Ya hemos dicho que Demóstenes escribía sus discursos bebiendo agua, en cambio, Esquilo lo hacía tomando vino.

Esquilo fue uno de los principales escritores de tragedia; un poeta trágico. No fue el primero que incursionó en este territorio; éste lugar corresponde a Tespis, que introdujo en la tragedia el prólogo y el parlamento entre los actores. (José Alsina, La tragedia, en la obra Historia de la literatura griega, coordinada por J. A. López Pérez). Prátinas, de Fliunte, que introdujo el drama satírico.

Esquilo era ateniense, del demo de Eleusis; pertenecía a una familia noble. Vivió entre los años 525 a 459 antes de la era actual, por lo mismo. contemporáneo de Píndaro. Fue un hombre valiente; en defensa de su ciudad peleó en las batallas de Maratón, Salamina y Platea; en ellas que sufrió muchas heridas.

Fue acusado de haber revelado parte de los misterios en una de sus obras; según unas versiones se salvó de ser apedreado por cuanto a que alguien intercedió por el y propuso que fuera sometido a un juicio. En el proceso quedó demostrado que él no era un iniciado en los misterios y, por lo mismo, no los conocía ni los podía revelar. Otra versión sostiene que su hermano menor de nombre Aminias, se quitó el manto y mostró el codo desprovisto de mano que había perdido en la batalla de Salamina, en defensa de su ciudad. Cuando los jueces vieron la carencia recordaron su valor y, el valor de Esquilo, lo absolvieron.

“Sófocles reprochaba a Esquilo el que escribiese borracho <<aunque hace lo que es debido –dice—pero sin saberlo realmente.” (Plutarco, frg. 130). “Calístenes habló en algún lugar de Esquilo diciendo que escribía sus tragedias en medio del vino, con él excitaba y caldeaba su ánimo.” Pseudo Luciano, Encomio de Demóstenes, 15. “Dicen que incluso Esquilo componía sus tragedias mientras bebía y se caldeaba.” Plutarco, Charlas de sobremesa, 622 E.

“A muchos el vino les añade una audacia que colabora con el coraje, no desvergonzada ni desmedida, sino agradable y persuasiva. De igual forma, cuentan que también Esquilo componía sus tragedias mientras bebía, y que no, como dijo Gorgias, uno de sus dramas estaba lleno de Ares, Los siete contra Tebas, sino todo de Dioniso.” (Plutarco, Charlas de sobremesa, 715 D).

Tal vez debido a los excesos en el consumo del vino, algunos autores de la antigüedad hablaban pestes de sus obras. Un personaje de Aristófanes, en la comedia Las nubes, refiriéndose a su estilo, dice: “Estrepsíades: “Yo creo que Esquilo es el primero entre los poetas <<lleno de ruido, incoherente, grandilocuente, fabricante de vocablos escarpados>>. 1367.

“Esquilo fue el primero en dar esplendor a la tragedia: elevado, grave y grandilocuente a menudo hasta el exceso, pero tosco en muchas ocasiones y desordenado; por todo lo cual los atenienses permitieron a los poetas posteriores presentar a concurso las obras de aquél una vez corregidas. Y de este modo obtuvieron la corona del premio.”  (Quintiliano, Instituciones oratorias, X, I, 66).

Esquilo escribió más de setenta obras; de ellas sólo se conservan unas cuantas. Las más famosas: Prometeo, Las suplicantes y su trilogía la Orestiada. Ya viejo compitió por el primer lugar con Sófocles. mucho menor que él. Fue derrotado; por ese fracaso se exilio de Atenas. (Plutarco, Vidas paralelas, Cimón, 8, 7).

Al final de sus días se retiró a Sicilia, bajo la protección del tirano de Siracusa: Hierón. Respecto de su muerte se contaban cosas fabulosas. Se dice que era calvo. Le fue predicho que moriría por causa de un objeto que caería del Cielo: “Un dardo venido del cielo te matará”.

