«nemo patriam quia magna est amat, sed quia sua»

Nadie ama a su patria por que sea grande, sino porque es suya.

 

Las próximas elecciones del 6 de junio denominadas intermedias porque acaecen a mitad del sexenio en las que se renovarán 1.926 ayuntamientos de 30 estados, 30 congresos locales, 15 gubernaturas y, se renovará en su totalidad la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, de suyo relevantes y trascendentes y por ello es muy importante que todos participemos, acudiendo a las urnas. La democracia no se agota en las urnas, pero pasa necesariamente por estas.

La Democracia y el ejercicio democrático han adquirido gran importancia en la vida actual de nuestro país, dado que seguimos inmersos en un inacabado proceso de transición democrática. En el año 2000 después de siete décadas de partido casi único, disfrutamos o padecimos una alternancia de 3 sexenios lograda a través de la vía electoral. Y hoy vivimos nuevamente la alternancia con un partido supuestamente de izquierda que para nuestra incipiente democracia es necesario fortalecer las prácticas democráticas.

La democracia, requiere de adaptación cultural, es decir se requiere educar a la población para vivir en democracia, educación que consiste en lograr que los individuos tengan claro el significado y valor de la democracia para ellos mismos, para sus familias y sus comunidades. La democracia no se agota en un proceso electoral, es una práctica continua de participación de la ciudadanía en el acompañamiento y corresponsabilidad en las tareas de gobierno. Una auténtica democracia va más allá del ejercicio electoral, supone una participación real de los ciudadanos en las grandes decisiones del gobierno.

El ejercicio de un verdadero gobierno democrático, se consigue con una mayor participación de todos los sectores de la sociedad en la vida política, cuyo objeto entre otros, es promover la justicia social, luchar contra la impunidad y la corrupción, así como atacar de raíz las causas de la marginación y la pobreza.

La participación de la sociedad civil en la toma de decisiones trascendentales nos lleva a la apropiación del país, a que sintamos en nuestro caso, que México nos pertenece, que México no es propiedad de un solo individuo o de unos cuantos políticos y que entre todos somos capaces de su crecimiento y desarrollo.

Resulta muy preocupante un posible nivel de abstencionismo como ha sucedido en pasadas elecciones, de un 60 a 70 por ciento.  Unos gobernantes y representantes populares electos de esa manera pierden legitimidad y todos perdemos la oportunidad de decidir el rumbo del país en los tres ámbitos de gobierno, de premiar o castigar al partido gobernante en turno, de lograr alcanzar el equilibrio de Poderes y desde luego de participar activamente en la elección de quienes para bien o para mal en el corto y mediano plazo, habrán de ejercer el poder.

Estoy convencida de la necesidad de todos los ciudadanos de acudir a las urnas, estimo que es necesario y urgente en esta coyuntura por la atravesamos, la emisión libre y razonada del voto. Expreso en estas líneas mi escepticismo respecto de la utilidad del voto en blanco o el voto nulo, así como el abstencionismo, respeto su decisión, pero creo que están equivocados. Lo que sí es condenable y debe repudiarse es la posición de impedir por la fuerza la jornada electoral por grupos minoritarios que pudieran amagar con impedir este ejercicio ciudadano de quienes legítimamente buscan ejercer este derecho.

A Morena y sus fuerzas políticas aliadas beneficia el abstencionismo, así como, la anulación del voto, porque reduce el umbral en algunos casos para mantener el registro de los partidos pequeños, pero fundamentalmente para construir mayorías parlamentarias y en concreto abona a la consolidación del autoritarismo presidencial. Al tiempo.