Esta tercera parte de mi serie sobre el vino y los bebedores, se inicia con una alusión a un juego muy popular en Grecia entre los consumidores de vino: el cóttabos.

En los autores de la antigüedad aparecen algunas referencias a ese juego. “El cóttabos era un juego procedente de Sicilia, que gozó de gran aceptación entre los siglos VI y IV s. C., como se desprende de su frecuente mención literaria, así como de su repetida representación en la Cerámica. Había dos tipos principales. En uno se trataba de lanzar las últimas gotas de vino de la copa contra un disco de metal, que se mantenía en equilibrio sobre el extremo de una barra en forma de candelabro, si se daba en el blanco la pieza caía sobre otro objeto metálico y producía un ruido, señal del triunfo. La otra variante tenía por finalidad hacer el lanzamiento sobre unas pequeñas valvas flotantes sobre un recipiente de agua y hundirlas … Pero, además, a menudo el jugador, al momento de lanzar el disparo, pronunciaba el nombre de la persona  amada y, se hacía blanco, era tenido por buen augurio en sus amores.” José María Lucas de Dios (Sófocles, Fragmentos, Editorial Gredos, Madrid, 1983, p. 141, nota 493).

Ateneo, 668B: “Y esto de <<diciendo>> porque hacía mención de sus amores al momento de lanzar por ellos los llamados cottabos. Por esa razón también Sófocles, en Ínaco, relaciona con Afrodita las gotas últimas de la copa:

Y las rubias gotas postreras de Afrodita

En todas las casas resonaba.”

Ateneo, 487D: Se llama también manes a lo que está encima del cóttabos, sobre lo cual arrojan en el juego las últimas gotas de sus copas. A esto precisamente Sófocles llamaba «cabeza de bronce», cuando dice así:

“Aquí están las cosquillas y el ruido de besos. Para el buen jugador de cóttabos y para el que dé en la cabeza de bronce los pongo como premio a su victoria.” Sófocles. Fragmentos, Salmoneo. Fr. 537.

Al parecer esa práctica estaba encaminada a demostrar que el bebedor no estaba borracho, era el equivalente a la práctica que actualmente se observa en algunos lugares. Los bebedores, para demostrar que no han caído bajo los efectos del alcohol, se retan a hacer un “cuatro”, lo que significa levantar una pierna, generalmente la izquierda, doblarla a la altura de la rodilla y con la otra sostenerse sin perder el equilibrio. Los buenos bebedores, los que le entran al “chupe”, para no caer bajo los efectos del alcohol, procurar no dar el “volantazo”, lo que significa no mezclar las bebidas y, en lo posible, beber únicamente de una sola clase.

¡Antes del alcoholímetro, del “torito” y de la “vaquita!, hacer un “cuatro” era el sistema al que recurría la policía para comprobar el estado etílico de los conductores. Hacer un “cuatro”, no es lo mismo que poner o caer en un “cuatro”; en ésta última acepción el término es utilizado como trampa, caer en una trampa.

“Nunca pongas la jarra del vino encima de la crátera mientras se bebe; pues trae mala suerte.” Hesíodo, Obras y fragmentos, Trab. 742.

“«Marón, hijo de Evantes, sacerdote de Apolo». Algunos subrayan estas palabras por el hecho de que Homero no transmita a Dioniso como inventor del vino y de que Marón no sea sacerdote de Dioniso, sino de Apolo…” Escolio a Homero, Odisea, IX 198. Hesíodo, Obras y Fragmentos, Fr. 238.

“«Al que hasta saciarse bebe, el vino le resulta insolente, ata con invisibles cadenas sus pies y sus manos, su lengua y su mente, amor le declara el dulce sueño».” Ateneo, X 428 c. Hesíodo, Obras y Fragmentos, Fr. 239.

Estobeo está afirmando que «no se debe ultrajar bajo los efectos del vino a los que ya están muertos». Sófocles, Fragmentos, Los Lariseos, Fr. 381. nota 721.

“En un banquete se utilizaban tres cráteras de vino sucesivamente. La primera era en honor de Zeus Olímpico y de los demás dioses del Olimpo; la segunda, en honor de los héroes, y la tercera, en honor de Zeus Salvador.” Sófocles. Fragmentos, Nauplio navegante y Nauplio prendedor de fuegos, nota 772.

Ateneo: Y muchos poetas presentan a los antiguos bebiendo por cuernos. Píndaro… Jenofonte… Esquilo…  “Y tras beber(me) entero un áureo cuerno a rebosar apretará bajo su blando brazo <el odre> repleto.” Sófocles Fragmentos, Pandora, Fr. 483.

El escanciador pudo ser Pandora, ya que la mención de «blando brazo» parece hacer alusión a una mujer; y que el que se ha bebido el cuerno de vino y ahora se vuelve a llenar de un odre, ése, tal vez, sería Sileno, el corifeo de los sátiros. Sófocles, Fragmentos, Pandora, Fr. 483. Nota 934.