“Realmente la muerte del poeta Esquilo en la medida que no fue voluntaria, debe así ser contada dada la originalidad del caso. En Sicilia, tras salir de las murallas de la ciudad en que habitaba, se sentó en un paraje soleado. Por encima de él un águila portadora de una tortuga se vio engañada por el brillo de su cabeza –dado que era calvo—y como si se tratara de una roca, la estrelló contra ella, con la intención de alimentarse de la carne del animal quebrantado, y a consecuencia de este golpe murió el principio de la muy importante tragedia.”  (Valerio Máximo, 9, 12, extranjeros. En la obra Esquilo, Fragmentos y testimonios, p. 110).

“Este tipo de águila tiene el instinto de arrebatar tortugas y romperlas lanzándolas desde lo alto, circunstancia ésta que acabó con la vida del poeta Esquilo, que trataba de precaverse, según dicen, de un derrumbamiento de ese día predicho por los oráculos en la creencia de que la seguridad estaba a cielo abierto.” (Eliano, Historia de los animales, VII, 16).

Se afirmaba que Esquilo, al recibir el golpe de la tortuga, se hallaba escribiendo algo. (Idem, p. 111).

Sobre su tumba se puso este epigrama:

“A Esquilo hijo de Euforión y ateniense esta tumba cubre,

tras morir en Gela fértil en trigo.

De su vigor celebrado hablar podría el bosque de Maratón

Y el Medo de largos cabellos sabedor de ello.”

“… dicen los griegos que la verdad es compañera del vino…” Plutarco, Vidas Paralelas 3, Artajerjes, XV.

“Nadie haría la mezcla en una copa echando vino lo primero, sino agua, y vino encima.” De Tales a Demócrito, Frag. Presocráticos, Jenófanes de Colofón, 4. Pág. 107.

“… me pides que saque a la luz pública, y refiera lo que ocurrió bajo los efectos del vino, cuando debiéramos olvidarlo y pensar que todo ello es obra de Dioniso, que no sé si ha dejado a alguien al margen de sus misterios y orgías.” Luciano, Obras I, El banquete, 3.

“Odio beber con quien recuerda.” Luciano, Obras I, El banquete, 3.

“La franqueza entra con el vino y la desgracia ya no es totalmente vergonzosa, sino que todo lo que ocurre se olvida.” Luciano, Obras III, Sobre la Diosa Siria, 22.

“… debes beber en la medida en que, aun con ella, puedas volver a casa sin la ayuda de un criado, si no eres ya muy viejo, y alabar al hombre que, aun bebido, manifiesta su valía en la forma en que su memoria y su tono se orientan a la virtud, y no ocuparte de las luchas de titanes, gigantes y centauros, invenciones de la gente del pasado, ni de violentas refriegas, temas en los que nada hay de provecho, sino tener siempre con los dioses la debida reverencia.” De Tales a Demócrito, Frag. Presocráticos, Jenófanes de Colofón, 1, 15. Pág. 106.

Por esta razón no se debe evitar ir alguna vez a una comida sin tomar un baño, ni beber agua, cuando hay vino a mano, ni tomar bebidas calientes en verano, …” Plutarco, Moralia II, Consejos para conservar la salud, 3, 123B.

“… como decía Simónides, nunca él se arrepintió de haber callado, pero sí muchas veces de haber hablado; así nosotros tampoco nos arrepentiremos si rechazamos alguna golosina ni si bebemos agua en lugar de vino de Falerno.” Plutarco, Moralia II, Consejos para conservar la salud, 7, 125D.

“En relación con el vino se debe decir lo que dice Eurípides refiriéndose a Afrodita: «ojalá que estés siempre conmigo, pero siempre con moderación; ojalá nunca me abandones.»” Plutarco, Moralia II, Consejos para conservar la salud, 19, 132A y B.

