Las diputaciones plurinominales o las senadurías de lista nacional, son sin duda las más peleadas al interior de los partidos, pero también es obligado subrayar que para bien o para mal, son el reconocimiento a la vida política de muchas mujeres y hombres que han sabido construir las bases fundamentales del México moderno, claro, también hay impresentables, aunque esa es otra historia.
En cada elección los partidos políticos a nivel nacional y local, llevan a cabo sus ejercicios más finos y acabados para ir tejiendo intereses nacionales y locales y llevar, con seguridad a los primeros 10 lugares de la lista —aunque son 40 candidatos por partido y por circunscripción— a la cámara de diputados, hay muchos que difícilmente ganarían una elección, pero su presencia negociadora, de ejercicio de poder y capacidad de decisión, los hace imprescindibles, ello no significa que un legislador que haya ganado un espacio de mayoría no pueda sobresalir.
Ahora bien, las plurinominales y la lista nacional, tienen también la función no solo de equilibrar el ejercicio del poder concentrado en las cúpulas partidistas, también sirven para representar minorías, partidos cuyo umbral de votación es superior al 3% pero que no tienen la suficiente fuerza territorial para ganar más, y que su posición ideológica podría o no, enriquecer el debate público nacional o estatal.
Con el paso del tiempo el marco legal electoral les ha dado a los partidos políticos la posibilidad de aliarse ya sea en coalición o en candidatura común, y para ello es necesario celebrar convenios, que dicho sea de paso están diseñados para obtener el mayor beneficio electoral posible, pensar lo contrario es francamente ingenuo, para evitar abusos esta la autoridad administrativa y los impartidores de justicia.
Explicar la distribución de diputaciones es un ejercicio por demás complicado, digamos en pocas palabras que conocer el resultado final, restas votos nulos, no registrados, de candidatos independientes, y de los partidos que no obtuvieron el 3%.
Esa votación, se divide entre las 200 curules a asignar y el resultado o cociente es lo que establece cuantos votos vale cada diputación, la votación de cada partido se divide entre ese cociente y da como resultado el número de plurinominales que cada quien se lleva, pero, y aquí viene el primer entuerto, como probablemente la división no sea exacta el sobrante de votos por así decirlo, o resto mayor, se asigna de la siguiente manera, una diputación extra en función al partido o partidos que tengan un mayor remanente de votos no utilizados.
Viene un segundo entuerto, los partidos políticos no pueden tener una sobrerrepresentación mayor al 8%, el INE hace el ejercicio calculando el techo de sobrerrepresentación y se establece el máximo de curules que cada partido puede obtener en la mezcla de mayoría y de plurinominales, esto significa que el techo que alcanza un partido puede verse disminuido en curules si obtiene más del límite fijado.
Visto de ese modo, los partidos políticos tienen un tope máximo de diputaciones plurinominales a recibir, si se les da de más, otros partidos políticos pierden espacios, solo son 200 asientos y el conjunto es finito, no hay más. Justo eso es algo que impide la constitución política, es algo que se pudo haber impedido en 2015 cuando la alianza PRI-PANAL-PVEM fue sobrerrepresentada en 1.7%, o en 2018 cuando la coalición MORENA-PT-PES fue sobrerrepresentada en 15.7%, el doble de lo constitucionalmente permitido.
Después de explicar cómo se calculan, de enfatizar que es una prohibición constitucional, de dejar en claro que dar curules de más afecta a otros partidos, de haber escuchado la sesión del INE en donde los consejeros argumentaban que estaban protegiendo la constitución que juraron proteger, la pregunta es ¿Por qué no lo hicieron antes? Ya somos mayores de edad y no podemos llamarnos a engaño…
@DrThe

