En Estados Unidos parece que se está viviendo el mundo al revés en el espacio laboral, la oferta de empleo es creciente y la respuesta ha sido pobre, muy pobre. Casi cuatro millones de trabajadores equivalentes al 2,7 por ciento de toda la fuerza laboral, dejaron sus puestos en abril pasado: la cifra más alta desde que se comenzó a llevar este registro en el año 2000 y mientras millones de trabajadores alrededor de todo el mundo se aferran como pueden a los empleos que les han permitido mal que bien sortear la crisis económica causada por la pandemia del coronavirus, en territorio estadounidense las renuncias voluntarias están superando su récord histórico.

La pandemia del coronavirus impactó con una fuerza brutal el empleo en el mundo entero y Estados Unidos no fue la excepción, sin embargo, en tan sólo dos meses; entre febrero y abril de 2020, la cifra de desempleados pasó de 5.717.000 hasta 23.109.000, desde donde comenzó un descenso paulatino en la medida en la que gobiernos, empresas y trabajadores encontraban la manera de adaptarse y mantener la economía en marcha.

Pese a la aún parcial reactivación de la economía, la tasa de desempleo se ubicó en mayo pasado en 5,8 por ciento muy por debajo del 14,8 por ciento que alcanzó en abril de 2020 pero aún por encima del 3,5 por ciento en el que se encontraba antes de la pandemia.

Así, la ola de renuncias contrasta con el hecho de que en Estados Unidos hay aún más de 9,3 millones de personas desempleadas según cifras del departamento del Trabajo correspondientes a mayo.

Especialistas de temas laborales con los que hablé coincidieron en varios aspectos que han generado este fenómeno atípico, el primero es que muchos empleados que tenían planeado renunciar por muy diversas causas en 2020 optaron por aplazar esta decisión. Cifras del Departamento del Trabajo muestran que entre 2015 y 2019 la cifra de renuncias aumentó año tras año, sin embargo, la tendencia cambió totalmente para final de la década, pero para 2020, incluso se consideró en casi 6 millones menos las renuncias proyectadas.

En abril pasado la gente que decidió simplemente renunciar a su trabajo alcanzó una cifra histórica. 2 son las razones aparentes: El avance en la vacunación y la mejoría en la economía estadounidense.

En segundo termino podemos ubicar que muchos trabajadores experimentan un cansancio o hartazgo laboral y la única cura que encuentran en este proceso es tomarse un buen descanso por lo que es probable que quienes no tengan la opción de hacerlo vean en la renuncia una posible solución a su situación.

Otro aspecto es el referente a la superación laboral o mejoramiento en las condiciones de trabajo, la pandemia fue, incluso lo es, un parteaguas para los trabajadores que, ante los despidos o renuncias, ya que le han permitido pensar en dejar el puesto que tienen de no obtener el ascenso que desean o que ven cercano o simplemente anhelan. Además, han visto o experimentado la necesidad de pasar más tiempo con la familia y al no obtener un ascenso toman la decisión de dejar ese trabajo.

Incluso ante los efectos pandémicos muchas personas están considerando hacer un cambio en sus vidas o dedicarse a otra cosa.

El cuarto factor tiene que ver con aquellas personas que durante la pandemia se adaptaron a trabajar desde casa, con todas las circunstancias y modificaciones que ha implicado y ahora, simplemente no quieren regresar a la oficina, se ha generado un sentimiento de independencia, libertad o manejo de su tiempo y no están dispuesto renunciar a ello.

Un estudio internacional pagado por una gran empresa como Microsoft señala que 70 por ciento de los empleados quieren que las empresas mantengan las opciones flexibles de trabajo remoto y que, de hecho, 45 por ciento de quienes están trabajando de forma remota tienen planes para mudarse a un nuevo lugar ahora que pueden ganarse la vida sin asistir a la oficina.

El trabajar desde casa, no importa donde se encuentre esta, como tampoco el lugar donde este la empresa, se ha vuelto una realidad. Por ejemplo, el sector de los medios y comunicación lidera las ofertas de trabajo remoto con un 27 por ciento, seguido por la industria de software y tecnologías de la información 22 por ciento, incluso casi 25 por ciento de todas las aplicaciones a empleos hechas entre finales de abril y mayo son para posiciones de trabajo remoto.

Un estudio internacional encargado por Microsoft revela que 70 por ciento de los empleados quieren que las empresas mantengan las opciones flexibles de trabajo remoto y que, de hecho, 45 por ciento de quienes están trabajando de forma remota tienen planes para mudarse a un nuevo lugar ahora que pueden ganarse la vida sin asistir a la oficina.

Un quinto factor que estaría impulsando esta ola de renuncias, según muchos analistas, tiene que ver con la situación de un importante número de los trabajadores con los salarios más bajos, los empleados de los restaurantes o los hoteles.

De acuerdo con cifras del Departamento del Trabajo, entre quienes dejaron sus puestos en abril pasado hubo más de 740 mil personas que procedían de trabajos temporales, lo que equivale al 5,3 por ciento de toda la planta laboral. La rotación de los trabajadores con los salarios más bajos ha disminuido de forma importante, es difícil incluso encontrar quien quiera trabajar han comentado varios empresarios restauranteros y hoteleros.

Dentro de todo este cambio de esquema laboral estadounidense, el presidente Joe Biden debe preguntarse: ¿Qué tanto ha servido el otorgamiento de 3 cheques de ayuda por el Covid-19 e incluso los cheques de $600 dólares semanales por desempleo? Y una pregunta más ¿Qué sucederá con la creciente deuda externa?

@lalocampos03