La incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa (SEDENA) es la tercera reforma constitucional que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció para la segunda mitad de su gobierno. Una propuesta muy pequeña frente a la crisis de seguridad que enfrenta el país. ¿De que serviría a la sociedad que la Guardia Nacional sea parte de la SEDENA si no es útil o su actuación es insuficiente para resolver el problema de la inseguridad, si la violencia continúa y regiones de México son controladas por el narco?

Andrés Manuel López Obrador convirtió a la Guardia Nacional en una policía nacional. La Guardia Nacional era una figura presente en la Constitución de 1857, preservada en la Constitución de 1917, que tenía el propósito de la organización armada del pueblo en defensa de la Nación ante una amenaza. Una figura anacrónica, pero con capítulos luminosos y sombríos en el Siglo XIX y principios del Siglo XX. Luminosos, como la lucha de las guardias nacionales en defensa de la patria durante la invasión francesa. Sombríos, como el exterminio de indios en el norte del país, en los gobiernos de Benito Juárez, Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz.

Desde 2018, la Constitución y la ley establecen que la Guardia Nacional es una institución de seguridad pública de carácter civil. Su función es la seguridad a cargo de la Federación y colaborar en esta materia con las entidades federativas o municipios.  Tiene como fines salvaguardar la vida, integridad, seguridad, bienes y derechos de las personas, así como, preservar las libertades. Contribuir a la generación y preservación del orden público y la paz social. Así como, salvaguardar los bienes y recursos de la Nación.

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¿La Guardia Nacional cumple con los propósitos para los que fue transformada? Debe aprovecharse la iniciativa del Presidente para, en particular, analizar el funcionamiento de la Guardia Nacional y en general, revisar la estrategia de seguridad. Recuérdese que al inicio de este gobierno se presentó un plan de siete ejes para la recuperación de la seguridad y la construcción de la paz. ¿Qué paso con la justicia transicional? ¿Con eliminar las causas sociales de la inseguridad? ¿Con la renovación moral? ¿Con el combate a la corrupción en las corporaciones policiales? ¿Con el fortalecimiento de las policías estatales? Éstas y otras preguntas merecen respuesta antes de decidir si la Guardia Nacional pasa a ser un cuerpo permanente de las fuerzas armadas.

En el discurso las respuestas pueden ser tajantes, en la realidad, no. Es imposible en estos momentos una respuesta contundente. La Guardia Nacional ha servido para unos aspectos pero ha fracasado en otros. Hay temas que se tienen que corregir; particularmente, la Guardia Nacional debe encabezar la lucha en contra de los carteles del narcotráfico y auxiliar a la justicia en delitos federales.

A estas alturas del sexenio, queda claro que una parte fundamental de la seguridad descansa en las policías estatales y en su fortalecimiento, pero eso ya es otra historia. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?

@onelortiz