“Los sentidos se gobiernan por antojos”.
Lope de Vega

 

El 29 de mayo de 1821 el coronel realista Juan Orbegoso fue el defensor de Jalapa de la Feria, último reducto colonial en territorio de la Nueva España frente al joven teniente coronel Antonio López de Sanata Anna, cuya adhesión a la causa iturbidista mostró su oportunismo y enorme capacidad discursiva para seducir a todo quien quisiera escucharlo.

En marzo de ese mismo año el gobernador de Veracruz, el general José Dávila, nombró Mando de Fijo y de Lanceros de Veracruz al criollo López de Santa Anna, encomendándole acudir al auxilio de Córdoba y Orizaba, ciudades asediadas por fuerzas independentistas.

Más que por acción militar, Orizaba fue recuperada por Santa Anna al hacer creer al insurgente José Miranda que podría unirse a su causa, lo que aprovechó el joven para encarcelarlo, quitándole varios caballos y la vitualla necesaria para protegerse en el Convento del Carmen de dicha ciudad.

Días más tarde se apersonó un destacamento iturbidista comandado por José Joaquín Herrera, ante quien miméticamente Santa Anna se declara ferviente defensor del Plan de Iguala y seguidor de Iturbide; la enorme capacidad de convencimiento y la natural simpatía de Santa Anna granjea la confianza del General del Ejército Trigarante, le confía algunas acciones, destacando principalmente en la capitulación de la importante plaza de Jalapa, importante centro comercial ubicado entre el Puerto de Veracruz y la capital de la Nueva España.

La capitulación de Jalapa y los eventos registrados en torno a Santa Anna pintan de cuerpo entero su flexible ideología, pues ese mismo día asume el rango de Teniente Coronel, ascenso otorgado por el Virrey en recompensa a la captura de Miranda y a la defensa de Córdoba; pues lanzó algunas balas contra la guarnición jalapeña, hecho que motiva a capitular al coronel realista Orbegoso, lo que le permite al converso iturbidista  confiscar armamento y uniformes para habilitar a su tropa y declararse titular de la 11va División del Ejército de las Tres Garantías, proclamándolo con un vistoso paseo militar a costa de los vencidos y del apoyo de los comerciantes españoles a los que Santa Anna había convencido con su florido discurso.

Los positivos comentarios que sobre el triunfador de Jalapa llegaron a oídos de Iturbide propician que el veracruzano sea invitado a entrevistarse con él en Puebla;  en dicho encuentro el joven despliega nuevamente su simpatía y sus encantos, logrando así integrarse al primer círculo del ejército Trigarante; ello le permitió absorber los conocimientos políticos y las estrategias militares que a lo largo de su voluble vida exhibirá y le permitirán crear condiciones que le  consintieron conducir los destinos nacionales en muchas ocasiones: seis como Presidente y otras cinco con diversos títulos o figuras gubernativas.

Ni duda cabe que la regla de oro del llamado “Seductor de la Patria” fue como la máxima de Lope de Vega, pues en su vida pública y en la privada siempre satisfizo sus sentidos gobernando en función a sus antojos.