¿Cómo miran a México desde Estados Unidos? Puedo decirles que con mucha intensidad y con un interés que no ha decaído desde la Revolución Americana en 1776, si bien ha variado en su enfoque. No debemos, por ello, extrañarnos de que en el lapso de un mes en la CDMX han aterrizado el director y subdirector de la CIA, la vicepresidenta Kamala Harris acompañada de muchos funcionarios, y finalmente Alejandro Mayorkas, Secretario del Departamento de Seguridad Interna.

A los mexicanos nos falta recibir a quien será el futuro nuevo embajador estadounidense, Ken Salazar, quien sustituirá la vacante dejada por Christopher Landau al terminar la Administración Trump, bueno, de hecho, Mr. Landau visitó recientemente a título personal nuestro país porque, según dijo, extrañaba los tacos y los tamales.

Además, numerosas universidades y think tanks a lo largo de la Unión Americana tienen centros de investigación dedicados a los temas de la relación bilateral Estados Unidos-México. La Universidad de Texas, por ejemplo, tiene en Austin un archivo impresionante sobre temas mexicanos y latinoamericanos.

Al hablar de esto, siempre recuerdo cuando en el salón de clases, en el Colegio de México, escuchaba decir al querido maestro Mario Ojeda que “la vecindad geográfica con Estados Unidos es el factor condicionante en la política exterior mexicana”, con lo cual estoy de acuerdo.

¿Vemos con la misma intensidad los mexicanos a los Estados Unidos? Les puedo decir que sí, los vemos con la misma intensidad, pero no los estudiamos ni los conocemos tanto como ellos a nosotros. ¿Le suena raro o inverosímil? No lo es si atendemos la escasez en México de centros de estudios sobre Estados Unidos, de licenciaturas o posgrados enfocados a ese país, la falta de intercambios académicos más nutridos, en fin, la baja cobertura de los asuntos norteamericanos en los medios de comunicación mexicanos, salvo cuando se trata de titulares como lo eran los insultos de Trump hacia México o el juicio de “El Chapo” Guzmán en Nueva York.

Vivo en una ciudad cercana a la frontera (Monterrey) y a veces siento que ni la cercanía con Texas hace que el interés e los mexicanos trascienda al interés turístico o de negocios con Estados Unidos y los asuntos texanos (con quienes compartimos 2 mil kilómetros de frontera) rara vez se mencionan en la prensa fronteriza.

Las visitas recientes de funcionarios de la CIA, la Vicepresidenta Harris y el Secretario Mayorkas, son una muestra fehaciente de que, bajo la nueva Administración Biden, la mirada de Washington va a ser igualmente intensa que la de sus antecesores, pero orientada a establecer lo que para estos funcionarios de alto nivel son los aspectos principales dentro de la extensa agenda bilateral.

Me preocupan tres cosas a este respecto:

1)     No hay correspondencia en el interés del Gobierno de AMLO por atender la agenda bilateral. No se han dado visitas de funcionarios mexicanos de alto nivel (o de un nivel similar al de los visitantes) a Washington, viajes que son fundamentales para tejer contactos y dar de viva voz el punto de vista de los mexicanos.

2)     No se ve en el futuro inmediato que crezca la actividad académica o analítica en México, por parte de universidades y centros de investigación, para incrementar los estudios sobre Estados Unidos. No hay dinero público para eso y los fondos privados también escasean.

3)     La falta de reciprocidad mexicana en los contactos de alto nivel y en el estudio a fondo de la sociedad norteamericana, no ayuda al desarrollo de una relación bilateral más estable con base en un mayor entendimiento mutuo. Quienes no se conocen bien, difícilmente podrán convivir bien.

Las oportunidades están ahí: “La estrecha interrelación entre los dos países, en sí misma, ofrece a México muchas posibilidades de negociación: la mayor parte de las acciones que Estados Unidos podría dirigir contra México tendría repercusiones en su propia economía o en otros aspectos de sus relaciones bilaterales, nos decía José Juan de Olloqui en su obra “La Diplomacia Total” (1994).

Lejos de quedar como el eslabón débil ante Estados Unidos, bien podría México conocer mejor la sociedad y el gobierno estadounidensse y, sobre todo, darse a conocer mejor ante esa opinión pública.

Con tres visitas de alto nivel a México en menos de un mes, los norteamericanos nos dan a entender que están muy interesados en los asuntos mexicanos, ¿cómo pueden los mexicanos pagarles con la misma moneda y sorprender a Washington con un despliegue de curiosidad de México por los asuntos norteamericanos?

“Lo idóneo sería encontrar”, dice De Olloqui, “un mecanismo que evite los conflictos innecesarios, haga factible el manejo de conflictos inevitables e incremente la posibilidad de cooperación”.

¿Tendremos que esperar hasta el próximo sexenio para que eso ocurra?

Rogelio.rios60@gmail.com