¿El Instituto Nacional Electoral (INE) debe desaparecer? La respuesta es puntual. El INE debe fortalecerse y cuidarse.
El INE es una pieza clave en el proceso de transición a la democracia. Es una institución de la ciudadanía, no de los partidos, ni del presidente en turno. Es el organismo público autónomo encargado de organizar las elecciones federales, es decir, la elección de la presidencia de la República, diputados, senadores, consultas populares y revocación de mandato. De igual forma organiza, en coordinación con los organismos electorales de las entidades federativas, las elecciones locales en los estados y la CDMX.
El INE emite la credencial para votar, que por la vía de los hechos se ha convertido en la cedula de identificación personal, fiscaliza y audita los recursos públicos, promueve la cultura cívica y procura la justicia electoral. Las elecciones las organizan los ciudadanos que proceso tras proceso cumplen con un deber cívico, los servidores públicos del INE conforman uno de los equipos más preparados y calificados del país. Su Consejo General es electo por la pluralidad de la Cámara de Diputados.
Como toda institución debe transformarse y así lo ha hecho desde su creación. Su funcionamiento debe optimizarse. No le vendría mal mayor austeridad. No hablo de recortes a machetazos, sino de mejorar procesos y disminuir salarios, particularmente de los consejeros. La ley ampara el monto de sus salarios, pero una disminución racional eliminaría uno de los constantes motivos de críticas del Presidente.
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El problema fuerte del INE está en cómo elegir a los consejeros electorales. Cómo se garantiza que el compromiso de forma y de fondo de los consejeros sea con la democracia y los ciudadanos y no con los partidos que los eligieron. Cada que se renuevan consejeros se inscriben muchos aspirantes. A los finalistas debería considerarse no sólo su trayectoria y experiencia, sino investigar a fondo su situación financiera, personal e intereses. Debe pensarse en formas de involucrar en mayor medida a la sociedad en el proceso de designación como se hace en otras naciones para la designación de servidores públicos de esta importancia.
¿Debe destituirse a Lorenzo Córdova y a Ciro Murayama? No. Más allá de una mayoría parlamentaria que puede decidir proceder en su contra, no hay elementos para su destitución. Para Morena y el movimiento que representa la 4T debe ser una prioridad transformar y fortalecer el INE, no la destitución de dos de sus integrantes. No es viable jurídicamente y en nada beneficia al proyecto, ni a la democracia.
Conozco a Lorenzo Córdova y a Ciro Murayama desde los años universitarios y en los movimientos estudiantiles de la UNAM. Compartimos diversos momentos de nuestras vidas profesionales. Como es natural, coincidimos en algunos aspectos y diferimos en otros. Como cualquier persona tienen aciertos y errores, intereses, filias y fobias. Lo que no puedo regatearles es su compromiso con la democracia y con México. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?