“En efecto, de las bebidas es la más útil, y de las medicinas la más agradable, y de los alimentos el que menos sacia, si recibe una buena mezcla, tomándolo a su debido tiempo, más que por mezclarlo bien con agua. Y el agua, no sólo la que se mezcla con el vino, sino también la que se bebe sola en medio del vino mezclado hace inofensiva la mezcla de vino. Por ello, uno se debe acostumbrar a tomar en la comida diaria dos o tres vasos de agua, que hacen más suave la fuerza del vino…” Plutarco, Moralia II, Consejos para conservar la salud, 19, 132B.

“… en esas ocasiones, se debe disminuir la comida y el vino, o se debe suprimir completamente o tomar en medio muy mezclado y muy inundado de agua sola, y que por ser pendenciero y ardiente aumenta las perturbaciones del cuerpo y las hace más agrias, irrita las partes ya afectadas, necesitadas de alivio y el reposo que el agua proporciona.” Plutarco, Moralia II, Consejos para conservar la salud, 19, 132D.

“… si el vino es de mala calidad, se puede recurrir al agua, pero un comensal que produce dolor de cabeza, que es pesado y grosero, es capaz de destruir y estropear el placer de cualquier vino, de cualquier clase de comida y de cualquier mujer cantante, y ni siquiera es posible vomitar tal desagrado, sino que para algunas personas la mutua antipatía puede perdurar toda la vida y quedar como un mal sabor de boca, cuando la insolencia o el enfado han surgido por causa del vino.” Plutarco, Moralia II, El banquete de los siete sabios, 2, 147F y 148A.

”… la conversación no debe repartirse, como el vino, de acuerdo con la riqueza o el linaje, sino a todos partes iguales, como en la democracia, y debe ser un bien común.” Plutarco, Moralia II, El banquete de los siete sabios, 11, 154C.

“… cuál puede ser el fin de beber mucho vino que no sea el de emborracharse.» Plutarco, Moralia II, El banquete de los siete sabios, 13, 156A.

“¿Acaso esta diosa, según cuentan los mitógrafos, era la mujer del adivino Fauno, que se servía vino ocultamente y al no pasar desapercibida fue azotada por su marido con varas de mirto, razón por la que no llevan mirto y cuando le hacen libaciones de vino, las llaman de leche?” Plutarco, Moralia V, Cuestiones romanas, 20, 268D y E.

“¿Por qué en la fiesta de los Veneralia vierten mucho vino fuera del templo de Venus? ¿Acaso, como dice la mayoría, Mezentino, general de los etruscos, envió una embajada a Eneas para pactar la paz a condición de recibir el vino anual? Y como éste se negó, Mezentino prometió a sus etruscos que si vencía en la batalla les daría el vino. Pero Eneas, al enterarse de su promesa, consagró el vino a los dioses y después de su victoria reunió lo cosechado y lo vertió ante el templo de Venus. ¿O también esto es un símbolo de que debían celebrar las fiestas sobrios y no bebidos en la idea de que los dioses les complacían más a aquellos que derramaban mucho vino puro que quienes lo bebían?” Plutarco, Moralia V, Cuestiones romanas, 45, 275E.

“… no es lícito que el sacerdote se emborrache. Pues el vino se sube a la cabeza de los bebidos y son oprimidos y humillados cuando sería preciso que estuvieran por encima y dominaran y dominaran siempre este placer, sin que fueran dominados por él.” Plutarco, Moralia V, Cuestiones romanas, 111, 290E y F.

Simica dice: “Otro, en sus manos ya el báquico anciano canoso, en cóncava copa lo vertía, y mezclando a la par el caudal de las Ninfas, con la diestra, en ronda con ellos brindaba y otro, con las mujeres.” Menandro, Comedias, El misántropo, 900 y sigs.

“Sin duda lo agarró estando él bebiendo, sin dominio de sí mismo. El vino y la juventud provocan muchas insensateces cuando encuentran cerca a quien ha confabulado con ellos.” Menandro, Comedias, La Samia, 340 y sigs.

“El vino predispone los ánimos a inflamarse enardecidos, ahuyenta la tristeza y la disipa con frecuentes libaciones. Entonces reina la alegría; el pobre, entonces se siente poderoso…” Ovidio, El arte de Amar, libro 1, pág. 59.