaro García Linera, la herencia de poder recayó en el Senado. Así lo indicaba el libro redactado a medida en 2009 y después ultrajador por el propio líder originario. Esa simple cronología de entendimiento básico pretende cambiar ahora el jefe del MÁS, radicalizándose y llevando una vez más a Bolivia a una posible crisis política, social e institucional. Mucho más en un contexto en el que las últimas elecciones —las de hace sólo una semana—, aún no cuentan con resultados finales. La historia se repite en forma de sátira, esta vez, ante el silencio de varios referentes de la política boliviana”.
Estos son los hechos. Lo demás, son versiones a modo de Evo Morales y sus fieles seguidores. Al tiempo. VALE.