Cuando se preparaba un magno homenaje en su honor, falleció el pintor Vicente Rojo. Perteneció a la Generación de la Ruptura, opuesta al Muralismo y en general, a la Escuela Mexicana de Pintura. A este movimiento pertenecían Lilia Carrillo, Fernando García Ponce, Arnaldo Coen y, por supuesto, Manuel Felguérez, por sólo mencionar a los informalistas, dejando de lado a otros afines, como Cuevas y Soriano, pero figurativos.   Son, pues, abstractos y en el caso de Rojo, geometrizantes. Podría decirse que la Galería Juan Martín, en la Zona Rosa, era su sede. Teresa del Conde asegura que ella les dio el nombre y para ella, las fechas de ese movimiento corren de 1952 a 1967.  Creo, sin embargo, que el crítico que acompañó a la Ruptura fue Juan García Ponce. De las exposiciones de Vicente Rojo recuerdo en particular Señales y, sobre todo, México bajo la lluvia. Además de los juegos con la geometría que fueron su Norte, creo que otro aspecto central son las texturas que pinta y singularizan su obra.

A su llegada a México de su natal Barcelona, (tenía 15 años) se inicia como diseñador gráfico con Miguel Prieto y casi de inmediato ingresa por poco tiempo a la escuela de pintura La Esmeralda. Junto a su carrera de pintor y escultor, el diseño gráfico lo lleva a convertirse en el director artístico de los suplementos culturales de Fernando Benítez; primero, en Novedades con México en la Cultura, suplemento que permanece del 6 de febrero de 1949 a diciembre de 1961, aunque Vicente se incorpora a partir de 1956 y luego, con el suplemento La cultura en México, en la revista Siempre, que abarca de febrero de 1962 hasta marzo de 1974. En los setentas, Carlos Monsiváis sustituye a Benítez y aunque Rojo permanece al lado de Carlos, más tarde es relevado, si no me equivoco, por Bernardo Recamier. De Benítez decía que le enseñó a amar a México.

En 1960, funda con José Azorín y Neus Espresate, la editorial ERA, siglas de Azorín, Rojo y Espresate. Su imprenta, en las calles de Avena, se inaugura con una super comida para un montonal de invitados. A los de la Ruptura se les acusa de ser apolíticos y anticomunistas, pero a contracorriente de eso, la Editorial Era publica muchos de los libros claves de la izquierda mexicana e internacional. Baste mencionar que edita todas las obras de José Revueltas, publica La noche de Tlatelolco cuando todavía gobierna Díaz Ordaz y también de Elena Fuerte es el silencio en que da voz a la señora Piedra, quien inicia la lucha por los desaparecidos; edita, en fin, los documentos del neozapatismo.

Como diseñador gráfico, Rojo realiza, según calcula, más de 900 portadas, unas 700 para editorial Era y para otras empresas como el Fondo de Cultura Económica y muy al principio, con el muy querido Joaquín Diez-Canedo, para Joaquín Mortiz. Sus portadas, que al decir del pintor, son invitaciones a leer el libro, son famosas. Sólo mencionaré el primero de entrevistas de Elena Poniatowska Palabras cruzadas, y la más famosa de todas, Cien años de soledad. Ésta es la segunda edición, porque la editorial Sudamericana se desesperó de que no llegaba la portada de Rojo y publicó la novela con otra que yo tengo que es de mayo de 1967. La foto de García Márquez con el libro abierto sobre la cabeza, con la portada de Vicente ha dado la vuelta al mundo. Otra portada de antología es la de Bajo el volcán, la novela sin par, de Malcolm Lowry.

Lo vi por última vez, el día que le otorgaron a Bárbara Jacobs la Medalla de Bellas Artes. En 2003, murieron, Albita Cama, la esposa de Vicente, y Tito Monterroso, el marido de Bárbara. Me imagino que se consolaron mutuamente por la pérdida y acabaron uniendo sus vidas hasta este 15 de marzo.