Hay seres humanos que en su paso por esta vida dejan una huella indeleble.

Alfonsina Berta Navarro Hidalgo es una de ellas. Pionera en ocupar cargos de importancia en el Poder Judicial Federal (PJF), destacó por ser en 1977 la primera mujer en ser designada Juez de Distrito por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y, en 1996, al adherirse al entonces Tribunal Federal Electoral al PJF, fue la primera mujer en formar parte de la Sala Superior de este órgano colegiado.

Originaria del emblemático estado de Jalisco, estudió en la Benemérita Escuela Normal de ese Estado. Gracias a la apertura con la que fue educada, decidió cursar la carrera de Derecho en la Universidad de Guadalajara y al propio tiempo se cultivó en la carrera de Filosofía y Letras en la misma Universidad.

Alfonsina creció en un ambiente en el que familiarmente se abrevaba la cultura de forma totalmente natural. Su padre, el poeta Adalberto Navarro Sánchez, fue un intelectual de gran influencia a nivel local, nacional e internacional. Contribuyó a que se creara la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Guadalajara y fundó la Revista Electoral. Su madre, la poetisa y cuentista María Luisa Hidalgo, junto con su esposo promovían reuniones con intelectuales de la época, como Juan José Arreola, Juan Rulfo o José Luis Martínez.Su abuelo dirigía y administraba las actividades del icónico Teatro Degollado, en el cual, el presidente Díaz Ordaz inauguró un museo con el nombre de su abuelo, Aurelio Hidalgo. Su tío Adalberto Hidalgo realizó una maravillosa obra de recopilación, clasificación y encuadernación de todos los programas de las obras presentadas que revelan la gran historia del Teatro.

La biblioteca de sus padres, enriquecida con pinturas de Mathias Goeritz, Soriano, Sebastián, José Guadalupe Zuno, Pepe Servin, entre otros, siempre maravilló a Alfonsina. Como heredera universal, conservó el aservo que sus padres fueron coleccionando con amoroso cuidado para disfrutar de su lectura. Su proyecto era organizarlos y clasificarlos, para legarlos a las futuras generaciones.Ese ambiente de intelectualidad, en cercana convivencia con tantos personajes del mundo de las leras, formó el bagaje cultural de Alfonsina. Si bien no se inclinó a una carrera literia, le proporcionó un sólido sustento en el desarrollo de su exitosa vida profesional.

Alfonsina siempre evocó el recuerdo de sus padres, no solamente por el amoroso cobijo propiciado, sino, por el gran respeto que tuvieron como progenitores, de las decisiones de sus hijos. Todos estudiaron la carrera que desearon, a nadie se le impuso sendero alguno: el hermano mayor se dedicó al Teatro; el segundo, estudió Historia; el tercero, se convirtió en Arquitecto; y, la cuarta, en Doctora en Ciencias. Alfonsina, siempre impulsada por su espíritu idealista, además de la docencia eligió dedicarse al Derecho, pues ella decía que una forma de ayudar a la gente era motivarlas a disfrutar del conocimiento y como abogada, tenía el anhelo de poner en libertad a los presos injustamente detenidos.

Cuando Alfonsina ingresó a la Universidad de Guadalajara a estudiar la carrera de derecho, el número de mujeres en las aulas se contaba con los dedos de una mano, sin embargo, afirmó las mujeres de su generación nunca fueron hostilizadas o discriminadas, por el contrario, siempre fueron queridas y respetadas. Fue justamente en la Universidad donde uno de sus grandes maestros, el entonces Magistrado Manuel Gutiérrez de Velasco, quien más tarde fuera designado Ministro de la Suprema Corte, fue su impulso e inspiración para que Alfonsina ingresara a la carrera judicial y así fue como peregrinó por distintos tribunales de la república.

Inició su labor jurídica como Secretaria proyectista de diversos Tribunales Colegiados. Sin importar la ubicación geográfica, colaboró en diversos tribunales Colegiados de Circuito: Torreón, Coahuila; Toluca, Estado de México y Guadalajara, Jalisco. Tiempo despúes fue de las primeras mujeres en ocupar el cargo de Secretaria de Estudio y cuenta del Máximo Tribunal del país, en la Ponencia del Ministro Manuel Yáñez Ruiz. Con gran tristeza Alfonsina señalaba que “en ese templo de la justicia existía, en ese entonces, una marcada discriminación hacia las únicas 5 mujeres que ocupaban el cargo de Secretarias de Estudio y cuenta”. Los Ministros rechazaban categóricamente que alguna de ellas fuera nombrada juez de Distrito, por el temor de que al ser mujeres no tuvieran el respeto del foro. Preferían nombrarlas Magistradas, para que en un Tribunal Colegiado estuvieran protegidas por dos Magistrados varones.No obstante, gracias a la capacidad demostrada, varios Ministros la tenían en gran estima. Razón que influyó para que el Ministro Alfonso Abitia Arzapalo lograra su designación como Jueza de Distrito en el Estado de México. Convirtiéndose en la primera mujer en ocupar tal cargo, con el carácter de propietaria. La indicación de los Ministros fue tajante: “Alfonsina,…de su actuación depende la apertura o el cierre de oportunidades para las mujeres”. Alfonsina fue la pionera en esta designación y con su actuación honesta, profesional y brillante abrió el camino para muchas mujeres juzgadores que veníamos detrás.

Como jueza, sin existir la figura que ahora se denomina “Juzgar con Perspectiva de Género”, recordaba con beneplácito el asunto de una mujer, madre de 12 hijos, que los sostenía lavabando ropa. Su esposo estaba preso en la cárcel de Almoloya y le exigía a la mujer que le llevara droga. Con este propósito, la mujer cocinó unos chiles rellenos que llevaban la droga dentro. Pero, los guardias decidieron probar tan exquisito platillo, al encontrar la droga, ella fue consignada precisamente ante la Juez Alfonsina. Una vez que estudió el expediente, resolvió aplicarle una pena de 3 días, correspondientes al grado de tentativa. Alfonsina al notificarle la sentencia, le hizo tomar consciencia del riesgo que implicaba solapar a su marido y exponer a sus 12 hijos a quedarse sin sustento.

Su carrera continuó en ascenso. En 1996, cuando el entonces Tribunal Federal Electoral, por reforma constitucional se adhirió al PJF, Alfonsina ocupó el cargo de Magistrada de la Primera Sala Superior de dicho tribunal, bajo esta nueva conformación. Cargo que ocupó hasta el 2006, en donde entre muchos, muy variados e importantes asuntos le tocó calificar las elecciones presidenciales de 2000 y 2006, dos calificaciones que marcaron un ito en nuestro país.

Fue ampliamente reconocida por su gran labor como juzgadora, entre muchos galardones a los que se hizo acreedora, recibió la Distinción al Mérito Judicial, “Ignacio L. Vallarta”, que le otorgó el Consejo de la Judicatura Federal.Inesperadamente resultó contagiada de covid. En el chat de Magistrados jubilados mandó el mensaje: “compañeros salí positiva en la prueba del coronavirus, mañana me interno en un hospital”, del que desfortunadamente salió sin vida.

Esta narrativa pretende presentar algunos de los pasajes de la vida de Alfonsina Berta Navarro Hidalgo, una gran profesionista, extraordinaria juzgadora, respetada y querida compañera, pero sobre todo de extraordinario ser humano. Que abrió las puertas de la judicatura a las muchas juzgadoras que hemos tenido el privilegio de seguir la carrera judicial. Descanse en Paz.

La autora es ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

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