Los Estados se encuentran ante el desafío de asegurar, proteger y dar acceso a sus gobernados de energía, agua, alimentos y seguridad. Con el cambio climático es posible perder territorios por el aumento en el nivel de los océanos.

Por Alicia Gutiérrez González

 

El cambio climático afecta a todo el mundo y amenaza la supervivencia del ser humano y de los seres vivos, motivo por el que debe de considerarse dentro del rubro de la seguridad internacional. Por desgracia, las variaciones del clima han sido inducidas de manera antropogénica. Esto significa, que la comunidad internacional es responsable del calentamiento global y debe actuar en aras de evitar más catástrofes ambientales como las sequías, las inundaciones, los tornados, los huracanes, así como los desplazados y refugiados ambientales. Existe la imperiosa necesidad de reformar leyes migratorias, de asilo y del derecho del mar. Los Estados se encuentran ante el desafío de asegurar, proteger y dar acceso a sus gobernados de energía, agua, alimentos y seguridad. Con el cambio climático es posible perder territorios por el aumento en el nivel de los océanos. Esto trae aparejado conflictos sociales, económicos y políticos que ponen en riesgo la seguridad nacional e internacional, sin contar con las actuales amenazas hibridas como los son: el terrorismo, el tráfico de personas, de armas etc.

La quema de combustibles fósiles, como el petróleo, gas y otros derivados del carbón junto con la deforestación, la contaminación de las ciudades y el descontrol del metano en la ganadería producen emisiones de gases de efecto invernadero, las cuáles causan el calentamiento global y el cambio climático. El carbón pertenece a los combustibles fósiles más contaminantes, abundantes y baratos, por lo que los países no quieren prescindir de ellos. Los seis principales productores de carbón del mundo en el 2019 fueron: China, Estados Unidos, Australia, India, Indonesia y Rusia. Y los cinco países emisores del mayor porcentaje de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera en 2019 fueron: China (29%), los Estados Unidos (16%), India, (7%), Rusia (5%) y Japón (4%). Como se aprecia, casi los mismos países que producen carbón son los mismos que se encuentran entre los que más contaminan. Por lo tanto, esos países deben de comprometerse a disminuir a corto, mediano y largo plazo sus emisiones de CO2 a la atmósfera, de lo contrario no se logrará el efecto esperado.

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Ahora bien, el 12 de diciembre del 2015 en la Conferencia de las Partes (COP) 21 de París se alcanzó un acuerdo histórico para combatir el cambio climático y acelerar las acciones para lograr un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono mediante los enfoques de adaptación y mitigación. En la COP 25 del 2019 en Madrid, España se pretendía llegar a un consenso sobre el artículo 6 del Acuerdo de Paris para cooperar voluntariamente en la aplicación de sus contribuciones determinadas a nivel nacional y promover el desarrollo sostenible. Desgraciadamente, el artículo 6 no quedó incluido en el documento y la COP 25 concluyó sin acuerdo en los mercados de carbono y tampoco se incluyó la recomendación de la ciencia de limitar el calentamiento global a 1,5°. Lo único que se logró fue el acuerdo “Chile-Madrid, tiempo de actuar” que pide aumentar los compromisos por país y sienta las bases para que en la COP 26 que se llevará a cabo en Glasgow, Escocia, Reino Unido del primero al 12 de noviembre del 2021 los países presenten su contribución determinada a nivel nacional, i.e. sus compromisos de reducción de emisiones para responder la emergencia climática.

Como se comenta en la academia, la COP 25 hubiera sido la oportunidad para demostrarle al mundo que la comunidad internacional está interesada en luchar contra el cambio climático, mitigando, adaptando y financiando fondos verdes e invirtiendo en energías limpias. Ojalá se logren acuerdos y compromisos en la COP 26 que eviten el calentamiento global y ayuden a conservar la biodiversidad, la salud humana, animal y vegetal para salvar el planeta Tierra.

 

La autora es doctora en Derecho Europeo, Internacional, Ambiental y Económico por la Georg-August-Universität, Gotinga, Alemania. Profesora Investigadora de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT, nivel I.