En México se vive una crisis frente a los alcances e implicaciones de lo que se denomina y entiende como “Seguridad Nacional”. De acuerdo con la Estrategia Nacional de Seguridad Pública y el Plan Nacional de Desarrollo de Enrique Peña, es “la condición indispensable para garantizar la integridad y la soberanía nacional, libres de amenazas al Estado, en busca de construir una paz duradera y fructífera”.
En la cuatroté oscilan entre considerar como uno de estos riesgos a “las noticias falsas” (¡Claro! Sólo las que se refieren a la actual administración) y ampliar los poderes de las fuerzas armadas a través de la Nueva Agencia de Aduanas para combatir la evasión fiscal, el tráfico de drogas, el contrabando de combustibles y el mercado ilegal de armas. ¿Y la preservación de la sanidad e inocuidad de los alimentos y el riesgo de introducción de plagas y enfermedades a nuestro país? No, esa parece que no está en sus otros datos.
El 26 de abril de 2012, el Consejo de Seguridad Nacional, reconoció al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) organismo desconcentrado de la Secretaría de Agricultura (SADER, entonces SAGARPA), como una Instancia de Seguridad Nacional, lo que le da atributos para participar en el Gabinete de Seguridad Nacional, en caso de un riesgo de sanidad e inocuidad agroalimentaria que afecte la oferta de alimentos, contingencia provocada por alguna plaga o enfermedad, así como actos de bioterrorismo. Para evitar que haya entre otras cosas, escasez de alimentos sanos, trasmisión de enfermedades a los humanos, o crisis económicas, sobre todo falta de alimentos que derive en un conflicto social.
Hace un par de semanas, oficialmente se emitió la alerta sanitaria sobre la presencia en el continente americano de la Fiebre Porcina Africana (PPA), una enfermedad viral altamente contagiosa y mortal que afecta a los cerdos y que hoy se propaga rápidamente. El principal brote proviene de Asia. Se trata de un virus que hasta el momento no tiene cura debido a su alto grado de mutación. ¡No hay vacuna! Aunque esta enfermedad no es transmisible a los humanos, sí genera una alta tasa de mortalidad en los cerdos, que puede llegar incluso hasta del 100% de las piaras.
El brote se detectó en República Dominicana luego de que en 40 años no se había registrado un caso en esta región del mundo. Se transmite por contacto directo con cerdos infectados o por la alimentación de los mismos con desperdicios de carne o productos contaminados por el virus, así como por medio de elementos contaminados que entran en contacto con los cerdos susceptibles. Al no existir vacuna, los dominicanos anunciaron el sacrificio de más de medio millón de animales, para tratar de contener el avance epidemiológico.
En 2018, el gran consumidor de carne de cerdo que es China, se vio gravemente afectado por esa enfermedad que diezmó sus piaras en exceso, por lo que el gigante asiático se vio obligado a comprar carne porcina en grandes cantidades e incluso suavizó sus reglas de ingreso comercial, lo cual, paradójicamente impulsó la industria cárnica en México, donde los nuevos inversionistas de este sector hicieron de la Península de Yucatán su bastión para desde ahí, exportar por vía marítima, toneladas y toneladas de carne de cerdo. Uno de los más reconocidos empresarios “visionarios” que instaló granjas porcícolas en los cenotes de la península yucateca es Alfonso Romo, el ex jefe de la Oficina de Presidencia.
En México, hay dos importantes zonas productoras de cerdo: el Bajío y la península de Yucatán, donde según cifras oficiales, han proliferado en los últimos años, 257 granjas porcinas, de las cuales, pocas, muy pocas, están registradas debidamente. La mayoría opera irregularmente y se ignora la procedencia de los animales. De la trazabilidad y la verificación sanitaria ya ni hablamos. Situación que alarma por su alto grado de posibilidad de contagiarse ante la ausencia de buenas prácticas sanitarias.
En este ESPACIO RURAL hemos advertido sobre el desmantelamiento del SENASICA cuando en el 2019 fueron despedidos cientos de sus inspectores poniendo en riesgo la seguridad nacional. El menguado número de personal capacitado para vigilar y contener en las fronteras la entrada de animales enfermos o detectar frutas, plantas con plagas que contaminen la producción nacional, también dificulta el rastreo de las movilizaciones en territorio nacional. La Nueva Agencia de Aduanas operada por militares no cuenta con especialistas sanitarios capacitados para enfrentar un virus de semejante envergadura en este momento: son militares no MVZ o epidemiólogos.
Todo indica que la “estrategia” del gobierno federal en materia de verificación sanitaria es dejarles la responsabilidad a las organizaciones de productores. Para ello durante las primeras alertas del brote, SENASICA dividió las acciones: acordó con el sector productivo elevar los niveles de bioseguridad en las unidades de producción de todo el país, a fin de que sean ellos mismos los que vigilen y emitan las alertas en caso de encontrar algún síntoma o sospecha de enfermedad. Algunas organizaciones productoras se declararon en alerta e implementaron medidas preventivas. Algunos diputados solicitaron mayor presupuesto para afrontar estos riesgos sin mayor trascendencia.
En tanto, SENASICA, además de asistir a los encuentros con Estados Unidos y Canadá, se encargaría de la “Bioseguridad Integral”, donde a través de trabajo de inteligencia -es decir, monitoreo de escritorio- llevará a cabo medidas de biocontención, además de un presunto reforzamiento en la inspección de puertos, aeropuertos y fronteras, para lo que cuenta con apenas mil técnicos especializados y 112 binomios caninos, que desde luego no alcanzarán para cubrir la porosidad de la frontera al sur del país. Centroamérica es una de las regiones con mayor velocidad de propagación de PPA y con alto número de denuncias de trasiego ilegal de animales, casi tan alarmante como el de personas. La austeridad de la cuatroté sigue generando estragos tan rápidos y fulminantes como la misma PPA.
Y mientras estados como Jalisco -otro de los grandes productores porcícolas- ya se declaró listo para enfrentar el ingreso de la PPA, en la península yucateca continúan los jaloneos de grupos indígenas mayas y ambientalistas por tratar de expulsar a las granjas de cerdos de los cenotes sagrados, bajo el argumento de una fuerte contaminación a los mantos freáticos de la zona y por ser contraproducente al turismo, que es una de las actividades que más benefician a las entidades de esa zona.
¿Qué va a hacer el SENASICA? ¿Está preparado para mantener el alto prestigio internacional que construyó durante las administraciones anteriores como garante de la sanidad e inocuidad? Hay alertas rojas de que la austeridad también trastocó la eficiencia y eficacia de una institución con reconocimiento internacional. ¿Será que la dieta mexicana con carne de cerdo (y toda la cadena porcícola) está en riesgo y tendremos que limitarnos a la guía culinaria presidencial? ¿Será que el sector porcícola deberá ser capaz de protegerse y salvarse al mismo tiempo?
El Pilón
En Campeche y Yucatán, indígenas mayas mantienen demandas colectivas contra la instalación de granjas porcícolas. La vigencia o revocación de suspensión de una granja de cerdos de la empresa Kekén está en el aíre. Será hasta el 26 de agosto cuando un juez decida al respecto.