Pasada la temporada febril de las elecciones, poco se sabe de los diputados electos a los que les tocará asumir el rescate, la defensa e impulsar las actividades productivas del campo en la tribuna de la Cámara de Diputados. ¿Dónde están? ¿Quiénes son?

A diferencia de Legislaturas pasadas donde las propuestas y agendas en torno al apoyo al campo, estaban bien identificados, hoy se han diluido bajo el peso del excesivo control, centralismo y acotamiento del gobierno de la cuatroté, donde ni siquiera se vislumbran agendas sectoriales, porque han sido avasalladas por agendas meramente partidistas y peor aún, gobiernistas, donde los diputados bailan al son que tocan en Palacio Nacional.

Los perfiles de quienes llegarían para gestionar y legislar a favor del campo, son perfiles más bien políticos, que no entienden al campo desde la perspectiva de productividad, competitividad para tratar de revertir los impactos de la marca de la casa de este gobierno: el austericidio y el recorte presupuestal sin mayor argumento y menos, conocimiento.

De acuerdo a los primeros nombres que se conocen de los diputados federales “cercanos” al campo, se vislumbra una politización aún mayor en lo concerniente al México rural. Los candidatos que traían propuestas, o por lo menos intenciones, se quedaron en el camino… ¿No lograron mover conciencias, conectar con el electorado? Todo indica que no.

Por un lado, están quienes lograron la reelección sin haber presentado resultados de su gestión legislativas y los que no la lograron como Eraclio Ramírez “El Yako”, de los pocos diputados que trabajó por el sector pero que se atrevió a criticar a la cuatroté y su fundador. ¿Son estos los que asumirán los retos para la producción agroalimentaria de México? Todo indica que no.

De los que llegan, están Jorge Llaven Abarca, ex fiscal de Chiapas que ahora ocupará una diputación federal bajo la bandera de MORENA y que asegura como cliché, que el campo será prioridad en su agenda.

Por Tamaulipas, la amalgama de MORENA-PT-PVEM impulsó al ex líder de las juventudes cenecista y ex presidente municipal de San Fernando, Tomás Gloria Requena, vinculado presuntamente con la matanza de más de 190 migrantes centroamericanos encontrados en fosas clandestinas y por sus posibles vínculos con “Los Zetas”. Fue el ahijado predilecto de Cruz López, exdirigente cenecista. ¿Serán estos los que marquen la agenda y salgan a defender a los productores mexicanos frente a las amenazas arancelarias y los bloqueos de EU por cuestiones sanitarias o detengan las crecientes importaciones de granos básicos, en especial maíz? Todo indica que tampoco serán ellos.

También podemos encontrar a un revivido Maximiano Barbosa Llamas, ex líder de El Barzón, quien se autoexilió a Estados Unidos después de sufrir un atentado. Juraba que prefería irse del país si AMLO llegaba a la Presidencia. Hoy, incongruente, regresa al Congreso bajo la bandera ni más ni menos que de MORENA. ¿Será quién presente las iniciativas para que se concreten estrategias contundentes contra la sequía atípica que padecen los productores o quien impulse el giró de timón contra  el desmantelamiento de las instituciones que atendían al campo y frene el desdén contra los técnicos y científicos que trabajaban para lograr una mejor productividad y competitividad para el campo? Todo indica que está muy lejos de esta agenda a favor del campo.

Así los primeros visos de quienes pudieran integrar las Comisiones del campo. ¿Qué podrán aportar al sector estos perfiles más bien políticos? ¿A dónde llevarán el discurso necesario contra los recortes presupuestales a los programas de atención al campo? ¿Quién será el que encabezará las demandas de los productores agrícolas, ganaderos, pesqueros, de autoconsumo, medianos y grandes?

Las dudas son muchas, cada vez más profundas y lo que se alcanza a percibir sólo son peroratas sin otro sentido más que el propagandístico. El futuro del campo y de los alimentos que llegan a la mesa de todos los mexicanos, todos los días, está en riesgo. No solo por la productividad, sino por la disponibilidad y la accesibilidad. La inflación y la carestía son solo el principio de una conflictividad real. ¿Será que el voto verde no llegó a las urnas o no lo dejaron llegar?