…la celebridad de nuestro republicanismo,
nos ha revelado una patria,
no histórica ni política, sino íntima.

Novedad de la Patria. RLV

 

A lo largo de su breve, pero intensa vida, Ramón López Velarde encontró en la literatura, particularmente en la poesía, los urgentes oasis que le permitieron evadirse de los torbellinos burocráticos que conformaron una existencia plagada de cambios políticos y sobresaltos anímicos.

Obtener el sustento fue para el poeta jerezano un constante predicamento que le llevó a ejercer la abogacía en un país en plenas convulsiones revolucionarias que obligaban a tomar bando militar y político por mera sobrevivencia.

A finales de la primera década del siglo, López Velarde ejerció como secretario particular del Secretario de Gobierno del Presidente Carranza, el General Manuel Aguirre Berlanga, y en ese privilegiado espacio vivió una intensa vida burocrática que le llevó a ser perdedor como candidato a una diputación y a sucumbir a la tentación electoral, en 1918, obteniendo el cargo de concejal del Ayuntamiento de la Ciudad de México presidido por José María de la Garza, quien sería destituido por Carranza al año siguiente, designándolo entonces el presidente como sustituto del General Rafael Cepeda, personaje del total desagrado del poeta.

Allí, la presencia de López Velarde pasa inadvertida ante la urgencia desmedida de atender a la pandemia de la Gripe Española, cuyo letal impacto en la Ciudad de sus pasiones obligó a las autoridades a brindar atención médica y funeraria a los habitantes de la demarcación.

A aquellos estragos pandémicos y económicos se sumó la huida de Carranza en 1920, éxodo al que el abogado jerezano se debió sumar por órdenes de su protector, Aguirre Berlanga, instrucción que el poeta luego burló al bajarse en la primera estación poblana y regresar a pie a la capital de la república,

Su vinculación al carrancismo le imposibilitó contar con ingresos fijos y será el joven Vasconcelos quien, en 1921, le invitará a integrarse como profesor de literatura en la naciente Universidad, y a participar en la revista ‘Maestro’, en cuyo primer número López Velarde publicó su ensayo “Novedad de la Patria”, cuya rica prosa revela la emergencia y la urgencia del poeta por versificarlo.

Los logrados párrafos del literato zacatecano en este ensayo en particular obligan, a cien años de su reflexión, a recuperar ese texto fundamental para la comprensión de una sociedad a la que le “han sido precisos los años del sufrimiento para concebir una patria menos externa, más modesta y probablemente más preciosa.”, concepto con el que cierra el párrafo de apertura de dicho ensayo.

Dentro de sus aportaciones al riguroso examen de la Patria, López Velarde concluye abstrayéndola del discurso oficial, de la historia misma y de la política, para reconocerla íntima y, con ello, permitirse hablarle con toda la ternura que le imprimió a la “Suave Patria”.