En una semana, la penúltima de junio, se informó de sendos hallazgos de restos óseos de individuos semejantes al ser humano que existieron hace miles de años, uno en Israel y otro en China, lo que al parecer aumentan el número de miembros de los homínidos y, en especial, la subtribu Hominina, que designa taxonómicamente a individuos semejantes al ser humano moderno.

El Homo Nesher Ramla, encontrado en Israel y el Homo longi u hombre dragón, descubierto en China, son los dos nuevos fósiles de homínidos que se agregan a la cadena evolutiva del reino animal, que ya no está en búsqueda de un eslabón perdido que explique completamente la evolución que condujo al Homo sapiens.

 

Los nuevos parientes

De la arcaica idea de tratar de conformar una línea directa que fuera de los primates al hombre moderno, se ha pasado al planteamiento de que la evolución biológica de los homininos tuvo diversos caminos, ya sea bifurcados, paralelos o hasta convergentes.

Así ha sucedido gracias a los hallazgos recientes y a las nuevas tecnologías de la ingeniería genética, la paleogenética, las herramientas de la genómica y otros avances, que han permitido identificar el ácido desoxirribonucleico (ADN) de fósiles, como lo consiguió el biólogo sueco Svante Pääbo (uno de los fundadores de la paleogenética), quien fue el primero en descifrar el genoma del Neandertal.

Además, fue quien demostró el cruzamiento genético entre el neandertal y el Homo sapiens, de lo cual quedan vestigios en el genoma de todos los humanos, excepto los africanos, ya que la relación de estos dos homininos sucedió fuera de ese continente.

A partir de esas investigaciones se ha determinado, también, que los denisovanos (identificados por primera vez en 2010 en las cuevas de Denisova, en Altai, Siberia) tuvieron descendencia con los habitantes del sudeste asiático, por lo que algunos humanos tienen genes denisovanos.

Un descubrimiento más fue el de los restos de una niña, hija de denisovano y neandertal, que demuestra que el cruzamiento entre los homininos fue frecuente y que, probablemente, los que coincidieron en el espacio y el tiempo, pudieron haber convivido sexualmente.

Estos hallazgos recientes, producto del estudio de la genética evolutiva, parecen demostrar que las especies de homininos que compartían hábitat también pudieron tener sexo y descendencia: “Serían los sapiens, neandertales, Homo daliensis, Homo erectus, el hombre de flores [Homo floresiensis], el hombre de Luzón [Homo Luzonensis] y esta nueva [Homo longi]”, aventuró Chris Stringer del Museo de Historia Natural de Londres y coautor de dos artículos sobre el hombre dragón. Allí probablemente se debería incluir al Homo de Nesher Ramla.

 

Dos nuevos miembros de la subtribu

El Homo Nesher Ramla, descubierto en una región del centro de Israel, podría formar parte de un grupo de homininos que representaría la última población de sobrevivientes del Homo del Pleistoceno Medio en Europa, el suroeste de Asia y África, refieren Yossi Zaidner y colaboradores en su trabajo Middle Pleistocene Homo behavior and culture at 140,000 to 120,000 years ago and interactions with Homo sapiens (Comportamiento y cultura del Homo del Pleistoceno Medio, entre 140,000 y 120,000 años, e interacciones con el Homo sapiens), publicado en la revista Science del mes pasado.

Los investigadores señalan que los dos homininos tuvieron interacciones culturales, ya que el Homo del Pleistoceno Medio dominaba las tecnologías de producción de herramientas de piedra, que anteriormente solo se conocían entre H. sapiens y neandertales. Sin embargo, algunos investigadores advierten que se requieren más estudios para corroborar que ese hominino es una especie nueva.

Por su parte, Qian Ji y colaboradores, refieren en su trabajo Late Middle Pleistoceno Harbin cranium represents a new Homo species (El cráneo de Harbin del Pleistoceno Medio Tardío representa una nueva especie de Homo), publicado en la revista The Innovation, consideran que el Homo longi, que toma este nombre del lugar donde se encontró: Long Jiang (río dragón), debe considerarse una nueva especie de Homo, según concluyen del análisis del cráneo.

En esto coincidió Stringer, quien consideró que se trata de “una rama separada de la humanidad que no está en camino de convertirse en Homo sapiens, sino que representa un linaje distinto que evolucionó en la región durante varios cientos de miles de años y finalmente se extinguió”.

Si se corrobora que estos dos homininos representan una nueva especie, los eslabones de la cadena evolutiva seguirán aumentando, ya no en un sentido lineal como se llegó a pensar, sino de forma paralela o convergente, pues la diversidad parece fue una característica de los homininos arcaicos que en mucho condujo al Homo sapiens, quien tiene una diversidad cultural.

 

@RenAnaya2

f/René Anaya Periodista Científico