Ateneo, 487D: Se llama también manes a lo que está encima del cóttabos, sobre lo cual arrojan en el juego las últimas gotas de sus copas. A esto precisamente Sófocles llamaba «cabeza de bronce», cuando dice así: “Aquí están las cosquillas y el ruido de los besos. Para el buen jugador de cóttabos y para el que dé en la cabeza de bronce los pongo como premio a su victoria.” Sófocles, Fragmentos, Salmoneo, Fr. 537.

“Beber a la fuerza es un mal semejante a tener sed.” Sófocles, Fragmentos, Frs. de lugar desconocido. Fr. 735.

“Pues el reírse a carcajadas, hablar en broma y contar chistes no surge de cualquier tipo de entusiasmo y satisfacción, sino de aquel que trastoca el juicio y vuelve a lo falso, el cual se produce a través de la embriaguez. Sófocles dice: «El embriagarse liberador es del sufrimiento». Mientras que los otros poetas llaman al vino «fruto placentero de la tierra». Y el rey de los poetas hace intervenir a Odiseo diciendo: «El hombre que, saciado de vino y de alimento, toma parte todo el día en la batalla, animoso en verdad está su corazón». Sófocles, Fragmentos, Frs. de lugar desconocido, Fr. 758.

Estobeo, III  18, 1: “¿Por qué alabas esto? Todo hombre ebrio es vencido por su ira, y vacío está de sensatez. Suele suceder que, tras haber vertido abundante lengua en vano, uno escucha a disgusto las palabras que dijo a gusto.” Sófocles. Fragmentos, Frs. de lugar desconocido. Fr. 929.

“… otras veces suspiras, y otras tomas la copa que está junto a mí, y bebes por el borde mismo por el que yo acabo de beber.” Ovidio, Heroidas, XVII, Helena a Paris, 75 y ss.

Eryximacos dijo: “… Mi experiencia de médico me ha hecho ver perfectamente que el exceso de vino es funesto para el hombre. Yo, por mi parte, lo evitaré cuando pueda y nunca lo aconsejaré a los demás, sobre todo, cuando tenga la cabeza pesada de una orgía de la víspera.” Platón, Diálogos, El Banquete, 176, c y d).

Júpiter dijo que si los hombres: “… no quieren estar tranquilos, los separaré de nuevo y se verán obligados andar sobre un pie solo, como los que en las fiestas en honor de Baco bailan sobre un pellejo de vino.” Platón, Diálogo, El Banquete, 190 d.

“Cuando nació Afrodita celebraron los dioses un gran festín y entre ellos se encontraba Poros. Después de la gran comida se presentó Penia, solicitando unas migajas sin atreverse a pasar de la puerta. En aquel momento Poros, embriagado del néctar, (porque entonces, no se bebía vino), salió de la sala y entró en el jardín de Júpiter…” Platón, Diálogos, El banquete, 209 b.

“Lo que va a seguir no lo oiráis de mis labios si el vino, con la infancia o sin ella, no dijera siempre la verdad, según el proverbio, y porque ocultar un admirable rasgo de Sócrates después de haberme propuesto elogiarlo, no me parece justo.” Platón, Diálogos, El banquete.

Sócrates pregunta a Callicles: “¿Beber teniendo sed es en tu opinión una cosa agradable?… ¿No es verdad que tener sed es causa de dolor?… ¿Y que beber es la satisfacción de un deseo y un placer?… ¿De manera que beber es tener un placer? …” Platón, Diálogos, Gorgias.

“En el último día de las Antesterias, fiesta de Dioniso y de los muertos, había un concurso de bebida y se celebraba un sacrificio a Hermes subterráneo. Según la creencia, las almas de los muertos venían a beber y a participar del sacrificio. Acabada la celebración, se las invitaba a volver a Hades.” Lírica griega arcaica, Lírica popular monodias o diálogos no hímnicos IV. Fr. 47.

“El vino nuevo no triunfa todavía del don de la viña del pasado año.” Lírica Griega Arcaica. Lírica mixta y coral. Simónides. Fr. 67.

“… vuelan las gotas de vino de las copas de Teos.” Lírica Griega Arcaica. Lírica monódica, Alceo, Fr. 83.

“Ahora hay que emborracharse, todos deben beber salvajemente: ¡ha muerto Mírsilo!” Lírica griega arcaica, Lírica monódica, Alceo. Fr. 90.

“El vino es el espejo del alma.” Lírica griega arcaica, Lírica monódica, Alceo. Fr. 91.

“No hay que rendir el ánimo ante los infortunios, pues nada vamos a ganar sufriendo, oh Buquis, y es el mejor remedio hacernos servir vino y embriagarnos.” Lírica griega arcaica, Lírica monódica. Alceo, fr. 93.

“Llueve Zeus, del cielo cae una gran tormenta y están heladas las corrientes de agua… de donde… desafía al mal tiempo encendiendo fuego, mezclando en abundancia dulce vino y en torno a tu cabeza (colocando) un blando cojín.” Lírica griega arcaica. Lírica monódica, Alceo, fr. 96.

“Ningún otro árbol plantes primero que la vid.” Lírica griega arcaica, Lírica monódica, Alceo, fr. 100.