El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), es sumamente irracional. Sus decisiones no parecen estar sustentadas en información objetiva y fiable que responda, de acuerdo con un plan integral e interdisciplinario, al bienestar y desarrollo de México. Al contrario, desatiende la crítica, descalifica voces y de manera particular le molestan las opiniones que no apoyan sus proyectos. El presidente se siente dueño de la verdad y de la nación; disfruta generar incomodidades entre ciudadanos y enojar a los grupos de interés. Si fueran irritaciones para el debate, sería constructivo, pero no es así, sus declaraciones y conductas son autoritarias.
AMLO está resentido con las estructuras de poder del pasado, un enojo inexplicable que no ha podido superar. La constante referencia despectiva y condenatoria principalmente hacia expresidentes, cuando que con ellos convivió e hizo carrera política, proyecta afán de venganza. Si fuera racional, vería el pasado como aprendizaje para construir el futuro y se olvidaría de buscar justificantes de “otros intereses políticos” a su mala gestión.
Es preocupante la forma de gobernar y la polarización que genera en la población. Así como hay gente que es amlovers y se refieren a él como “mi caudillo”, hay quienes expresan su odio, sí odio, hacia él y caen en su misma irracionalidad anticipando situaciones peores para México. Esto es muy peligroso para la estabilidad social y progreso económico del país.
Y es que la 4T sigue sin convencer; faltan resultados. Las grandes banderas de perseguir la corrupción, acabar con la violencia, crecer la economía y generar empleos no solo no han sido ciertas, sino que van en sentido contrario a lo expresado; y ahora con el aval que da a la ampliación por dos años al mandato de Arturo Zaldívar como presidente de la Corte Suprema Corte de Justicia, se proyecta como decidido a ir por todo aún y en contra de la Constitución. El AMLO EMOCIONAL se aferra a decisiones que no tienen sustento lógico ni técnico y peor aún, sin dimensionar sus consecuencias. Luce como patológicamente mentiroso para ocultar su fracaso y aferrarse al poder.
AMLO ha generado el ambiente irracional que predomina en su gobierno y que lamentablemente trasciende a la sociedad. La falta de transparencia con sus otros datos y la protección de sus amigos incómodos hacen mucho daño a México. El nivel de confiabilidad hacia él y a las instituciones del gobierno de la 4t va en picada.
Ojalá al presidente asimile su propia expresión de “ya chole” con su manera de gobernar y dirigirse a la nación. AMLO y su 4T no construye bienestar ni progreso, tampoco genera comunidad ciudadana; menos aún sus explicaciones irracionales ante la crisis sanitaria más grande en la historia del País, la inseguridad, la falta de apoyos para la economía y el empleo, la corrupción que permite y no castiga, y responsabilizar al pasado de sus decisiones emocionales. Ya chole con sus mismos cuentos.
Necesitamos un mejor gobierno que lamentablemente él no representa y no solo eso, de seguir con su autoritarismo, pone en riesgo la democracia nacional.
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com